Cultos y ritos a la fertilidad en Extremadura

En Extremadura siempre se ha tenido un gran arraigo sobre los cultos a la fertilidad debido a diversos factores como las epidemias, que afectaron a una gran parte de la población, provocando una tasa alta de mortalidad en décadas anteriores en la comunidad extremeña.
La importancia de nacer y vivir implica la necesidad de alimentarse para la subsistencia humana. Por esta razón todo acto de fertilidad ha sido propiciado a lo largo de la historia junto a ritos de nacimientos tanto de personas, animales o plantas que dieran lugar a la concepción de una nueva vida.
Duendes y espíritus.
El culto a la fertilidad y los espíritus que habitan en los árboles tienen relación en la creencia de los extremeños. En la región se creía que en cada árbol habitaba un número indeterminado de espíritus que potenciaban la fertilidad de los mismos y de los campos. Dichos espíritus se podían presentar a los humanos en diferentes formas. Los duendes están conceptuados como seres beneficiosos para la naturaleza y el campo, pero se convierten en agresivos y peligrosos cuando se les separa de su entorno.
Famosos por distintas razones han sido los duendes de Badajoz, entre otras de sus diversiones, estos diminutos seres se ocupan de atacar con crueldad a los pequeños de la casa. Aprovechando que están dormidos, a los niños, les corta con navajillas de afeitar las narices, las orejas y la “pilila”, además de coserles el culo a dos cabos, mientras que a las niñas les une la parte sexual femenina con el mismo procedimiento.
En marzo de 1901 se dice que en una casa de Badajoz un duende comenzó a hacer ruidos y a destrozar la ropa de los habitantes de la casa número 23 de la plaza de San Vicente. Este suceso saltó a la prensa de la época y convirtió a este inmueble en la llamada “Casa del Miedo”. Según cuenta Hurtado, esta casa encantada fue “tema de las conversaciones de todo el vecindario hasta extremo de que, a título de información, se hayan ocupado de él los periódicos locales”.
Rituales de fuego por la noche de San Juan.
La noche de san juan se ha convertido en una fecha significativa a lo largo de la historia con mitos, ritos, leyendas y costumbres paganas que adquirieron una conmemoración religiosa.
Los orígenes de la celebración actual se remontan a las Sagradas Escrituras, concretamente al pasaje que habla sobre la hoguera que Zacarías encendió para celebrar el nacimiento de su hijo Juan Bautista, después de que el Arcángel se le apareciera en sueños anunciando su paternidad y este no le creyera.
El fuego sanjuanero extremeño se utiliza en toda la comarca con fines fertilizadores. Tal vez la creencia en el poder fertilizante de la hoguera fuera la primera causa de los fuegos solsticiales que se encienden a lo largo y ancho de toda Extremadura. Esta fuerza fecundadora está presente en todos los elementos que conforman la hoguera: humo, tizones y ceniza. Por esta razón los carbones son repartidos en los huertos y la ceniza mezclada con el grano que aparece en la siembra de los campos extremeños, ya que así se logra un temprano florecer.
En Badajoz para la influencia fertilizadora aparte de con los vegetales y los animales, se aplica a los hombres mediante el ritual del salto a la hoguera. Los brincos entre el fuego que realizan las mujeres y los hombres en la noche de San Juan se interpretan como la proporción de fertilidad a los mismos.

Fuentes: