Category: 02.2 Tradiciones y expresiones orales

Vocabulario de Almendral

Vocabulario

A

  • Abangao: Abombado. Se dice del piso que no está llano.

C

  • Cefrao, á: Rendido, cansado.
  • Cura: Carraleja

CH

  • Chalante: Campante, ufano, satisfecho.

M

  • Madre del agua: Salamandra.

T

  • Teresita: Mantis religiosa.

Z

  • Zapatero: Libélula.

Fuentes:

El arriero y los ladrones

Camino para Mancha caminaba un arriero;

Buen zapato, buena media y buen bolso de dinero,

Jarriaba siete machos, ocho con el delantero;

Nueve se pueden llamar con el de la silla el freno,

Al revolver de una esquina, siete ladrones salieron.

Le preguntan los ladrones: – ¿Dónde va, mozo arriero?

-Camino para la Mancha, con un encargo que llevo.

-Pa la Mancha vamos todos, todos juntitos iremo.

De lo siete que aquí vamos, ninguno lleva dinero.

-Por dinero no lo hagáis, que yo dinero lo llevo;

Que llevo aquí más doblones que estrellitas tiene el cielo.

Los ladrones se miraron y todos se sonrieron,

Y a la venta de Aragón a beber vino se fueron.

El primer vaso de vino fué para el mozo arriero,

Y él no lo quiso beber, porque tenía veneno.

De los siete que allí iban, siete sables descubrieron,

Y el mozo descubrió el suyo, que cortaba hasta el acero.

De los siete mató a cinco, y dos se fueron huyendo.

La cantinera gritaba por si le acude el pueblo.

Ya le acudió la justicia; prendieron al arriero.

L’ escribió una carta al rey contándole su proyecto.

Cada renglón que leía, el rey se iba sonriendo:

-Si, como has matado a cinco, hubieras matado a ciento …

Siete reales tiene el mozo mientras viva en este reino,

Y cinco la cantinera, por el vino que bebieron.

 

Fuente:

  • Gil García, Bonifacio. Romances Populares de Extremadura: recogidos de la tradición oral (1944). Págs. 60-61.
  • Fotografía de la portada: https://www.freepik.es

El caballero don Marcos

Dentro del gran abanico de romances novelescos que existen y que Bonifacio Gil recogió para dejar plasmados en su libro “Romances Populares de Extremadura: recogidos de la tradición oral”, se ha encontrado el de “El caballero Don Marcos” perteneciente a Almendral:

Yo conocí a una mocita. / Su madre la maldició:

Que siete hijos tuviera, / y todos siete varón.

-No me maldiga usté, madre; / no me maldiga, ¡por Dio!

Déme usté caballo y sable, / que a la guerra me voy yo.

 

– Tienes el pelo muy largo / para hacer de hembra varón.

– Yo me l’ ocultaré, madre, / dentro de mi morrión.

– Tienes el pecho muy ancho / para hacer de hembra varón.

– Yo me l’ ocultaré, madre, / dentro de mi corazón.

 

Ha cogido su caballo, /ya la guerra se marchó.

Una tarde, en el paseo, / el gorro se le cayó.

Un infante que allí estaba, / d’ ella fue y s’enamoró,

Y la novia que tenía, / llorando se retiró.

 

(Estribillo)

– Madrecita de mi alma, / que yo me muero de amó;

El caballero don Carlos / es hembra, que no es varón.

 

– Convídalo, hija mía (sic), / a comer un día a la mesa,

Que si él fuese mujer, / en lo más bajo se sienta.

Convidó a tres caballeros / un día a comé a la mesa,

Y el caballero don Carlos / en lo más alto se sienta.

 

(Estribillo)

– Madrecita de mi alma, / que yo me muero de amó;

El caballero don Carlos / es hembra, que no es varón.

 

– Convídalo, hija mía, / un día a comer manzana,

Que si él fuese mujer, / toditas las despreciara.

Convidó a tres caballeros / un día a comer manzana,

Y el caballero don Carlos / los bolsillos se llenaba.

 

(Estribillo)

– Madrecita de mi alma, / que yo me muero de amó;

El caballero don Carlos / es hembra, que no es varón.

 

– Convídalo, hija mía, / a tomar baños un día,

Que si él fuese mujer, / desnudarse no podría.

Convidió a tres caballeros / a tomar baños un día,

Y el caballero don Carlos / desnudarse no quería.

 

Lo ha cogido de la mano / y a palacio lo llevó;

Lo ha llevado y lo ha peinado / y de seda lo vistió.

– Yo no me llamo don Carlos, / ni tampoco soy varón;

Que me llamo Isabelita, / Isabel me llamo yo,

Y soy la mejor señora/ que pasea por Badajó.

 

Fuentes:

  • Gil Muñoz, Carlos. Cancionero Popular de Quintos y Soldados (2002)
  • Gil García, Bonifacio (1944). Romances Populares de Extremadura: recogidos de la tradición oral; Págs. 54-55.
  • Fotografía de la portada: https://www.freepik.es

El tesoro de la Calle Cristo

Cuenta la leyenda que hace varios siglos, en una casa señorial situada en la calle Cristo nº 15, propiedad de Juan Sandoval en aquel entonces, se iba a llevar a cabo una idea premeditada de éste con la ayuda de su alarife.

Sin tardar en decidir el lugar, Juan, con un candil en la mano para iluminar la estancia, ordenó al albañil que comenzara a picar un muro ancho con un pico envuelto por una manta para hacer el mínimo ruido posible.

“Un poco más”. Le indicó el amo.

“Hay mucha piedra. Me extrañaba a mí que un muro tan ancho fuera todo ladrillo”.

Habiendo picado durante un tiempo y tras caer mucho polvo rojizo de barro, se podía apreciar un hueco en aquella pared blanca.

“La meto ya”, indicó el viejo alarife mientras se secaba el sudor con la manga de su camisa.

“Espera”, le contestó.

Juan Sandoval se quedó en silencio y miró con un gesto de tristeza el contenido de la bolsa que había hecho con pellejo de becerro. En ella atesoraba su pequeña fortuna. En otro momento, podrían haber sido muchas más bolsas de piel, pero debido al afán por malgastar el dinero por parte de su mujer y de sus hijos, lo perdió casi todo.

Comenzó a recordar una mañana de verano en la que, durante un mercado semanal celebrado en Almendral, sus hijos salieron a caballo y acompañados de sus criados, destrozando todo lo que por su paso se encontraban, nada más y nada menos que las mejores cerámicas, lienzos y porcelanas que los vendedores ambulantes estaban vendiendo. Este divertimento costó muy caro a Juan ya que los vendedores damnificados conocían la fortuna de la familia Sandoval, por lo que aprovecharon y tasaron lo destrozado por encima del valor real.

También pasó por su imaginación cuando sus hijos cambiaron la linde de una finca, apropiándose del terreno de un vecino. Éste, aprovechándose de la fortuna de esa familia igual que los vendedores ambulantes, también valoró el terreno en cientos de reales más de lo que realmente costaban las tierras.

Tras rememorar todos estos recuerdos que tanto daño le habían causado y debido al cúmulo de motivos que tenía, anudó el pellejo del becerro para guardar una notable cantidad de la hacienda que aún poseía y emparedarla para que así los herederos no pudieran malgastarla.

Solo el criado sabía lo que Juan dejaba allí y ambos se prometieron no revelar lo que acababa de suceder.

“Ha tenido que ser así. Moriremos con este secreto”, dijo Juan.

“Sí, mi Señor. Ya vendrá alguien que sí sepa apreciar el sudor que le ha costado amasar su fortuna”, contestó el alarife.

“Gracias, Miguel. Mañana hemos de vernos. Ahora vete y descansa. Es tarde”.

Cuentan actualmente que Juan, ya mayor, murió con la cabeza “perdida” porque un becerro le dio un golpe en la misma durante un herradero. Y uno de sus hijos pasó sus últimos días en la indigencia y tuvo que ser recogido por uno de sus criados.

Mientras tanto, el tesoro permaneció oculto tras un muro del corral de aquel caserón de Almendral, a la espera de que alguien le dé el valor que tiene y honre la voluntad de su original dueño.

Dicen que hoy en día es tentador acariciar los muros de dicha casa, donde se siente el tintineo de las monedas que aún se encuentran en su interior.

 

Fuentes:

La Virgen de Finibus Terrae

Son muchas las leyendas marianas que se cuentan de generación en generación. En el caso de Almendral, la Virgen que le da vida es la de Finibus Terrae.

La tarde del 18 de junio de 1961, estando cuatro niñas comiendo manzanas en la orilla del arroyo de la localidad llamado Tardamasa, donde habían ido para jugar, sucedió algo inesperado.

Margarita, una de las niñas, contempló algo extraño y ante ello quedó absorta, como si hubiera caído en un estado de trance. Sus amigas, asustadas y preocupadas por ella, cayeron en el mismo estado unos minutos más tarde. Cuando volvieron a su estado normal, corrieron la calle abajo y le contaron a sus familiares y vecinos que habían visto a un ángel.

Pasaron unos días y las niñas lo vieron de nuevo, por lo que no dudaron en manifestar aquel testimonio una vez más. Y es que, desde aquel entonces, el ángel se les había presentado, pero nunca se comunicó con ellas hasta el día 1 de julio cuando les habló para anunciarles que la Virgen María se les aparecería al día siguiente. Y así sucedió, el 2 de julio de 1961 la Virgen se presentó como Nuestra Señora de Finibus Terrae y les habló.

Cada vez que la Virgen llamaba a las niñas, éstas caían en éxtasis y los vecinos que se encontraban presentes quedaban asombrados por la forma en la que las niñas caían al suelo e incluso cuando, en ocasiones, las niñas quedaban suspensas en el aire unos centímetros por encima del suelo y cuando caminaban con la cabeza erguida hacia arriba y subían y bajaban de espaldas por caminos empedrados y cubiertos de barro. Además, en el intento de que volvieran en sí, los vecinos eran incapaces de lograrlo intentando moverlas, pues el peso que adquirían era inexplicable.

Con un caso tan extraño, contaron con médicos e investigadores que sometían a las niñas a diversas pruebas, como alumbrarle los ojos con luces e incluso pincharles con agujas, para poder comprobar que las niñas permanecían impasibles ante cualquier cosa.

Llegaron a pensar que lo mejor era separar a las niñas y por ello se llevaron a Badajoz a Margarita, la mayor de todas, ya que sospechaban que podía estar manipulando a las demás. Lo que nadie se esperaba es que, en la ciudad pacense frente a la Iglesia de Santo Domingo, Margarita cayera en éxtasis a la misma vez que las niñas lo hacían en Almendral. Las separaban 37 kilómetros, pero estaban viviendo la misma experiencia: la llamada de la Virgen.

Estas apariciones se prolongaron hasta el año 1965, cuando la entidad celestial se despidió. Fueron cuatro años llenos de anécdotas, situaciones inexplicables y curaciones milagrosas. Entre ellas, la que ocurrió el 18 de julio de 1962 cuando Margarita anunció que la Virgen iba a hacer un milagro, cayendo en éxtasis y sacando un cuchillo de su falda, con el que se hizo un corte profundo en el brazo. Los más escépticos estaban asombrados cuando vieron que sobre éste apareció una Forma Consagrada que curó la herida completamente, como si aquello no hubiera sucedido. La única prueba de aquella herida fue el charco de sangre que permaneció en el suelo, la cual utilizaron para pintarse con ella una cruz en la frente.

Por otra parte, también se cuenta que un día en la Ermita Nuestra Señora de Finibus Terrae de Almendral, originaria del siglo XIV y en donde se encuentra la imagen de la Virgen que da nombre a la misma por ser patrona de dicha localidad, ésta se apareció allí mientras algunos vecinos estaban lavando en el pozo que se encuentra en mitad de la capilla ya que, al no tener agua corriente en las casas para su consumo, tenían que ir allí.

Fuentes:

 

San Mauro Abad

Una de las fiestas más importantes de Almendral es la celebrada el 15 de enero en homenaje a su patrón, San Mauro Abad. Su origen data en 1501, cuando el obispo Don Alonso Manrique mandó que fuera una fiesta de guardar para todos los almendralenses, debido a la gran devoción que tenía el Santo por parte de mucha gente del pueblo.

Antiguamente, en el siglo XVIII, se realizaba una misa cantada el día 15 de enero, había fuegos artificiales y otros actos de regocijo y júbilo. Todos estos festejos eras pagados por el mayordomo de la Cofradía. Depende de quién fuera cada año, en ocasiones contrataban funciones de comedia y a la Capilla de Música de la Iglesia Colegial de Zafra.

Actualmente, para su conmemoración, desde el día 12 de enero hasta el 14 se realiza un triduo. Pasados esos tres días de celebraciones y rezos en honor al patrón de Almendral, el día 15 de enero se hace un desayuno popular del que disfrutan muchos vecinos y después se realiza una misa en la Iglesia Parroquial Santa María Magdalena.

Además, también se recibe la visita de dos obispos diocesanos para seguir la tradición de venerar las reliquias de San Mauro que se encuentran en el arca bajo dos fechaduras, cuyas llaves están en manos del párroco y el mayordomo de la Hermandad de San Mauro.

Esta tradición se había perdido debido a la guerra con Portugal que comenzó en 1640, por lo que, por motivos de seguridad, estas fueron trasladadas a la Catedral de Badajoz por parte del Obispo benedictino de Badajoz D. Fray José de la Zerda en el año 1643. Allí aún se conservan algunas, aunque tras firmar la paz, la mayoría fueron devueltas a la parroquia donde se encuentra la tumba con los restos del Santo, que descansan allí desde el 29 de abril de 1668, tras la orden que se dio el día 8 del mismo mes para que eso sucediera.

El día de San Mauro de Abad, además de lo anteriormente citado, también se celebra una procesión en la que se saca la imagen del patrón por las calles de Almendral, acompañada del sacerdote que camina detrás de sus pasos con una de las reliquias entre sus manos y, por supuesto, de los vecinos que le tiran caramelos.

Debido a esto último, los más pequeños también participan en esta fiesta y su afán es recoger todos los caramelos posibles tal y como hacen en fechas navideñas durante la cabalgata de los Reyes Magos. Esta tradición, tiene su origen en los años 40/50, cuando durante esta festividad había muchos puestos de caramelos en venta y cuando el Santo pasaba en procesión, se los tiraban. Actualmente, son los propios vecinos quienes los reparten con una simbología para ellos: por cada puñado de caramelos que se lanza, se pide un deseo.

Una vez finalizados los actos religiosos, la Hermandad del Señor de la Urna lleva a cabo la rifa de un cerdo en la puerta del Ayuntamiento. Este acto es una de las tradiciones más antiguas del pueblo, pues se realiza desde 1882.

Para finalizar el día por todo lo alto, el Ayuntamiento organiza una verbena popular en la que además de escuchar y bailar las mejores canciones, también se podrá disfrutar de la degustación de la matanza que también se lleva a cabo.

San Mauro de Abad, Patrón de Almendral. Fotografía del Ayuntamiento de Almendral.

Fuentes:

 

 

 

Semana Santa de Almendral

De todas las fiestas que se celebran en Almendral, la Semana Santa es una de las más especiales y no sólo para los más devotos que frecuentan las misas asiduamente. Cada vez son más personas las que se involucran en su celebración y esto se debe a la gran programación de la misma, la cual desde el año 2004 cuenta con algo novedoso que ningún año atrás se había llevado a cabo. Y es que, el 4 de abril de ese año supuso un antes y un después en la Semana Santa de Almendral. Anteriormente a esa fecha, se celebraban las respectivas misas y procesiones por parte de la Hermandad y la Cofradía del pueblo hasta que un vecino del mismo tuvo una idea que recibió una gran acogida por todos y emprendieron aquel proyecto para llevarlo a la acción. Fue ese 4 de abril de 2004 cuando se hizo realidad, incorporando a la Semana Santa la representación de la Pasión de Cristo.

Son muchas las personas que participan en este espectáculo, tanto adultos como niños. Todos son vecinos del pueblo y gracias a su entrega la representación cada año adquiere más calidad y es que además en Almendral cuentan con escenarios naturales que junto a la caracterización de los actores hace que todo sea mucho más profesional.

Representación de la Pasión de Cristro (Almendral, 2020). Fotografía del Ayuntamiento de Almendral.

Por todo ello, esta representación supone un gran fomento para el turismo local ya que el día de su celebración Almendral recibe a muchas personas de los pueblos colindantes que, junto a los vecinos de la propia localidad, crean un gran ambiente.

En cuanto a la programación, en Almendral el Domingo de Ramos, es la Bendición de Ramos y se hace una procesión y la Santa Misa.

El Miércoles Santo, por su parte, los más devotos acuden a la misa nocturna. A esta le sigue una Procesión por parte de la Cofradía de la Vera-Cruz (fundada en 1507, aunque resurgida en 1982 tras su desaparición) con las imágenes del Señor Orando en el Huerto (siglo XVIII), el Cristo Amarrado a la Columna (siglo XX) y Ntra. Sra. de los Dolores (siglo XVIII)

Procesión del Miércoles Santo: Jesús Orando en el Huerto. Almendral, 2020. Fotografía del Ayuntamiento de Amendral.

El Jueves Santo se celebra la Cena del Señor y seguidamente la Procesión de la Hermandad del Señor de la Urna que sale de la Parroquia de Santa María Magdalena con las imágenes del Señor de la Paciencia (siglo XVIII), Señor con la Cruz a Cuesta (1952) y Ntra. Sra. de la Amargura (1961). Más tarde, a partir de las 00:00 h. sale la Procesión del Silencio a cargo de la Cofradía de la Vera-Cruz con el Santísimo Cristo de las Misericordias y a las 02:00 h es la Hora Santa en la Parroquia de Santa María Magdalena.

Procesión del Jueves Santo: Señor con la Cruz a cuestas. Alemendral, 2020. Fotografía del Ayuntamiento de Almendral.

El mediodía del Viernes Santo es el Via Crucis y la Hermandad del Señor de la Urna sale con ‘las matracas’ a avisar a los oficios. Ya por la tarde, se representa la Pasión del Señor y a continuación sale el Señor de la Urna en la Cruz desde la Parroquia de San Pedro Apóstol hasta la Plazoleta del Calvario, en donde se realiza el Sermón del Descendimiento por parte de la Hermandad del Señor de la Urna. Tras ello, sale la Procesión del Santo Entierro con Ntra. Sra. de la Amargura.

Procesión del Señor de la Urna en la Cruz (Viernes Santo). Almendral, 2020. Fotografía del Ayuntamiento de Almendral.

Procesión del Santo Entierro (Viernes Santo). Almendral, 2020. Fotografía del Ayuntamiento de Almendral.

Cuando son las 00:00 h. sale el paso de Ntra. Sra. de la Soledad de la Cofradía Vera-Cruz desde la Ermita de Nuestra Señora Finibus Terrae.

El Sábado Santo recibe por la noche a los fieles en la Solemne Vigilia Pasual. Seguidamente, se lleva a cabo la Procesión del Resucitado y Ntra. Sra. de la Aurora de la Hermandad de Nazarenos del Señor de la Urna, en donde se realiza en encuentro de Cristo Resucitado con su Madre en la Plaza Chica.

Procesión del Resucitado y Ntra. Señora de la Aurora (Sábado Santo). Almendral, 2020. Fotografía del Ayuntamiento de Almendral.

Para finalizar, el Domingo es la Eucaristía Domingo de Resurreción en la Iglesia de Santa María Magdalena.

Fuentes: