La hormiga y el garbanzo

Érase una vez, una hormiga que se encontró un garbanzo y lo

iba a llevar a su hormiguero. Pero, cuando iba subiendo un

árbol, se le cayó el garbanzo por un agujero y no lo pudo

coger. Así que fue al hortelano y le dijo:

–Hortelano,

corte su arbolito,

para que yo pueda

sacar mi garbancito.

Y el hortelano le dijo que no. Entonces la hormiga fue al alguacil y le dijo:

–Alguacil, prenda al hortelano,

que no quiere

arrancar su arbolito,

para que yo pueda

sacar mi garbancito.

Y el alguacil le dijo que no. Luego, la hormiga fue al alcalde y le dijo:

–Alcalde, prenda al alguacil, que el carcelero no quiere prender

al hortelano,

que no quiere

arrancar su arbolito,

para que yo pueda

coger mi garbancito.

Y el alcalde le dijo que no. Después, la hormiga fue al rey y le dijo:

–Rey, riñe al alcalde, que el acalde no quiere prender al alguacil,

que el alguacil no quiere prender al hortelano,

que no quiere

arrancar su arbolito,

para que yo pueda

coger mi garbancito.

Y el rey le dijo que no. Fue entonces la hormiga a la reina y le dijo:

–Reina, riñe al rey, que el rey no quiere reñir al alcalde, el acalde

no quiere prender al alguacil, el alguacil no quiere prender al

hortelano,

y el hortelano no quiere

arrancar su arbolito,

para que yo pueda

sacar mi garbancito.

Y la reina le dijo que no. Fue entonces la hormiga al ratón y le dijo:

–Ratón, roe el cordón a la reina, que la reina no quiere reñir al

rey, el rey no quiere reñir al alcalde, el acalde no quiere prender al

alguacil, el alguacil no quiere prender al hortelano,

y el hortelano no quiere

arrancar su arbolito,

para que yo pueda

coger mi garbancito.

Y el ratón le dijo que no. Fue después la hormiga al gato y le dijo:

–Gato, cómete al ratón, que el ratón no quiere roer el cordón a

la reina, la reina no quiere reñir al rey, el rey no quiere reñir al

alcalde, el alcalde no quiere prender al alguacil, el alguacil no quiere

prender al hortelano,

y el hortelano no quiere

arrancar su arbolito,

para que yo pueda

coger mi garbancito.

Y el gato le dijo que no. La hormiga fue a casa del perro y le dijo:

–Perro, muerde al gato, que el gato no quiere comerse al ratón,

el ratón no quiere roer el cordón a la reina, la reina no quiere reñir

al rey, el rey no quiere reñir al alcalde, el alcalde no quiere prender

al alguacil, el alguacil no quiere prender al hortelano,

y el hortelano no quiere

arrancar su arbolito,

para que yo pueda

coger mi garbancito.

Y el perro le dijo que no. La hormiga fue al palo y le dijo:

–Palo, pega al perro, que el perro no quiere morder al gato, el

gato no quiere comerse al ratón, el ratón no quiere roer el cordón

a la reina, la reina no quiere reñir al rey, el rey no quiere reñir al

alcalde, el alcalde no quiere prender al alguacil, el alguacil no quiere

prender al hortelano,

y el hortelano no quiere

arrancar su arbolito,

para que yo pueda

coger mi garbancito.

Y el palo le dijo que no. Fue la hormiga a la candela y le dijo:

–Candela, quema al palo, que el palo no quiere pegar al perro,

el perro no quiere morder al gato, el gato no quiere comerse al

ratón, el ratón no quiere roer el cordón a la reina, la reina no quiere

reñir al rey, el rey no quiere reñir al alcalde, el alcalde no quiere

prender al alguacil, el alguacil no quiere prender al hortelano,

y el hortelano no quiere

arrancar su arbolito,

para que yo pueda

coger mi garbancito.

Y la candela le dijo que no. Fue la hormiga a una charca y le dijo:

–Agua, apaga la candela, que la candela no quiere quemar el

palo, el palo no quiere pegar al perro, el perro no quiere morder al

gato, el gato no quiere comerse al ratón, el ratón no quiere roer el

cordón a la reina, la reina no quiere reñir al rey, el rey no quiere

reñir al alcalde, el alcalde no quiere prender al alguacil, el alguacil

no quiere prender al hortelano,

y el hortelano no quiere

arrancar su arbolito,

para que yo pueda

coger mi garbancito.

Y el agua le dijo que no. Entonces fue al buey y le dijo:

–Buey, bébete el agua, que el agua no quiere apagar la candela,

la candela no quiere quemar el palo, el palo no quiere pegar al

perro, el perro no quiere morder al gato, el gato no quiere comerse

al ratón, el ratón no quiere roer el cordón a la reina, la reina no

quiere reñir al rey, el rey no quiere reñir al alcalde, el alcalde no

quiere prender al alguacil, el alguacil no quiere prender al

hortelano,

y el hortelano no quiere

arrancar su arbolito,

para que yo pueda

coger mi garbancito.

Y el buey le dijo que no. Fue la hormiga al carnicero y le dijo:

–Carnicero, mata al buey, que el buey no quiere beberse el agua,

que el agua no quiere apagar la candela, la candela no quiere quemar

el palo, el palo no quiere pegar al perro, el perro no quiere morder

al gato, el gato no quiere comerse al ratón, el ratón no quiere roer

el cordón a la reina, la reina no quiere reñir al rey, el rey no quiere

reñir al alcalde, el alcalde no quiere prender al alguacil, el alguacil

no quiere prender al hortelano,

y el hortelano no quiere

arrancar su arbolito,

para que yo pueda

coger mi garbancito.

Y le dijo el carnicero:

–¿Qué no? Pues ahora mismo voy para allá y mato al buey.

La hormiga fue al buey y se lo dijo; y este contestó:

–¿Que el carnicero me quiere matar a mí? Pues yo me bebo el agua.

Cuando oyó esto el agua, contestó:

–¿Qué el buey me quiere beber a mí? Pues yo apago la candela.

La hormiga fue a la candela y esta le dijo:

–¿Que el agua me quiere apagar a mí? Pues yo quemo al palo.

Dijo el palo:

–¿Que la candela me quiere quemar? Pues yo pego al perro.

Dijo el perro:

–¿Que el palo me quiere pegar a mí? Pues yo muerdo al gato.

Dijo el gato:

–¿Que el perro me quiere morder a mí? Pues me como al ratón.

Dijo el ratón:

–¿Que el gato me quiere comer a mí? Pues yo voy a roer el

cordón a la reina.

Dijo la reina:

–¿Que el ratón me quiere roer el cordón? Pues yo riño al rey.

Dijo el rey:

–¿Que la reina me quiere reñir? Pues riño al alcalde.

Dijo el alcalde:

–¿Que el rey me quiere reñir? Pues yo prendo al alguacil.

Dijo el alguacil:

–¿Que el alcalde me quiere prender? Pues yo prendo al hortelano.

Dijo el hortelano:

–¿Que el alguacil me quiere prender? Pues yo corto mi arbolito.

 

Y así, el hortelano

arrancó su arbolito,

y la hormiga pudo

coger su garbancito.

Y colorín, colorado,

este cuento se ha acabado.

Fuentes: