El aguinaldo

Una de las tradiciones profundamente arraigada a la ciudad de Badajoz era la de pedir el aguinaldo. Esta costumbre la desempeñaban principalmente los niños pacenses en la época de Navidad.

El aguinaldo hace relación tanto a los obsequios que se hacían a determinados componentes de las clases bajas y populares, como a los cánticos y villancicos con los que solían pedirse.

Hasta la década de los años 60, al requerir los servicios en estas fechas señaladas de agentes, mozos de estación, barberos, remendones, repartidores de periódicos, etc., estos solían pedir el aguinaldo cuando daban el servicio correspondiente y obsequiaban a las personas con una tarjeta deseándoles felices fiestas, como por ejemplo “El cartero le desea Feliz Navidad”. Iban entregando dichas tarjetas casa por casa y la gente siempre les daba una propina (aguinaldo).

Por otra parte cabe mencionar a los viejos guardias urbanos de tráfico, con su correaje y cascos blancos, situados en los cruces estratégicos de la ciudad, con numerosas cajas, paquetes y otros regalos que los pacenses tenían costumbre de obsequiarles como aguinaldo.

Con respecto al aguinaldo infantil se formaban, y forman, grupos de niños que recorrían los barrios de Badajoz, puerta por puerta. Si tenían suerte de que les abrieran el grupo comenzaba a cantar los villancicos y al final se les daba las gracias, algún que otro polvorón, y se les echaba unas monedas al bote. Tras finalizar la jornada de pedir el aguinaldo los niños se repartían el dinero y se lo gastaban en chucherías, botes de nieve, petardos, etc.

Actualmente la tradición del aguinaldo se mantiene viva en pueblos y ciudades pequeñas, pero con el paso del tiempo se está perdiendo cada vez más.

Fuentes:

  • Montero, P., (1998), Badajoz, crónica de sus fiestas y tradiciones; antología de artículos periodísticos:(1988-1996). Ayuntamiento de Badajoz. Badajoz.