Category: 13.2 Tradiciones y expresiones orales

Dichos de La Codosera

Los dichos y las frases hechas forman parte de la cultura de los pueblos. En La Codosera hay expresiones propias con señas de identidad, se dice que, en La Codosera:

no dejan las cosas para luego: las quedan para andispués

no se pasa frío: se arricen

no se oxidan las cosas: se arrujentan

no se pesca con cebo: pescan con miñocas biñocas

no se ensucian: se llenan de cascarrias

cuando se estropea algo: se changa

no hacen embutidos: hacen chasina

una cosa no está sosa: está desaboría

no pelan los embutidos: les quitan la pellica

cuando le colocan a otro el muerto: se lo endiñan

no dan golpes: pegan estacasos

no comen judías: comen fradiños

no huele mal: jiede

si alguien se cae de bruces: se pega un josicaso

un granuja: es un malté

un calzonazo: un mangajón

no usan bolsos grandes: llevan morrá

no caen heladas: caen pelúas

no hacen aguadillas: pegan samargullos

no ven mucho humo: ven sorreras

cuando una persona es lista: sabe más que los ratones coloraos

si alguien va despeinado: parecen una carqueja

no se van: transmontan

no se despistan: se quedan medio alelaos

no tienen nombre: todos somos tuuu…

los que son jóvenes: tienen una paveeraaa

no hacen siempre la misma tarea: es un rutina

no gritan: pegan unos berríos de la hostia

no salen a emborracharse: se van de chambras

no se reafirman: dicen, tonseee no? prendaaaa

no se desnudan: se quedan peletes

no hacen el amor: socotrean

una persona no es cotilla: es un joío lambusero

no se atragantan: se añugan

cuando algo está cerca: está arriente

las ventanas no están abiertas: están escancanás

no tienen el estómago pesado: están enrataos

una persona desaliñada: es un farragua

a un holgazán: le llaman gandumba

un columpio: es un blansaero

no se caen al suelo: se dan un canastraso

no dan bofetadas: jarrean gallúas

no comen: llenan la coruja

no dan capones: meten un crujía

no están tiritando: está entenguesíos

no se despeinan: se despelujan

no van mal vestidos: van jecho unfarragua

no dan evasivas: dicen ali/ayas

si se arriman mucho: son unos pegajatos

no molestan a otros: changan la narria

Fuentes:

  • Olmo Berrocal, Jose Luís (2012). La Codosera, un pueblo con raíces y costumbres rayanas

Semana Santa; El aleluya

Fotografía de codoseranos tocando el campanillo aleluyero (Imagen sacada del libro La Codosera, un pueblo con raíces y costumbres rayanas de José Luis Olmo Berrocal)

No hay nada que represente más a La Codosera como el Aleluya. Celebrar el Aleluya no es lo mismo que Correr el Aleluya, como veremos a continuación.

La fiesta ha sufrido su deformación, anteriormente, la Celebración del Aleluya tenía lugar la noche del sábado de Gloria-Domingo de Resurrección, en la que los codoseranos acudían a misa con lo que se conoce como el campanillo aleluyero. Este es el verdadero protagonista de la fiesta ya que lo hay de muchos tipos según su tamaño, sonido, procedencia, antigüedad, etc… Tenemos el caio masho (campanillo macho), la manga, la media manga, el miau, el sucaya, el revolero, la piqueta, los companihlos o chocalhos, las esquiloas o sinetas (campanillas)

Eso sí, para respetar la misa de medianoche, el badajo del campanillo debía permanecer inmovilizado con algún paño o papel para que no hiciera nada de ruido hasta que el cura finalizara la misa, a medianoche, y anunciase la resurrección con el Gloria Aleluya. En ese momento, todos los aleluyeros que habían estado fuera de la iglesia, en la plaza, esperando a que finalizara la misa, irrumpían dentro de la iglesia, avanzando por el pasillo central hasta el altar para invadir el presbiterio y hacer sonar estrepitosamente el campanillo. Tras ello, se retiraban a sus casas hasta el día siguiente cuando, a partir de las 6 de la mañana ya estaba autorizado celebrar el aleluya y se podía ir tocando el campanillo por las calles del pueblo. Este era el orden establecido: resurrección, pascua y aleluya.

En los años 50 llegó al pueblo un cura sevillano, José Martín, al que le habían contado cómo era la fiesta, pero solo de forma general. Quedó encantado y decidió, por su cuenta, que los campanilleros entraran y tocaran los cencerros aquel año, por primera vez, dentro de la parroquia durante la celebración de la misa.

Allí estuvieron los mozos puntuales ese año y en cuánto el cura dijo “¡Que abran las puertas de la calle!” el ruido que se armó era ensordecedor, no se cansaban de tocar con toda la artillería que llevaban encima y el cura no era capaz de manejar la situación. Cuando, finalmente, se cansaron y se fueron, José se prometió a si mismo que esa sería la primera y la última vez que entraban en la parroquia, al menos mientras él estuviera de párroco. Así fue, 40 años tuvieron que pasar para que los campanilleros entraran de nuevo en la iglesia.

Lo contrario a esto era Correr el Aleluya, una deformación de la fiesta procedente de la prohibición de la fiesta en la guerra civil. Consistía en que, la noche de ese mismo sábado, los vecinos del pueblo, sin importar la edad, se echaban a la calle para correr al Aleluya, esto hacía que los municipales, cuando eran la autoridad, y, posteriormente, la Guardia Civil, cuando asumió la seguridad ciudadana, también se echara a la calle, pero para capturar a cualquier aleluyero que se atreviera a romper ese orden de celebración y el silencio de la noche. La noche del sábado de Gloria se convertía en el escenario perfecto para jugar a policías y ladrones.

Esta contraparte comenzaba exactamente igual, con la diferencia de que, una vez finalizada la misa, la norma era que esa noche los aleluyeros se la pasaran huyendo, escondidos por el campo y burlándose de la policía. Los que tuvieran menos suerte, la pasarían en el calabozo hasta que dieran las 6 de la mañana y la fiesta quedara autorizada.

Mientras se corría el Aleluya, era costumbre irrumpir dentro de las viviendas habitadas, se buscaban puertas abiertas por las que; entrar corriendo, pasar al corral, de ahí saltar a la siguiente casa, salir por la puerta delantera y vuelta a repetir. Un lugar fijo de paso era la panadería.

Conociendo esto, a veces, los panaderos les tenían preparada alguna sorpresa. Dejaban las puertas abiertas, hecho que hacía que los aleluyeros se colasen nada más verlas. Entraban por el pasillo de la panadería como miuras y justo cuando ya no había forma de retroceder, los panaderos que habían estado ocultos en mitad del pasillo dejaban caer sacos de harina vacíos, aunque bien impregnados, haciendo que los aleluyeros salieran de la panadería completamente blancos, prácticamente irreconocibles.

Los codoseranos, como ya conocían la tradición, trataban de cerrar y asegurar bien las puertas, otros ponían a salvo y escondían cualquier pertenencia porque sabían que el Aleluya pasaba arrasando con todo lo que encontrara a su paso. A los más descuidados, podían desaparecerle un tablero lleno de bollos de pascua, algo tan típico y exquisito hecho por esas fechas.

Como hemos dicho al principio, la fiesta ha cambiado bastante.

Actualmente, el pueblo sigue saliendo todos los años a celebrar el Aleluya, con sus campanillos, y la madrugada del sábado al domingo de resurrección, a las 12 de la noche, los hacen sonar.

También se hace un recorrido por todo el pueblo, pero no se celebra la misa que tenía lugar antes. Aunque se busca recuperar también esta tradición.

Fuentes:

Jornadas Micológicas Transfronterizas de La Codosera

Es un evento que se realiza desde 2006, convirtiéndose por primera vez, en 2019, en unas jornadas transfronterizas. Busca mezclar el sector de la micología con otros como, por ejemplo, el de la cocina. Este año, 2022, será la 18ª edición. Se celebran en octubre/noviembre, dependiendo de las primeras aguas, ya que las setas dependen de ello y suelen durar un fin de semana.

Cartel de las XVIII Jornadas Micológicas Transfronterizas de La Codosera (Imagen sacada de la página de Facebook del Ayuntamiento de La Codosera)

Antes de la pandemia, las jornadas se llevaban a cabo entre Portugal y España. Se comenzaba en Portugal con una recolecta de setas, concursos de fotografía, cocina en vivo, etc. y luego ya se pasaba a celebrar en La Codosera, con salida, de nuevo, al campo para recolecta de setas, diversos talleres, ruta de la tapa, mercado de otoño, animación por parte del grupo “La Besana”, ponencias, conciertos y hasta una ruta por los parajes rayanos.

Durante la pandemia, se optó por un cambio más de proximidad, organizando una ruta para recolectar setas, con la ayuda de la Sociedad Micológica Extremeña, quien se encarga de catalogarlas y exponerlas en la casa de la cultura, llegando a haber una variedad de más de 300 especias.

Las jornadas se celebran de la siguiente manera:

  • Comienzan con una recogida de setas, el viernes, gesto que aprovechan los más fans de las setas para pasar el día en el campo y comer allí en lo que llama día de bota y campo.
  • El sábado suele ser un día más para familias y gente de fuera de la localidad, que desconocen la fiesta y vienen a formar parte de ella.
  • Por último, el domingo, se realiza una entrega de premios: a la seta más grande, la más rara, etc.

A continuación se puede ver el programa de este año para tener una idea del evento en general:

Programa de las XVIII Jornadas Micológicas Transfronterizas de La Codosera (Imagen sacada del sitio web de La Codosera)

Programa de las XVIII Jornadas Micológicas Transfronterizas de La Codosera (Imagen sacada del sitio web de La Codosera)

Durante las Jornadas Micológicas también tiene lugar un mercado artesano, en él los artesanos de la zona tienen la oportunidad de exponer sus productos durante la fiesta. No es algo fijo, ya que se mueve entre otras celebraciones, como puede ser la Feria Raiana.

Este año, se espera recuperar la tradición de comenzar la celebración en Portugal.

Fuentes:

Carnavales; El entierro de la sardina

El entierro de la sardina en La Codosera es algo tan característico del pueblo, que se ha celebrado toda la vida, incluso cuando estaba prohibido y en ningún otro pueblo se hacía. Destaca por su peculiaridad ya que, a pesar de que la norma era celebrarlo un martes, en La Codosera se celebraba el miércoles de ceniza.

Cartel del Carnaval de La Codosera de este año, 2022 (Imagen sacada de la página de La Codosera)

La celebración del entierro de la sardina ha cambiado bastante, antiguamente, este cortejo fúnebre comenzaba por la tarde, sobre las 18:00, encabezado por un sacristán portando una cruz-estandarte, de cuyos brazos cuelgan cuatro sardinas, seguido de un coche funerario improvisado que se encargaba de amenizar toda la escena con música. Después del coche funerario, aparecían dos paisanos vestidos con capas canturreando, en tono gregoriano, responsorios (oraciones en versículos) en una mezcla de idiomas (latín, portugués, español y portuñol). Luis María Uriarte recoge en su libro algunos de ellos:

¡Dominus nobiiiscum! Et cum spiritu tuuuo …

Ahora [sic] pro nobis Jesucristo. El pensaba que morría y no aprobaba iiisto.

Ahora pro nobis Cristo ‘a lisao a moslao amigo simaaao!

Tras todo lo anterior, cuatro jóvenes seguían a la comitiva portando un féretro que, en lugar de una sardina, llevaba un muñeco con forma de hombre adulto, a tamaño natural, con la tez negra y completamente vestido y con todos sus complementos; corbata, calcetines y zapatos. Había un pero, el muñeco tenía la bragueta del pantalón abierta y de ella emergía un pene tallado en corcho que contaba, en su base, con dos patatas por testículos. Pero que nadie se asuste, se encontraba bien tapado por un paño negro durante todo el recorrido, solo salía a saludar cuando se concentraba un gran número de chicas jóvenes, arrancando gritos y carcajadas de las dolientes (también conocidas como plañideras, que eran mujeres a las que se les pagaba para ir a llorar a los entierros) y de los vecinos del pueblo.

Siguiendo al féretro, iba una monaguilla con un bote de pintura lleno de agua bendita que se encargaba de bendecir a los mirones y a las dolientes, vestidas con elegantes trajes negros de luto y peinetas bien altas, acompañadas de algunas de las comparsas y vecinos del pueblo, disfrazados de forma independiente.

A lo largo de todo el cortejo se iban diciendo varios responsorios. A continuación, vamos a destacar algunos de los que tenían lugar antes de la quema del muñeco.

Haciendo un juego de palabras, uno de los curas recitaba en la plaza:

Las muchachas de este pueblo, miran mucho al espeeejo, y dicen unas

pa’ otras, qué largo tiene los pe…

Pensé que estabas durmiendo en cama de dos colchooones y estabas

con las dos manos cogiéndome los co…

Cógeme ese gato negro y dáselo a esa mujeee’, que viene la probrecilla

cansadita de jo…

José se llama el marido y Josefa la mujeeer, y un hijo que tenían José se

llama tambieeén.

Una vieja mu’ revieja de 1a Quinta ‘el 58, con una tijera vieja se estaba

pelando el pe…

Pensé que estabas durmiendo… [se repite].

Amen. Requiequem [sic] in pacis. Amen. Por to’ seculá seculorum.

Amen.

Tras ello, se hacían chascarrillos mientras se iba levantando el muñeco y se preparaba para su quema.

Mientras tenía lugar la quema, las dolientes se despedían entre gritos y lloros del amor de su vida, el cual, con su quema, daba finalización al cortejo permitiendo que los vecinos del pueblo comieran abundantes sardinas y bebieran sangría para ahogar las penas.

La fiesta ha evolucionado, se sigue celebrando a día de hoy, pero con algunas modificaciones debido, mayormente, a la falta de gente en la localidad. La celebración dura desde el viernes hasta el martes, que es cuando tiene lugar el entierro de la sardina.

  • El viernes se celebra el concurso de murgas
  • El sábado y el domingo se celebra el carnaval, como siempre
  • El lunes tiene lugar un carnaval infantil
  • El martes se celebra el entierro de la sardina

Actualmente, la sardina es diseñada a principio del carnaval por mayores y pequeños, cambiando cada año el diseño y los materiales de la misma. Este año, 2022, ha sido hecha con telas recicladas, buscando la sostenibilidad.

Fotografía de la sardina de este año, en el carnaval de La Codosera (Imagen sacada de la página de Facebook del Ayuntamiento de La Codosera)

Al final del carnaval se hace todo el cortejo, con su posterior entierro y quema de la sardina, manteniéndose, también, la celebración final con sardinas y sangría.

Fuentes:

  • Uriarte López, Luis María (1994). La Codosera; Cultura de fronteras y fronteras culturales
  • El sitio web del Ayuntamiento de La Codosera: https://lacodosera.es/plantilla.php?enlace=fiestas_y_tradiciones
  • La reunión con el alcalde de La Codosera, Joaquín Tejero Barroso y con el concejal de cultura, Juan Ángel Martínez Vaz