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Los guarritos

El juego de los guarritos era uno de los más populares en la comarca de los Llanos de Olivenza. En especial, se practicaba mucho tanto en Barcarrota como en Olivenza. En este último es el más popular.

La expresión utilizada para referirse a un hoyo en el terreno de juego es la de “gua”, de ahí a que los juegos en los que éste se haga, la llevan en su nombre. Ejemplo de ello serían “los guarritos” y “chinche y gua”.

  • Organización: entre cinco y siete jugadores
  • Material: pelota de tenis (o alguna del mismo tamaño)
  • Desarrollo: con el orden establecido de los jugadores, estos hacen su gua (hoyo en la tierra) pegado a la pared y han de colocarse aproximadamente a unos tres metros de los mismos. Empieza a tirar la pelota el primer jugador, habiendo dos posibles opciones: meter o no meter la pelota en el “gua”. En el caso de no conseguirlo, le tocaría el turno al siguiente y así sucesivamente.  Sin embargo, si éste logra que caiga dentro de algún “gua”, todos los participantes se alejan excepto el jugador al que pertenece dicho agujero, que tiene que correr hacia la pelota para darle con ella a alguno de sus compañeros. Si lo hace, se le pone una piedrecita al jugador en cuestión. Sin embargo, en caso de no darle, la piedrecita sería para el que tiró la pelota.

El participante que obtiene tres piedras en su “gua”, tiene que tirar la pelota contra la pared y desde donde ésta cae, el resto de participantes tiene que tirarle tres pelotazos antes de continuar el juego.

 

Fuente:

Así es Cheles

El pueblo de Cheles cuenta con una canción que habla sobre él. Ésta fue escrita por un vecino de la localidad llamado Jacinto Gil Sierra y compuesta por su amigo y también músico Alberto Lebrato Ramiro. Este último fue quien tuvo la iniciativa, ya que en la década de los 60, durante su juventud, vivió en Olivenza y acudió en numerosas ocasiones al casino de Cheles para actuar.

Fue el 15 de agosto de 2016 cuando se cantó por primera vez en el campo de fútbol de la localidad pacense durante la fiesta “Vente a la era”, concretamente en el momento de la recreación de las tradicionales tareas agrícolas. Fue interpretada por el coro “La Ilusión”, perteneciente a la asociación de mujeres y cuya dirección estaba a cargo de Juan Miguel Méndez Peña, músico de Alconchel.

Coro «La Ilusión» interpretando la canción «Así es Cheles». Fotografía del Diario HOY de Extremadura.

Desde entonces, todos los vecinos presumen de tener una canción propia.

La letra está compuesta por un estribillo y seis estrofas. La primera de ellas es una declaración de amor hacia el pueblo y en las que le siguen se hace un recorrido por el pueblo describiendo sus rincones más emblemáticos. Por su parte, el estribillo hace alusión a la alegría que se siente al volver a Cheles cuando no vive allí.

Por su parte, la música que Alberto Lebrato compuso para esta canción es un pasodoble, con un compás rítmico para hacer de ella una canción alegre y todo el mundo pueda recordar.

La letra de la canción dice así:

Así es mi Cheles, pueblo querido

tesoro que late en mi corazón.

Junto a la Raya fuego encendido,

orgullo vivo del mismo Sol.

 

Sal de la plaza, calle del Conde

sube a la torre llena de historia

y bajo el arco, en fresca sombra,

contempla el Cristo de nuestra fe.

 

Estribillo:

Cheles, pueblo escondido,

de Extremadura lo más profundo,

llegan los aires de Portugal.

¡Cheles! gritan tus hijos

que por el mundo se han repartido

cuando regresan a tu solar.

 

Desde Cruz Blanca hasta el Pilar

tus calles bullen con la alegría

que ocio y quehaceres de cada día

nos sacan fuera de nuestro hogar.

 

Prados, senaras, bosques de encinas,

Fontana, Cuevas, Matodecampo,

olivos, huertas, vacas y guarros

llenan la olla en las cocinas.

 

Estribillo

 

El río Guadiana marca tu linde,

sus aguas bravas movían molinos,

más el embalse al ensancharlo

cría los peces de tus festines.

 

Y por las noches llenas de estrellas

sosiego, charlas, la fiesta en paz

la Vía Láctea indica el camino

hacia las luces de Monsaraz.

 

Estribillo

Partitura de «Así es Cheles», de Jacinto Gil Sierra y Alberto Lozano.

 

Fuentes:

El barquero del colmillo

En el pueblo de Cheles se cuenta la leyenda de que, durante años, hubo una figura a la que llamaban “El Barquero del Colmillo”. Según dicen, éste era un vampiro de nacionalidad portuguesa, vestía una capucha holgada de color marrón que impedía ver su rostro y una capa de color negro puesta sobre su espalda.

El nombre con el que lo bautizaron se debe a que siempre iba montado en una barca rectangular de color negro y que, a pesar de que no se le veía el rostro, sí dejaba asomar por debajo de la capucha un descomunal diente que le salía de la boca, de apariencia como el de un jabalí.

El barquero portugués se ocultaba entre los matorrales que existen en medio del cauce del río Guadiana y el recorrido lo hacía de pie con un palo largo que le servía para mover la barca con más fuerza y rapidez, además de servirle de punto de apoyo.

De generación en generación, esta figura ha sido utilizada para amedrantar a los niños, evitando así que se acercasen a la orilla del Guadiana. Esto se debe a que durante muchos años han sido muchas las personas que han aparecido sin vida en el río. Esto se ha podido confirmar gracias a la consulta que el investigador extremeño, Fermín Mayorga, realizó en el libro de defunciones de la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción.

La casualidad de que todas las muertes fuesen de la misma forma y durante años sucesivamente, llevó a confirmar que el Barquero del Colmillo era el único responsable de dicho destino ya que le caracterizaba su rapidez para alcanzar a las víctimas, a las que les clavaba su largo colmillo, extrayéndole la sangre para alimentarse con ella, dejándolos desangrados y tirados en el cauce del río Guadiana aparentando ser una muerte accidental a causa de ahogamiento.

Además, según se cuenta en la población, éste tenía predilección por los niños ya que la sangre de los mismos está totalmente limpia, ya que la de los adultos es más probable que esté contaminada de alcohol u otras drogas.

Esta leyenda recobró más fuerza cuando Ramón Pitera González, un adolescente de 14 años y nacido en Cheles, fue hallado flotando en el Guadiana. En el libro de defunciones se deja constancia del registro de su muerte y dice así:

“D. Fernando Rodríguez Madora, Médico titular de esta villa de Cheles y Cristóbal Falcato, sangrador Flebetomítico, dictaminan que la muerte fue producida a consecuencia de asfixia por estrangulamiento ignorándose el día y hora que pudiera tener efecto. Se le dio sepultura eclesiástica al citado cadáver según las preces que obliga el ritual romano. Cheles 22 de junio de 1891. Firmado Joaquín Manzano”.

A día de hoy, se cuenta que por el embalse de Alqueva se ve navegando a este sacasangres en las noches de luna llena, esperando a su próxima víctima.

 

Fuentes:

La Virgen del Soterraño

En Barcarrota se cuenta que a las afueras del pueblo la Virgen se le apareció a un pastor que se encontraba en unos riscos junto a una fuente.

El pastor vio un destello de luz junto a un zarzal y al fijarse bien, se dio cuenta que era la imagen de la Virgen de Soterraño. Al principio creyó que era una muñeca, por lo que la cogió con sus propias manos y se la guardó en el bolsillo para dársela a su hija. Esto no fue posible ya que cuando llegó a su casa, la Virgen había desaparecido y el pastor creyó que la había perdido de camino.

Pasaron unos días y justo en el mismo lugar, el pastor volvió a ver la imagen de la Virgen. Volvió a cogerla y la guardó en su zurrón, cerrando éste para que no se le perdiera de nuevo. Sorprendentemente, la Virgen volvió a desaparecer una vez que el hombre llegó a casa.

Como ya había sucedido dos veces, el pastor no perdió la esperanza y volvió a los riscos esperanzado de volver a encontrarla allí. Una vez pasado el tiempo, mientras estaba remendando una albarca escuchó una voz que decía:

– ¿Qué haces?

El pastor miró y se dio cuenta que esa muñeca tan bonita le estaba hablando.

– Cosiendo una albarca rota ¿Quién eres?

– La Madre de Dios. Y quiero que en este lugar se levante una capilla en mi honor. Y que en recuerdo de este día el pueblo se llame Villanueva de Albarcarrota.

 El pastor incrédulo con lo que estaba sucediendo, contó lo sucedido. A partir de ese momento el pueblo empezó a llamarse Villanueva de Albarcarrota y las gentes del mismo construyeron una capilla y, posteriormente, la iglesia.

Esta leyenda es la más popular y representativa de las leyendas barcarroteñas porque además de ser una leyenda mariana, explica el cambio toponímico de la localidad pasando de ser Villanueva del Víctor a Villanueva de Albarcarrota, que con el paso del tiempo acaba derivando en Barcarrota tal y como se conoce.

Además, también se mezcla con las leyendas naturalistas, en concreto con el viejo culto a las aguas, fuentes, manantiales, ríos y baños.

 

Fuentes:

La hormiga y el garbanzo

Érase una vez, una hormiga que se encontró un garbanzo y lo

iba a llevar a su hormiguero. Pero, cuando iba subiendo un

árbol, se le cayó el garbanzo por un agujero y no lo pudo

coger. Así que fue al hortelano y le dijo:

–Hortelano,

corte su arbolito,

para que yo pueda

sacar mi garbancito.

Y el hortelano le dijo que no. Entonces la hormiga fue al alguacil y le dijo:

–Alguacil, prenda al hortelano,

que no quiere

arrancar su arbolito,

para que yo pueda

sacar mi garbancito.

Y el alguacil le dijo que no. Luego, la hormiga fue al alcalde y le dijo:

–Alcalde, prenda al alguacil, que el carcelero no quiere prender

al hortelano,

que no quiere

arrancar su arbolito,

para que yo pueda

coger mi garbancito.

Y el alcalde le dijo que no. Después, la hormiga fue al rey y le dijo:

–Rey, riñe al alcalde, que el acalde no quiere prender al alguacil,

que el alguacil no quiere prender al hortelano,

que no quiere

arrancar su arbolito,

para que yo pueda

coger mi garbancito.

Y el rey le dijo que no. Fue entonces la hormiga a la reina y le dijo:

–Reina, riñe al rey, que el rey no quiere reñir al alcalde, el acalde

no quiere prender al alguacil, el alguacil no quiere prender al

hortelano,

y el hortelano no quiere

arrancar su arbolito,

para que yo pueda

sacar mi garbancito.

Y la reina le dijo que no. Fue entonces la hormiga al ratón y le dijo:

–Ratón, roe el cordón a la reina, que la reina no quiere reñir al

rey, el rey no quiere reñir al alcalde, el acalde no quiere prender al

alguacil, el alguacil no quiere prender al hortelano,

y el hortelano no quiere

arrancar su arbolito,

para que yo pueda

coger mi garbancito.

Y el ratón le dijo que no. Fue después la hormiga al gato y le dijo:

–Gato, cómete al ratón, que el ratón no quiere roer el cordón a

la reina, la reina no quiere reñir al rey, el rey no quiere reñir al

alcalde, el alcalde no quiere prender al alguacil, el alguacil no quiere

prender al hortelano,

y el hortelano no quiere

arrancar su arbolito,

para que yo pueda

coger mi garbancito.

Y el gato le dijo que no. La hormiga fue a casa del perro y le dijo:

–Perro, muerde al gato, que el gato no quiere comerse al ratón,

el ratón no quiere roer el cordón a la reina, la reina no quiere reñir

al rey, el rey no quiere reñir al alcalde, el alcalde no quiere prender

al alguacil, el alguacil no quiere prender al hortelano,

y el hortelano no quiere

arrancar su arbolito,

para que yo pueda

coger mi garbancito.

Y el perro le dijo que no. La hormiga fue al palo y le dijo:

–Palo, pega al perro, que el perro no quiere morder al gato, el

gato no quiere comerse al ratón, el ratón no quiere roer el cordón

a la reina, la reina no quiere reñir al rey, el rey no quiere reñir al

alcalde, el alcalde no quiere prender al alguacil, el alguacil no quiere

prender al hortelano,

y el hortelano no quiere

arrancar su arbolito,

para que yo pueda

coger mi garbancito.

Y el palo le dijo que no. Fue la hormiga a la candela y le dijo:

–Candela, quema al palo, que el palo no quiere pegar al perro,

el perro no quiere morder al gato, el gato no quiere comerse al

ratón, el ratón no quiere roer el cordón a la reina, la reina no quiere

reñir al rey, el rey no quiere reñir al alcalde, el alcalde no quiere

prender al alguacil, el alguacil no quiere prender al hortelano,

y el hortelano no quiere

arrancar su arbolito,

para que yo pueda

coger mi garbancito.

Y la candela le dijo que no. Fue la hormiga a una charca y le dijo:

–Agua, apaga la candela, que la candela no quiere quemar el

palo, el palo no quiere pegar al perro, el perro no quiere morder al

gato, el gato no quiere comerse al ratón, el ratón no quiere roer el

cordón a la reina, la reina no quiere reñir al rey, el rey no quiere

reñir al alcalde, el alcalde no quiere prender al alguacil, el alguacil

no quiere prender al hortelano,

y el hortelano no quiere

arrancar su arbolito,

para que yo pueda

coger mi garbancito.

Y el agua le dijo que no. Entonces fue al buey y le dijo:

–Buey, bébete el agua, que el agua no quiere apagar la candela,

la candela no quiere quemar el palo, el palo no quiere pegar al

perro, el perro no quiere morder al gato, el gato no quiere comerse

al ratón, el ratón no quiere roer el cordón a la reina, la reina no

quiere reñir al rey, el rey no quiere reñir al alcalde, el alcalde no

quiere prender al alguacil, el alguacil no quiere prender al

hortelano,

y el hortelano no quiere

arrancar su arbolito,

para que yo pueda

coger mi garbancito.

Y el buey le dijo que no. Fue la hormiga al carnicero y le dijo:

–Carnicero, mata al buey, que el buey no quiere beberse el agua,

que el agua no quiere apagar la candela, la candela no quiere quemar

el palo, el palo no quiere pegar al perro, el perro no quiere morder

al gato, el gato no quiere comerse al ratón, el ratón no quiere roer

el cordón a la reina, la reina no quiere reñir al rey, el rey no quiere

reñir al alcalde, el alcalde no quiere prender al alguacil, el alguacil

no quiere prender al hortelano,

y el hortelano no quiere

arrancar su arbolito,

para que yo pueda

coger mi garbancito.

Y le dijo el carnicero:

–¿Qué no? Pues ahora mismo voy para allá y mato al buey.

La hormiga fue al buey y se lo dijo; y este contestó:

–¿Que el carnicero me quiere matar a mí? Pues yo me bebo el agua.

Cuando oyó esto el agua, contestó:

–¿Qué el buey me quiere beber a mí? Pues yo apago la candela.

La hormiga fue a la candela y esta le dijo:

–¿Que el agua me quiere apagar a mí? Pues yo quemo al palo.

Dijo el palo:

–¿Que la candela me quiere quemar? Pues yo pego al perro.

Dijo el perro:

–¿Que el palo me quiere pegar a mí? Pues yo muerdo al gato.

Dijo el gato:

–¿Que el perro me quiere morder a mí? Pues me como al ratón.

Dijo el ratón:

–¿Que el gato me quiere comer a mí? Pues yo voy a roer el

cordón a la reina.

Dijo la reina:

–¿Que el ratón me quiere roer el cordón? Pues yo riño al rey.

Dijo el rey:

–¿Que la reina me quiere reñir? Pues riño al alcalde.

Dijo el alcalde:

–¿Que el rey me quiere reñir? Pues yo prendo al alguacil.

Dijo el alguacil:

–¿Que el alcalde me quiere prender? Pues yo prendo al hortelano.

Dijo el hortelano:

–¿Que el alguacil me quiere prender? Pues yo corto mi arbolito.

 

Y así, el hortelano

arrancó su arbolito,

y la hormiga pudo

coger su garbancito.

Y colorín, colorado,

este cuento se ha acabado.

Fuentes:

La Buena Mujer y el Sermón de Pregones

La Semana Santa de Barcarrota, al igual que la celebrada en cualquier lugar cuarenta días después del carnaval, se trata de una tradición y vivencia tanto popular como religiosa.

Según algunos documentos manuscritos, custodiados por la Diputación de Cáceres, en Extremadura se tuvo noticia de la aparición de cofradías en el año 1791. En el caso de Barcarrota, pueden presumir que tenían la de Santa Bárbara Virgen y Mártir, compuesta por 110 hermanos, y la de Nuestra Señora de la Concepción, que contaba con 150. Pero, con el paso del tiempo, ambas desaparecieron y dejaron paso a la Cofradía de la Vera Cruz, Nuestro Padre Jesús Nazareno y Virgen de los Dolores que en el año 1831 vio la luz. Actualmente, ésta es conocida como la Cofradía de la Santa Vera Cruz, Hermandad de Nuestro Padre Jesús de Nazareno y Virgen de los Dolores.

 Gracias a las congregaciones devotas que existen en cualquier lugar, puede celebrarse la pascua, mayor celebración del calendario litúrgico.

En el caso de Barcarrota, los más fieles disfrutan de cada misa y procesión celebrada. De toda la programación de la Semana Santa en Barcarrota hay que destacar, entre otras, La Buena Mujer y el Sermón de Pregones.

La Buena Mujer, que tiene lugar cada madrugada del Jueves Santo al Viernes Santo, a las 7 de la mañana. Además, este acto va acompañado del Sermón de Pregones.

De este sermón, aunque no se tienen muchos datos, sí se sabe que en el año 1791 ya se realizaba porque en las anotaciones de las cofradías de aquella época, hacían alusión sobre este acto, pero no le ponían nombre. Sin embargo, en el año 1831, ya con la nueva y actual cofradía, sí la llamaban en su Libro de Actas tal cual se conoce ahora a este ritual.

A pesar de ser una tradición, en el año 1874 dejó de realizarse, pero en el año 2001 se retomó gracias a la iniciativa de Agustín Blanco Guerrero, miembro de la Cofradía de la Vera Cruz y encargado del Sermón de Pregones.

Mientras que en sus inicios se festejaba en la Iglesia de Santiago, actualmente y desde hace ya muchos años, se viene realizando en la Plaza de España de la localidad.

En definitiva, el Sermón de Pregones se basa en el pregón que dio Pilatos condenando a Jesucristo, contando con la respuesta del Ángel que pone de manifiesto y niega la injusta condena.

Una vez que el Ángel pronuncia sus palabras, da comienzo la Buena Mujer. Se trata de la narración y escenificación de los hechos acaecidos durante el camino que recorrió Jesús hasta llegar al Calvario y encontrarse con la Virgen María. Este recorrido es conocido como la calle de la Amargura.

Dicho camino es procesionado por cinco pasos: el Nazareno con la cruz a cuestas, las imágenes de San Juan, María Magdalena y Verónica (discípulos de Jesucristo) y la de la Virgen de los Dolores.

Mientras que el Nazareno siempre ha salido de la Iglesia de Santiago, recorriendo el camino más largo, la Virgen de los Dolores, acompañada por su Hermandad conformada por mujeres, sale de la Parroquia de la Virgen de Soterraño y, por su parte, los discípulos de Jesús comienzan su recorrido desde la Ermita de la Soledad, acompañados por los más jóvenes de la localidad.

Todos los pasos acaban en la plaza de España, en donde los espera la Buena Mujer desde el balcón principal del Ayuntamiento de la localidad. Ésta, que representa a la Verónica, canta varias coplas de origen mozárabe (de ahí que también sea conocida como “el canto de la Verónica”) en las cuales se relatan las acciones que deben seguir los pasos.

La Buena Mujer comienza a cantar la primera estrofa cuando ve aparecer la bandera de la Cofradía. Dice así:

Primera estrofa:

Silencio, pueblo cristiano,

que ya viene Nuestro Padre

a redimir por su mano,

a costa de su propia sangre

a todo género humano.

 

Tras ello, el Nazareno recorre la Plaza de España mientras la “Verónica” canta las siguientes estrofas:

Segunda estrofa:

Entre soldados metido,

vestido de nazareno,

con el rostro oscurecido,

viene ya el divino verbo

a redimir al cautivo.

 

Tercera estrofa:

El divino Redentor

al Calvario se dirige

con la cruz que por su amor

único remedio elige

porque viva el pecador.

Cuarta estrofa:

Un cirineo han buscado

que ayude a llevar la cruz

porque temen que Jesús

muera y no crucificado

De este modo lo han hallado,

no es por piedad ni favor.

 

Quinta estrofa

¡Oh mi Dios omnipotente!

¡Oh incomparable bondad!

Que siendo la pura fuente

de Gracia y Divinidad

te llevan cual delincuente.

 

 Ya en la sexta estrofa, momento en el que la propia Buena Mujer le limpia el rostro al Nazareno:

Sexta estrofa:

Enternecida, Señor,

al veros tan fatigado

aquí os tengo, mi Dios,

este lienzo preparado

para limpiarte el sudor.

 

En la siguiente estrofa, la Buena Mujer se acerca al Nazareno para enseñarle como su rostro ha quedado plasmado en el lienzo que le muestra. Dicho lienzo fue dibujado por Luis Cacho en el año 1948.

Séptima estrofa:

Lleno de polvo y sudor

la Verónica lo ha visto

y limpiando el rostro a Cristo,

en un lienzo fue estampado.

Bien se lo pago el cuidado

porque es muy buen pagador.

 

A continuación, llama a los tres discípulos para que, como según dice la letra de la copla, vayan a contarle lo sucedido a la Virgen María:

Octava estrofa:

Discípulos del Señor,

Juan, Magdalena y María,

si al Divino Redentor

buscáis llenos de porfía,

muestra os dará mi amor.

Novena estrofa:

Venid, hijos de Sion,

llegad todos los mortales

y llenos de admiración

llegad con efectos tales

que logréis de la pasión.

Décima estrofa:

Avisad que con presteza

venga la Madre afligida

a lograr de la fineza

que Jesús vuelva a la vida

por nuestra naturaleza.

 

Ya en la decimoprimera estrofa, el paso de los discípulos les lleva a colocarse delante de María y, es en ese preciso momento, cuando la Verónica también le enseña el lienzo:

Decimoprimera estrofa:

Madre que al Verbo encarno,

buscáis llena de dolor,

aquí tenéis estampado,

donde le limpie el sudor

del rostro a vuestro hijo amado.

 

Tras ello, la Virgen de los Dolores comienza su recorrido siguiendo a los discípulos, tal y como indican las dos siguientes estrofas. El recorrido cuenta con el obstáculo interpuesto por los soldados encargados de vigilar a Jesucristo, quienes le niegan a continuar con la trayectoria:

Decimosegunda estrofa:

Contemplo vuestro dolor

hasta el extremo más fuerte,

solo en saber que su amor

le conduce hasta la muerte

porque viva el pecador.

 

Decimotercera estrofa:

Soldados que, con rigor,

crueldad y con valentía

guardáis a mi Redentor,

dejad pasar a María

al objeto de su amor.

 

Tal y como indica la última parte de la decimotercera estrofa, con ese “Dejad pasar a María…”, el camino queda libre porque los soldados se retiran. A continuación, se produce el encuentro entre la Virgen de los Dolores y Jesús:

Decimocuarta estrofa:

Andad con Dios, Madre mía,

vuestra bendición espero

pues ha llegado aquel día

que clavado en un madero

se cumplan las profecías.

 

Como se puede ver en la última estrofa, tal y como se relata, la Virgen escucha la bendición de la Buena Mujer y comienzan el recorrido de vuelta a la Ermita de la Soledad. En ocasiones, la Verónica también canta una saeta dándole las gracias a la Virgen o pidiéndole algún favor.

Este acto, donde se refleja la Pasión de Cristo, supone el momento más importante de la Semana Santa barcorroteña debido a cómo se realiza y, llegando a emocionar a los presentes que, con su fe y devoción, lo viven cada año con la misma intensidad. Además, se trata de la tradición religiosa más arraigada en Barcarrota y por ello, desde la localidad pacense, luchan porque sea considerada una Fiesta de Interés.

Las 14 estrofas de la Buena Mujer (Barcarrota, 1999). Fotografía del Archivo Digital de Barcarrota.

 

Fuentes:

Hermanamiento Bradenton

Hernando de Soto, el explorador barcarroteño que viajó a las Américas y en cuya andanza descubrió y conquistó Florida (EE.UU.), es una figura muy importante tanto para la población extremeña como para el estado americano. Su invasión ocasionó un futuro hermanamiento que, aun a día de hoy, sigue perdurando.

El 26 de junio de 1962 es una fecha escrita a fuego en Barcarrota. Fue aquel día, mes y año cuando en la población pacense recibieron por primera vez la grata visita de miembros de la Sociedad “Caballeros de Bradenton” como homenaje a la figura del Conquistador extremeño. Y es que fue en la bahía de Tampa, zona donde se encuentra el actual Bradenton, donde desembarcó por primera vez Hernando de Soto en el año 1539.

Hermanamiento Bradenton (Barcarrota,1962). Fotografía de la Asociación de Amigos de Bradenton Barcarrota.

Desde entonces, esta visita se sigue repitiendo bianualmente, ya que el año que no vienen a España es porque las delegaciones de Barcarrota emprenden un viaje hacia Bradenton, como acto de agradecimiento y también como homenaje al explorador. Aun así, en Bradenton celebran anualmente una fiesta en donde se representa el desembarco de Hernando de Soto en sus playas, además de otras actividades relacionadas con lo que allí sucedió.

En Barcarrota reciben muy ilusionados a los americanos cada mes de septiembre. Aproximadamente 30 Caballeros de la Sociedad “Caballeros de Bradenton”, recorren las calles de Barcarrota ataviados con atuendos propios de los conquistadores españoles del siglo XVI y emulando hábitos propios de la época de la Colonización española. El abanico de personajes es bastante amplio, contando con figuras que interpretan desde al cura como hasta al propio Hernando de Soto, quien es distinto cada año ya que se va renovando.

Estos desfilan con la compañía de los vecinos de la población y también de los visitantes interesados en este y otros actos lúdicos y de honor programados en estas fiestas de comunidad y convivencia.

Pero, a pesar de todo esto, el hermanamiento no queda aquí ya que lo que les une no solo se manifiesta y festeja en una fecha que suele coincidir con la de las fiestas patronales de la localidad. Tanto en Barcarrota como en Bradenton hay avenidas, calles y centros públicos con nombres asociados a ambas comunidades, también presumen de un Monumento de Hernando de Soto, dedicado al hermanamiento. En Barcarrota dicha estatua fue inaugurada en el año 1866 y además también custodian una escultura llamada “Amistad entre dos Pueblos”, homenajeando a Edna y Bob Miller (matrimonio americano que amaban a Barcarrota) y a todos aquellos que han contribuido en las relaciones entre dos pueblos, reflejando así la unión entre América y España.

Además, existe una colaboración entre Barcarrota y Bradenton, concediendo becas educativas a los estudiantes con mejores expedientes y acogiendo unos a los otros en sus casas, proporcionando así el intercambio de culturas y experiencias entre el colegio americano Saint Stephen’s de Bradenton y el CEIP Hernando de Soto de Barcarrota. Todo esto es gracias a una asociación que hay en la población extremeña llamada “Amigos de Bradenton”, la cual aparte de facilitar el vestuario junto al Ayuntamiento de Barcarrota para el gran día festivo, ha dado también la oportunidad de que los americanos conozcan Barcarrota más allá de unas coordenadas geográficas y de que los barcarroteños crucen fronteras y puedan descubrir el lugar en donde su vecino explorador desembarcó hace siglos.

En definitiva, la conquista del explorador barcarroteño en tierras americanas dio lugar años después a un lazo histórico de dos comunidades y culturas que, a pesar de los 6980 kilómetros que las separan y aunque son totalmente distintas, cuentan con un mismo “padre”.

Hermanamiento Bradenton (Barcarrota, 2022). Fotografía de la Asociación de Amigos de Bradenton.

Fuentes:

Los Marochos

Según cuentan los más mayores de Barcarrota, antiguamente se celebraba en la localidad una fiesta con mucha magia. Se desconoce el origen de la misma, aunque en la revista de la Feria de Barcarrota del año 1984, el vecino Juan González Benegas hacía referencia a un párrafo escrito por Isabel Gallardo de Álvarez en 1942 en la Revista de Estudios Extremeños, que decía:

«Había la costumbre de hacer «estrambólicos» muñecos de paja, que vestían grotescamente y llamaban «marochos» pero formaban pareja de hombre y mujer; llevaban además el nombre particular de Juan y María.  La víspera de San Juan, por la noche, hacían en las calles hogueras y sentaban a los muñecos uno junto a otro cada uno en un sillón; cantándole la chiquillería cantares de la época y los viejos contaban cuentos, estándose entretenidos hasta las doce de la noche. Entonces los mozuelos sacaban a los muñecos de procesión por las calles y una vez recorridas todas las del pueblo arrojaban los muñecos a la hoguera y los quemaban».

Con el tiempo, esta fiesta se perdió, pero gracias al esfuerzo de la Cofradía de los Marochos, volvió a celebrarse en 1996 y tuvo una gran acogida por parte de los vecinos de Barcarrota.

Para la elaboración de los Marochos, participaban muchos socios de la Cofradía bautizada con el mismo nombre de estas fiestas, cuyos fines se basaban en recuperar y mantener las Fiestas, Tradiciones y Costumbres Populares de Barcarrota. Estos, previamente a la celebración de Los Marochos, se reunían para proponer ideas a realizar en la fiesta de cada año, aunque respetando la base del Programa Tipo, redactado por Isabel Gallardo de Álvarez.

Dicho programa aunaba la variedad de actividades que se realizan desde por la mañana hasta la noche de ese 23 de junio. Entre ellas, tenían lugar los juegos tradicionales para los más pequeños de la localidad y el concurso gastronómico en donde se premiaba al plato más bueno y original. Ya por la noche, a partir de las 23:00 p.m., quedaba constancia de que empezaba la fiesta de los Marochos con el pregón y en la que participaba la Banda de Música para ambientarla.

Banda de Música de Jerez de los Caballeros en la fiesta de Los Marochos (Barcarrota). Fotografía del Archivo Digital de Barcarrota.

Para poner en contexto, y como bien explicaba Isabel Gallardo, los Marochos (también conocidos como peleles), eran unos muñecos de trapo que representaban a un hombre llamado Juan y una mujer llamada María. Algo que no todo el mundo sabe es que eran un tanto laboriosos de hacer. En primer lugar, se solía montar el “esqueleto” de cada muñeco con madera de diferentes grosores y para conseguir la forma de los brazos y las piernas, la madera se moldeaba utilizando para ello una sierra y, para unirlas al tronco, utilizaban alambres y puntas.

Al ser de madera, los muñecos tenían un peso considerable al cual se le añadía el de las telas gruesas con las que se les forraba para darle volumen y la ropa con la que los vestían, hecha con tejidos resistentes y de colores lisos, con la finalidad de darle más realismo a las figuras. Además, éstas eran forradas de paja para que ardieran más durante la quema y también estaban complementadas con pañuelos, sombreros y botones, entre otras cosas.

Una vez listo el cuerpo, se les colocaban las cabezas sujetadas por un tubo de aproximadamente 10 centímetros de diámetro y 80 centímetros de altura, cuya base solía ser una especie de aspa con tornillos roscados (conocidos popularmente como tornillo espárrago) para que pudieran estar sujetos a los asientos de los sillones donde se los colocaban.

Para finalizar, se comprobaba si se podían mover ágilmente y si era así, estaban listos para ser los protagonistas de la fiesta.

Los Marochos eran portados por un grupo de jóvenes y los llevaban a la Plaza del Altozano, en donde los atornillaban a los respectivos sillones donde se les sentaba uno enfrente del otro, alrededor de la fuente.

Mientras, los vecinos más longevos reunían a los más jóvenes en corros alrededor de los Marochos y les contaban leyendas e historias sorprendentes, algunas de estas protagonizadas por dichos personajes.

Allí mismo, también actuaba un grupo folclórico que cantaba y bailaba tradicionales canciones, se repartían dulces (flores, jergones, etc.), caramelos y vinos artesanos a todos los presentes y se realizaba la entrega de premios de concursos (gastronómico, de dibujo, poesía…) que la Cofradía Los Marochos había propuesto con anterioridad, así como la elección del Marocho de Oro.

Francisca Sosa, vecina de Barcarrota, recibiendo el Premio Marocho de Oro (Barcarrota). Fotografía del Archivo Digital de Barcarrota.

Cuando llegaban las 12 de la noche, siendo ya día 24 de junio y por lo tanto San Juan, los mozos sacaban a los Marochos de procesión por las calles de Barcarrota, iluminadas éstas por las candelas encendidas. Durante el recorrido, los vecinos cantaban y bailaban junto al grupo folclórico hasta que, una vez recorrido todo el pueblo, los barcarroteños se colocaban alrededor de la hoguera a la que se lanzaban a los Marochos izados al mástil y se les echaba alcohol para facilitar su quema, dando así por finalizada la fiesta.

Actualmente y desde hace ya bastantes años no se festeja esta fiesta heredada del antepasado barcarroteño, suponiendo así una pérdida de una parte muy importante del Patrimonio Inmaterial de la localidad.

 

Fuentes:

Vocabulario de Barcarrota

Vocabulario

A

  • A lico: Jugar a los bolindres apostando.
  • A punta pala: En gran cantidad.
  • Abajá: Bajar.
  • Abajote: Abajo del todo. Ej. Vive allí abajote.
  • Abangarse: Torcerse una cosa, generalmente una rama por el peso del fruto.
  • Abarrancarse: No moverse de un lugar por propia voluntad o por cansancio.
  • Abate: por poco.
  • Abojetao: Ej. Tienes la cara abojetá.
  • Abombao: atontado, tonto, lelo.
  • Abuja: aguja.
  • Abujero: agujero.
  • Abujetas: agujetas.
  • Acaná: a cada momento. Ej. Se presenta aquí acaná.
  • Acerón: acederón; hierba de flor amarilla muy utilizada por los labriegos para el cocido y las ensaladas, por lo tanto, es comestible y su sabor es ácido.
  • Acho: muchacho.
  • Achocaura: herida en la cabeza producida por un golpe o una pedrada.
  • Acibarrao: dícese cuando alguien presenta fiebre o malestar general.
  • Acinojo: hinojo, planta aromática.
  • Acituna: aceituna.
  • Aconchabao: estar de acuerdo con otros en perjuicio de terceros.
  • Aconduchar: hacer acopio, gastar algo con cuidado para que no se acabe pronto.
  • Acucharrar: pisar deformando el calzado.
  • Acurrucá: encoger el cuerpo para estar más protegido del frio.
  • Afoto: fotografía.
  • Agarre: tener recomendación. Ej. Entró a trabajar con un buen agarre.
  • Agazapao: agachado, escondido.
  • Agila: espabilar, darse prisa. Ej. Venga, agila que nos vamos.
  • Aguachirri: bebida o sopa sin sustancia. Ej. El café es aguachirri.
  • Aguaera: aguadera.
  • Aguarija: semen de las primeras eyaculaciones.
  • Agüelo/Agüela: abuelo/abuela.
  • Agüilla: líquido transparente que sale de las heridas.
  • Aire: expresión que se utiliza para hacer referencia a una parálisis facial o a una hemiplejia. Ej. Le dio un aire.
  • Ajogá: ahogar.
  • Ajorcar: ahorcar.
  • Ajumar: Ej. No fumes que me estás ajumando.
  • Ajutá: ordenaro al perro para que ataque. Ej. Ajuta con él.
  • Alacrán: especie de garfio, con uno o varios brazos que se ponía en las bóvedas para colgar las lámparas.
  • Alagá: inundar, anegar. Ej. Se me ha alagao la cochera.
  • Alballá: rocío, humedad producida durante la noche.
  • Albilla: guisante
  • Alcaucil: alcachofa
  • Alejín: lío, trajín, desorden. Ej. Menudo alejín tengo en la cocina.
  • Alestín: enfermedad del gato cuando lo deja feo, delgado y con los pelos de punta.
  • Almóndiga: albóndiga.
  • Alpaca: paca de paja.
  • Alpacadora: empacadora, máquina para empacar.
  • Alpié: al lado de. Ej. Vive alpié de su madre.
  • Alpiste: vino. Ej. Le da al alpiste.
  • Alreó: alrededor.
  • Aluego: luego, después.
  • Alunao: tocino o embutido que se ha puesto malo. Ej. Este chorizo está alunao.
  • Alvellana: cacahuete.
  • Amarrón: marrón.
  • Amenbrillao: bruto.
  • Amos: vamos: expresión para saludar. Ej. Amos allá.
  • Amoto: motocicleta.
  • Ancá: a casa de…
  • Andalias: sandalias.
  • Ande va pará: ni punto de comparación.
  • Ande: dónde.
  • Andigpué: después
  • Andiluego: luego. Ej. Andiluego te lo digo.
  • Andrina: ciruela
  • Anesia: amnesia.
  • Anésico: desnutrido, flacucho. Ej. Tienes que comer más, que estás anésico.
  • Antié: antes de ayer.
  • Añogaleh: clase de higos negros, de mesa y muy gustosos
  • Aparavanao: lelo.
  • Aparranarse: mostrarse cansado, sin ganas de nada. Ej. En casa está, aparranao.
  • Apencá: afrontar las consecuencias; trabajar.
  • Apetacao: atontado.
  • Apique: por poco, a punto. Ej. Estuve apique de caerme.
  • Apoltronao: quedarse estático cómodamente en algún sitio
  • Apompao: tonto.
  • Apurgana: jugar a los bolindres sin apostar nada.
  • Arbilla: guisante.
  • Arbolaga: aulaga, planta arbustiva.
  • Archiperre: trasto, cacharro, objeto de poco valor.
  • Arramplá: llevárselo todo. Ej. Arrampló con to lo que vio.
  • Arreate: jardinera en la pared de un jardín o patio.
  • Arrebañá: comerse los restos de un alimento.
  • Arrebujao: arropado, envuelto. También se dice cuando un hombre está liado con una mujer y hace vida de casado sin estarlo.
  • Arrebujo: mezcla sin sentido de bebidas o alimentos.
  • Arrebujón: persona poco ordenada.
  • Arrecalcao: contusión, esguince en un dedo. Ej. Tengo el deo arrecalcao.
  • Arrechuchá: apretujar.
  • Arrechuchón: Ej. Ha tenido un arrechuchón.
  • Arrecía: persona o animal entumecido de frío.
  • Arrejuntá: juntar, reunir.
  • Arrejuntarse: volverse a juntar.
  • Arrellaná: persona echada por el suelo.
  • Arremeá: remedar, hacer burlas de otra persona imitándola.
  • Arrempujá: empujar.
  • Arrepío: arrebato, impulso. Ej. Le dio un arrepío y se fue.
  • Arriarse: protegerse de la lluvia. Ej. Menos mal que me arrié debajo de un árbol.
  • Arruchao: pelado del bolsillo, sin un euro.
  • Arruche: sin dinero u otro bien. Ej. No me pidas nada porque me he quedao arruche.
  • Arrutao: muerto de frío, encogido.
  • Artesa: recipiente alargado hecho en madera; se utiliza para adobar en las matanzas.
  • Arzuelo: orzuelo en el ojo.
  • Asín: así.
  • Asina: así.
  • Asisón: sisón, ave zancuda.
  • Asolanao: perezoso.
  • Asolapao: astuto, malicioso, que se hace el distraído.
  • Asoplá: soplar. Ej. Asopla la candela que se apaga.
  • Aspeao:
  • Atacarse: meterse la camisa por dentro del pantalón.
  • Atalaje: montura de las caballerías.
  • Atencia: A expensas de alguien. Ej. Está atencia de su hermana.
  • Atorá: persona que cae mal, atravesada. Ej. A tu prima la tengo atorá.
  • Atorao: atragantarse al comer.
  • Atrochá: coger el camino más corto, pero más difícil.
  • Atroje: división hecha con ladrillos en los doblaos para separar el grano, donde además se enterraban los jamones (entre el grano).
  • Atusarse: asearse, peinarse.
  • Aventá: despedir, largar. Ej. Lo aventó a la calle.
  • Aviarse: arreglarse, vestirse.  También se utiliza como expresión de conformarse, manejarse solo o con poca cosa. Ej. Yo me avío con cualquier cosa.
  • Azauche: olivo silvestre o acebuche.

B

  • Babero: vestido de mujer.
  • Babuchas: sandalias, zapatillas.
  • Bacineto: vasija, recipiente.
  • Badil: recogedor de basura.
  • Badila: removedor del brasero.
  • Bago: grano de una planta.
  • Balaguero: gran cantidad de algo.
  • Baldaíto: Ej. Estoy baldaíto de la espalda.
  • Ballones/Bayones: anea de los asientos de la silla.
  • Bandarria: indigestión, colitis.
  • Baño: barreño.
  • Barruntá: presentir algo.
  • Basca: impulso por hacer algo no habitual.
  • Bebero: bebedero.
  • Bejino: expresión que se utiliza para decir que alguien está muy colorado por el esfuerzo o la vergüenza.
  • Berbistrajo: infusión o bebida de mal gusto.
  • Berfo: belfo, labio, hocico.
  • Berija: ingle.
  • Berre: llanto estruendoso.
  • Berrenchín: berrinche, coraje, cabreo.
  • Berrichoncha: expresión que se utiliza para referirse a la fruta aún sin madurar.
  • Berrón: espuma por la comisura de los labios. También se utiliza como expresión por insultos continuados.
  • Beso rechinao: beso con ferza, ruidoso.
  • Bicheá: explorar, buscar.
  • Bichería: bichos en gran cantidad.
  • Bilarda: bigarda, juego infantil. También es el nombre que se le da al palo puntiagudo que se utiliza en este juego.
  • Birria: persona o cosa de poco valor.
  • Biznagazo: dar con una biznaga.
  • Blanda: rocío, humedad producida durante la noche.
  • Bolindre: canica.
  • Boquerón: que habla lo que no debe. También se utiliza para denominar a un pájaro recién nacido,
  • Borcegiles: especie de botín de caballero, realizado en cuero y tela
  • Borcelana: palangana. Porcelana.
  • Bordo: celaje o nubes que se observan algunas veces al ponerse el sol y sirven para predecir el tiempo.
  • Borronoso: borroso, que no se distingue con la claridad.
  • Boyao: tonto.
  • Breva: borrachera; higo.
  • Bruño: ciruela pasa.
  • Bú!: incredulidad, sorpresa, desdén.
  • Buá: exclamación con la que se da poca importancia a algo, desaprobación, desprecio.
  • Bubilla: abubilla.
  • Buche: trago, porción de agua u otro líquido que se bebe de una vez.
  • Bucheta: hucha
  • Buchino: sorbo pequeño.
  • Bufo: ventosidad silenciosa.
  • Buh: exclamación que expresa preocupación.
  • Bujardo: especie de chozo.
  • Bujero: agujero.
  • Bujío: lugar oscuro e insalubre.
  • Bullidero: columpio.
  • Buraco: agujero.
  • Burranco: burro, torpe.
  • Burranquino: asno pequeño.
  • Burrera: buena, grande, exagerada.
  • Burrero: el mulo que ha nacido de una burra. También se utiliza para expresar una verdad incuestionable.
  • Buzarca: mochila, morral de caza.

C

  • Cabete: cordón de los zapatos.
  • Cabras: rojeces producidas en las piernas por el calor del brasero.
  • Cachivache: cacharro.
  • Cagueta: diarrea. También se utiliza para referirse a alguien que es miedoso.
  • Calambuco: utensilio para llenar los sacos.
  • Caldereta: alcaudón.
  • Caldillo: manteca colorada del cerdo con zurrapa.
  • Calduíto: con mucho caldo.
  • Calorina: sofoco, vergüenza.
  • Camastrón: persona poco dada a trabajar.
  • Cancamuria: somnolencia.
  • Candanga: cuando algo está lleno de cosas (la mesa, la cama, etc.)
  • Cangrena: gangrena.
  • Canogía: persona quejumbrosa. Asunto de poca rentabilidad.
  • Cansino: pesado, reiterativo.
  • Cañajote: saltamontes.
  • Caquero: casa o habitación muy pequeña.
  • Carcaño: rotura en una prenda de ropa, aunque normalmente se refiere al agujero del calcetín.
  • Cardo lah olla: clase de cardo.
  • Carmeá: pegar.
  • Carrafilera: fila, cola.
  • Carrendilla: carrerilla.
  • Carrera: raya en el peinado.
  • Carzonas o calzonas: bragas, ropa interior femenina de grandes dimensiones.
  • Cascabullo: tozudo, bruto, empecinado, que no atiende a razones.
  • Cascarria: objeto de poco valor.
  • Catapacio: mochila, macuto.
  • Cataplines: testículos.
  • Cava: cartera de madera para llevar el material escolar.
  • Cefrao: cansado, reventado
  • Cegañuto: cegato.
  • Celebro: cerebro.
  • Cera: acera.
  • Cérrimo: acérrimo, convencido.
  • Ciguta: cicuta, planta venenosa.
  • Cinguallo: persona larguirucha.
  • Ciquitraque: advertencia al comilón.
  • Cirigoncia: pirueta, mueca.
  • Cisco: carbonilla; tambien se utiliza esta palabra para definir una situación de altercado, jaleo, etc.
  • Clisao: taciturno, distraído, absorto, con la mirada fija.
  • Cobertó: manta acolchada para la cama.
  • Cofaina: palangana.
  • Coguta: cogujada, pájaro de la familia de la alondra, con un moño en la cabeza.
  • Coile: expresión que sustituye a coño.
  • Cojitranco: persona o animal que presenta cojera.
  • Collera: pareja.
  • Comenencia: conveniencia, por interés.
  • Comisquino: que come poco y mal, no le gusta casi ninguna comida.
  • Condió: adiós.
  • Conqui: figuradamente, algo que se tiene o se hace para salir del aprieto o no hacer. aquello que nos mandan o tenemos que hacer.
  • Contri: contra.
  • Corredera: cremallera.
  • Corta: cortapicos.
  • Cosa mala: enferdemad grave.
  • Cotubillo: tobillo. Patitas de cerdo.
  • Cuajaera: persona muy, muy tranquilona
  • Cuanti, en: con prontitud.
  • Cuartiché: casa o habitación muy pequeña.
  • Cuba: cubo de agua.
  • Cucha: mira, escucha, atiende, oye.
  • Cucharrino: cuenco de corcho para beber del chorro de una fuente.
  • Cucharro: pila de lavar hecha en madera, corcho o cemento.
  • Cuchitri: habitáculo pequeño.
  • Cudiao: cuidado.
  • Cuelmo: Lleno, a tope.
  • Cuesco: ventosidad.
  • Cuin: pequeño, travieso.
  • Curato: carraleja.
  • Curicheo/Curichi: canto del perdigón en celo.
  • Cursos: diarrea.

CH

  • Chacho: muchacho. Se utiliza como forma de llamar la atención de alguien.
  • Chafardo: chozo, sombrajo.
  • Chahmarín: lúgano.
  • Chahquita: pájaro insectívoro.
  • Chalina: corbata.
  • Chambarcazo: darse un porrazo.
  • Chambergo: prenda de abrigo.
  • Champún: champú
  • Changao/Changareto: averiado, estropeado.
  • Charramuscao: achicharrado, quemado.
  • Charrincá: masticar algo duro produciendo ruido.
  • Charrincoso: alimento duro al masticar.
  • Chascarina: desastre, desorden.
  • Chengo: medio roto, medio estropeado.
  • Chero: mal olor, mal sabor.
  • Chichili: palabra que se emplea para ofender a otra persona.
  • Chichiribaina: persona poco creíble.
  • Chilindra: canica pequeña.
  • Chinches: juego infantil, en el que se recortaban y usaban las dos caras de las cajas de cerillas.
  • Chinclá: tomarse un alimento o bebida sin dejar sobras.
  • Chinfarrá: herida considerable de una larga dimensión en la carne, raja en el cuerpo.
  • Chinotazo: golpe dado con una piedra pequeña.
  • Chinote: piedrita pequeña.
  • Chipitón: chorro de cualquier líquido.
  • Chiquinino: pequeño.
  • Chiquirrindeja: niña pequeña
  • Chirichi/Chirili: loco.
  • Chirrichofla: fiesta, jarana.
  • Chova: mano o pierna izquierda.
  • Churra: pene.

D

  • Daleao: ladeado.
  • Dalear: ladear
  • Damajuana: garrafa.
  • Decá: de casa de.
  • Decauve: en Barcarrota se denomina así a todas las furgonetas que eran de la marca DKW.
  • Dende: desde.
  • Dendeluego: desde luego.
  • Desalichao: desaliñado, desgarbado, mal vestido.
  • Desapartá: separar.
  • Desbrochá: arremeter contra alguien.
  • Descancanillao: desmonatado, destartalado.
  • Descandogao: se ha roto, se ha demontado.
  • Deseguía: enseguida.
  • Desenguerao: limpio y claro.
  • Desfalago: derroche.
  • Desfarajuste: desbarajuste, desorden.
  • Desfaratao: estropeado, roto.
  • Desfarfallao: desaliñado, mal vestido.
  • Desguardamillao: destartalado.
  • Desimirse: desentenderse.
  • Desparpajo: resuelto, de acciones rápidas y claras.
  • Dir: ir.
  • Dirvos: marcharos.
  • Dispensa: despensa, alacena.
  • Dispertá: despertar.
  • Dispertadó: despertador.
  • Dispué: después, luego.
  • Doblá: tomarse un alimento rápidamente.
  • Doblao: espacio superior de las casas; ático, buhardilla.
  • Dornajo: comedero para los cerdos realizado en madera.
  • Dulzareh: clase de higos, de piel muy áspera y pequeños, pero muy dulces.

E

  • Elailla: ladilla.
  • Embarrá/Embarrar: pintar, blanquear paredes.
  • Embarreraito/ita: persona o cosa que se encuentra en una pendiente.
  • Embarrijo: acción de embarrar.
  • Embernecer: engordar.
  • Embollar: pisar una deposición.
  • Embollarse: pisar un excremento.
  • Emborregao: cielo cubierto de muchas nubes pequeñas.
  • Embrocá: volcar.
  • Empancinao: lleno, repleto de comida y/o líquido.
  • Empancinarse: comer o beber hasta no poder más.
  • Emparbar: caer.
  • Empecatao: castigoso, protestón.
  • Empelote: desnudo.
  • Empercudío: sucio, desaliñado.
  • Emperifollá: muy arreglada.
  • Emperiguntao: peripuesto, muy arreglado.
  • Emperinao: ponerse de puntillas para sobresalir un poco más.
  • Empestillá: arremeter contra una persona.
  • Empije: erupciones o manchas en la cara.
  • Empurrá: adjudicar algo a alguien a su pesar.
  • Encá: en casa de.
  • Encajá: llegar, venir.
  • Encajarse: ir, llegar hasta.
  • Encalquinao: inundado de cualquier olor.
  • Encetá: dar, propinar.
  • Encetarse: comer o beber.
  • Encevicaíto: excesivamente obsesionado.
  • Encevicao: vicioso, obsesionado con algo o alguien.
  • Encuanti: tan pronto como.
  • Endeluego: desde luego.
  • Endirgá: adjudicar, dar o poner algo a alguien con la intención de cargarle el muerto o impedirle ejecutar alguna acción.
  • Endrogao: drogado.
  • Enfilao: tener a una persona sentenciada.
  • Enguarrao: terreno embarrado.
  • Enguerío: flojo, de poco espíritu.
  • Engurrío: encogido.
  • Engurrubiñá: arrugada.
  • Enjalmo: ropaje, exceso de ropa.
  • Enjamo: insultos, hablar mal de otra persona.
  • Enjaretar: arreglar, colocar correctamente alguna prenda.
  • Enrabarse: llegar tarde, retrasarse.
  • Enrebesinao: difícil, torcido.
  • Enrrutá: acostarse; también se utiliza para expresar malestar físico.
  • Enrrutar: ir a dormir.
  • Ensuciá: defecar.
  • Entallá: coger.
  • Entallarse: pillarse algún miembro.
  • Entalliscarse: atascarse entre dos piedras.
  • Entavía: todavía.
  • Entrapao: obstruido.
  • Escacharse: partirse de risa.
  • Escachurrá: estropear, aplastar.
  • Escamondarse: limpiarse, lavarse a conciencia.
  • Escarrancharse: abrirse de piernas, sentarse cómodamente.
  • Escondiche: Lugar para esconder algo o esconderse. Juego de niños.
  • Escondijina: hacer algo a escondidas.
  • Escorrozo: mueca de desagrado al tomar una comida o bebida.
  • Escruscar: escoger. En un plato de comida, separar los ingredientes que no gustan.
  • Escuchimizao: delgado, estropeado.
  • Escuerzo: giro desproporcionado de la cabeza.
  • Escurecé: oscurecer. Que asoma la noche.
  • Escusao: curioso, que mete las narices donde no le llaman.
  • Escuseá: curiosear.
  • Esnucá: desnucar. Golpe en la nuca.
  • Espabilaera: poca o ninguna decisión ante cualquier situación.
  • Esparabanao: desgarbado, atontado, lelo.
  • Esparatrapo: esparadrapo.
  • Esparramá: esparcir, derramar.
  • Espelechá: pelechar, cambiar de pelo o pluma un animal.
  • Espiche: botijo.
  • Espigocho: flor de las coles, de tallo grande. Persona muy alta.
  • Estalache: caseta, construcción informal.
  • Estaribé: tarima, escenario, mostrador viejo y cutre. Montar bronca.
  • Estellesa: en su día era el nombre de una empresa de autobuses, pero en Barcarrota llamaban así a todos.
  • Estenacilla: tenaza pequeña.
  • Estenaza: tenazas.
  • Esteriscote: a todo uso, a todo poner.
  • Esterquera: zona dedicada a estercolero.
  • Estijera: tijeras.
  • Estirancarse: tumbarse de forma ociosa.
  • Estrébedes: trébedes, aro metálico con tres patas para sostener calderos y ollas en la candela.
  • Estrebegí/Estrebejí: ruido, jaleo, agitación; ida y venida rápida.
  • Estrozá: destrozar, romper.

F

  • Faratá: desbaratar, estropear.
  • Fardiquera: bolsillo, a manera de monedero, que se ataban las abuelas debajo del vestido.
  • Farfolla: persona mal vestida.
  • Farragua: descuidado, mal vestido.
  • Farrulla: desordenado.
  • Farrumbarse: derribarse una edificación.
  • Fastío: falta de apetito.
  • Fechá: cerrar la puerta con llave.
  • Fechadura: cerradura.
  • Fradiño: variedad de judía llamada carilla.
  • Fraihón/Fraijón/frijones: alubias, judías secas.
  • Fregaúras: agua sucia después de lavar la ropa, la loza, el suelo…
  • Fresnazo: frenazo.
  • Froncia: nada de nada.
  • Funfurruñá: hablar entre dientes.
  • Fuste: se utiliza para señalar a una persona con tesón, educación, buenos modales y buena.

G

  • Gabina: cabina.
  • Gachón: persona espabilada, con suerte.
  • Galapero: arbusto espinoso.
  • Galaspeá: moverse fatigosamente o no moverse.
  • Galgueá: jardear.
  • Galguera: habitación desordenada.
  • Galipo: escupitajo.
  • Gallarín: carnero con un solo testículo.
  • Gallo real: arrendajo.
  • Gallo: gajo, cada una de las partes de algunos frutos como la naranja.
  • Gapo: gargajo, salivazo, escupitajo. Mismo significado que “galipo”.
  • Garnacha: trabajillo extra ocasional.
  • Garrapato: judía verde y tierna.
  • Garrotero: que le gusta mucho estar en la calle.
  • Gateón chico: agateador común o europeo. Pájaro pequeño que trepa por el tronco de los árboles.
  • Gatos: grapas de alambre, a modo de puntos de sutura, con las que se reparaban las grietas en las vasijas de barro.
  • Gavilla: hacer buena gavilla, entenderse muy bien con alguien.
  • Gila: gira, viaje.
  • Givá: ver, observar.
  • Golé: oler.
  • Gorullo: chichón, bulto en la cabeza producido por un golpe.
  • Gotrón: glotón, ansioso comiendo.
  • Guá: agujero en el suelo para jugar a los bolindres o las monedas.
  • Guarrindongo: persona guarra, sucia, marrana.
  • Guarripeteao: sucio.
  • Güeno: bueno.
  • Güero: vano, vacío.
  • Güerta: huerta. También se utiliza para decir “vuelta”.
  • Güeso: hueso.
  • Güevo: huevo, testículo.
  • Guillao: tonto, lelo.
  • Guipá: ver, descubrir.
  • Gurripato: gorriato, pájaro recién nacido.
  • Gurrupéndolo/la: algo pequeño/ña.

H

  • Herrerín: herrerillo común.

I

  • Indición: inyección.
  • Inte/en el inte: inmediatamente, al instante.
  • Intierro: entierro.
  • Intrepetá: indigesta, mala digestión
  • Irse (la leche): salirse del recipiente por efecto de la cocción.
  • Iruto: eructo.
  • Istierco: estiercol.

J

  • Jacha: hacha.
  • Jacho: azada.
  • Jacina: haces colocadas unas sobre otras.
  • Jalda: jergón de paja.
  • Jambre: hambre.
  • Jangá: tontería, pamplina.
  • Jarapales: parte de la camisa que está fuera del pantalón.
  • Jarramanta: que no le gusta trabajar.
  • Jarrapo: ropa vieja.
  • Jarreá: golpear, pegar.
  • Jarreando: irse deprisa.
  • Jartá: abundante. Realizar o comer algo en exceso.
  • Jarto: borracho.
  • Jateao: persona ebria, borracha.
  • Jato: lío de ropa. Ropa de trabajo. También se utiliza para referirse a una prenda de abrigo.
  • Jedé: oler mal.
  • Jediondo: figuradamente persona ridícula, antipática.
  • Jergón: colchón hecho de hojas secas de panizo (mazorca).
  • Jeringa: churro.
  • Jerrerito: herrerillo, pájaro pequeño, de colores, muy común en Extremadura.
  • Jerretazo: aguijonazo.
  • Jerrete: aguijón de las avispas. También se utiliza para referirse a las habas tiernas esu vaina.
  • Jerrumbroso: herrumbroso, oxidado.
  • Jesa: dehesa.
  • Jícara: porción de chocolate.
  • Jié: hiel, bilis.
  • Jienda: brecha, raja.
  • Jigo: higo. Se utiliza la expresión “tener jigo” para referirse a tener mucha calma haciendo las cosas.
  • Jiguera: higuera.
  • Jilimoje: picadillo de tomates, pepino, aceite, vinagre y sal.
  • Jilopeo: fiesta, parranda. Comúnmente se utiliza la expresión “irse de jilopeo”.
  • Jincá: hincar, introducir. También se utiliza para referirse a comer y beber.
  • Jinchonear: azuzar, incitar.
  • Jocicá: caer de bruces.
  • Jocino: hoz para segar la hierba y los cereales.
  • Jogahílla: ahogadilla.
  • Jogarzo: mala hierba, matorral.
  • Jondeá: tirar algo considerado inservible.
  • Jondo: hondo, profundo.
  • Jondón: la parte más profunda de un recipiente.
  • Jongo: hongo, seta. También se utiliza la expresión “tener jongo” para referirse a una persona demasiado tranquila.
  • Jopazo: culazo.
  • Jopo: culo. También se utiliza la expresión “tener jopo” para referirse a ser demasiado lento o tranquilo.
  • Jorca: horquilla de labranza.
  • Jorcaza: trozo de rama en forma de Y, con la que se hace el tirachinas.
  • Joreá: en el campo, cribar el grano. En casa, secar o airear tanto la propia casa como la ropa. En las personas, salir a tomar el aire.
  • Joyo: hoyo.
  • Judiqueá: maltratar, abusar de alguien.
  • Juí: huir.
  • Jumá: fumar.
  • Jumandera: humareada, abundancia de humo.
  • Jundear: tirar algo, desprenderse de algo.
  • Jundí: hundir.
  • Jurgoneá: remover, hurgar.
  • Juroneá: deseo de conseguir a alguien o de averiguar algo.
  • Jursón: hurón. También se utiliza para referirse a una persona arisca.
  • Jusa /o: dicho despectivo cuando vas desaliñado. Se dice “Te pareces a la jusa” (debía ser una persona del pueblo que iba mal vestida).

L

  • Lacena: alacena, despensa.
  • Lagarto: expresión de aviso, de cautela ante una desconfianza. Se suele dedir “lagarto, lagarto”.
  • Lambé: lamer.
  • Lambuceá: comer entre horas o un poco de cada cosa.
  • Lambuzo: persona que pica en todos los alimentos.
  • Lancha: pieza generalmente grande de pizarra, que se colocaban en el suelo de la calle.
  • Langosto: saltamontes.
  • Languioso: alimento en mal estado, pegajoso.
  • Lapo: escupitajo.
  • Legío: terreno poco productivo, pedregal.
  • Lenguarón: bocazas, que habla lo que no debe.
  • Lenteojos: prismáticos.
  • Letrao: resabido, enterado, sabelotodo.
  • Levantá: hembra en celo.
  • Lubio, carro de: caro de una lanza con dos yugos.
  • Lumbrá: escalón de entrada a una casa, umbral.
  • Lunero: persona cambiante en sus gustos y amistades.

M

  • Macana: malo, de baja calidad.
  • Macusa: repión viejo que servía de diana del resto de tiradores.
  • Madre del agua: salamandra.
  • Magarzo: inúil, torpe.
  • Mangria: persona o planta mustia, alicaída.
  • Manguti: amigo de lo ajeno.
  • Maniqueta: regate en el fútbol.
  • Mansarva: en gran cantidad.
  • Manté: golfo, que trabaja poco.
  • Manteca: dinero que se obtiene o se paga.
  • Marocha-cho: persona que callejea mucho.
  • Marte: mercadillo.
  • Mascona: persona que repite mucho las cosas al hablar.
  • Mastrágala: glotón, comilón.
  • Mastuerzo: persona grande y robusta.
  • Matafica: frase o idea que alguien repite una y otra vez para convencer a otro.
  • Mataogazo/Matajogazo: cansancio. También se utiliza cuando alguien ha trabajado o hecho algo en exceso.
  • Matraca, dar la: hablar, repetir mucho un tema.
  • Mazaroca: mazorca de maíz.
  • Meína: ganas muy frecuentes de orinar.
  • Melón: bruto.
  • Mestranto: ingredientes.
  • Mesturanza: mistura, mezcla rara de cosas muy diferentes.
  • Mesturao: mezclado.
  • Miaja: trozo o porción pequeña de algo.
  • Mica: orinal.
  • Mierla: borrachera.
  • Mijina: cantidad pequeña, trocito o pedacito de algo.
  • Mirinda: aunque era una marca, servía para denominar cualquier refresco.
  • Misino: palabra utilizada para llamar o acariciar a los gatos.
  • Mismito: inmediatamente. También se utiliza para hacer referencia sobre “el mismo”.
  • Mizquino: que come poco, delicado para comer.
  • Mochuelá: cabezonería, terquedad.
  • Modorra: persona tozuda.
  • Modorro: bruto, cabezota.
  • Mogango: pereza, flojedad, desgana.
  • Mojoso: que tiene moho.
  • Molla: mollera, cabeza.
  • Morgañera: cansancio, aplomo. También se utiliza para decir que un lugar está sucio o desordenado.
  • Morgaño: araña.
  • Morral: tozudo, cabezón.
  • Morrongo: costura mal hecha en una tela.
  • Morroña: roña, suciedad pegada fuertemente.
  • Morrúo: testarudo, terco, cabezota.
  • Mosca: Juego infantil.
  • Mostrenco: mozo, joven grandote.

N

  • Na: nada.
  • Naide: nadie.
  • Naina: nada.
  • Nativitate: condición o defecto de nacimiento.
  • Negrá: hematoma, morado en el cuerpo.
  • Nenguno: ninguno.
  • Ni peba: nada, en absoluto.
  • Niara: montón de paja.
  • Nibleá: lloviznar suavemente.
  • Noviajo: noviazgo.
  • Nuevo: joven.

O

  • Ojito: cuidado, precaución.
  • Ojos pipirri: expresión de los ojos que delata sueño o haber bebido alcohol.
  • Olla: cabeza.
  • Oriégano: orégano.
  • Orza: tinaja.
  • Oscurana: oscuridad del cielo que amenaza lluvia.
  • Oséase: o sea, querer decir.
  • Ovispa: avispa.

P

  • Paí: por ahí.
  • Pajarilla: pancrea.
  • Paje: expresión utilizada para decir “qué te parece a ti”.
  • Pajiluso: persona de poco carácter.
  • Pánfilo: bobalicón, lelo.
  • Pantaruja: fantasma.
  • Panzá: abundante. Realizar o comer algo en exceso.
  • Papo: partes íntimas, genitales masculinos y femeninos. Se suele utilizar la expresión “tener papo” para referirse a tener excesiva tranquilidad.
  • Papua: persona excesivamente tranquila
  • Paralí: parálisis.
  • Pareles: paredes.
  • Pargaña: filamento del grano de la espiga de cebada o trigo que a contrapelo se agarra o se engancha.
  • Parpalla: helada matinal.
  • Parte: noticiario, telediario.
  • Parva: cantidad grande de algo. También se utiliza para referirse a las mieses en la era para trillar.
  • Pava: vómito.
  • Pazo: grande, exagerado.
  • Peba: semilla de algunos frutos.
  • Pechuguito: petirrojo europeo.
  • Pedramol: especie de tierra roja, utilizada para limpiar y abrillantar utensilios de cocina.
  • Peinadora: tocador del dormitorio.
  • Pejiguera: persona pesada, pelmazo, incordiante.
  • Pelailla: cerdo lechal, cochinillo, peladilla. También se llama así a la comida que se prepara con el cerdo troceado y en adobo.
  • Pelfa: paliza.
  • Pelillero: que mete cizaña.
  • Pellica: piel.
  • Pelliza: chaquetón de caballero.
  • Pelona: temperatura nocturna muy fría, escarcha.
  • Penca: coxis, hueso entre la última vértebra y el sacro.
  • Pendi: apendicitis.
  • Pendingue: marcharse, largarse.
  • Penene: perenne.
  • Penícula: película.
  • Penterre: enfado con pataleo.
  • Perigallo: persona descarada, sin vergüenza. También se utiliza para referirse a una persona traviesa o mala.
  • Peripuesta: arreglada.
  • Periquete: rápidamente.
  • Permanencia: clase de recuperación, después del horario habitual.
  • Pero: manzana grande.
  • Perrengue: vulva. También se utiliza para hacer referencia a la tranquilidad.
  • Perritraco: gandul, vago, holgazán.
  • Pez/La Pez: primer excremento de un bebé.
  • Picá: arrebato.
  • Picabuey: garcilla bueyera.
  • Picapeh: martín pescador (ave que vive en ríos y lagos)
  • Picia: hecho fracasado o erróneo, (hacer una picia es hacer algo mal hecho).
  • Pijulo: niño pequeño.
  • Pílfano: mosquito de los que pican.
  • Pilistra: planta de maceta, de la familia de la aspidistra.
  • Pilrrá: gustar, encantar.
  • Piltra: cama.
  • Pindonga: persona que le gusta callejear.
  • Pingandito: empapada de agua toda la ropa.
  • Pinote: salto.
  • Pintón: casi borracho, alegre.
  • Pio: primero.
  • Pipirri: esta palabra se emplea cuando existe algún problema en los ojos, tipo conjuntivitis.
  • Pírfano: mosquito.
  • Pita: trocito de la caña de un cereal preparado para pitar.
  • Pitera: agujero, gotera. También se utiliza para referirse a una herida pequeña en la cabeza.
  • Planchazo: decepción, sorpresa.
  • Plisá: sensación extraña de algunos alimentos.
  • Pobrecito: que da pena o lástima.
  • Polarma: Se suele utilizar la expresión “joío polarma”.
  • Polisas: partículas que vuelan al desprenderse por la combustión de una candela.
  • Polvajera: polvareda.
  • Pompa: ampolla en la piel.
  • Pompita: burbuja.
  • Poncima: por encima.
  • Pos: pues.
  • Potrear: subirse encima de una persona, cama o sofá, de forma inadecuada.
  • Pozo/ Echar al pozo: alternar tomando unas copas de vino.
  • Precurá: procurar.
  • Presa: chacina.
  • Presa: trozo de embutido, tocino, pollo, carne, conejo, etc.
  • Prestino: pestiño, dulce casero.
  • Prevención, ir de: viajar a por provisiones.
  • Priesa: prisa.
  • Pringá: mancha.
  • Privá: excremento considerable.
  • Probabilidá:
  • Prologa: prórroga.
  • Proseción: procesión.
  • Puelme: masa, espeso, sin caldo.
  • Pujiede: que protesta por todo, no está de acuerdo con nada y lo demuestra quejándose o gimiendo. También se utiliza para hacer referencia a una persona floja, mimosa o que llora con facilidad.
  • Pulá: aumentar, crecer.

Q

  • Quebraero: lio, follón sin solución.
  • Quedrás: querrás.
  • Quejá: mandíbula.
  • Quincena, estar de: esta expresión se utiliza para referirse al descanso en el pueblo, con motivo de alguna fiesta, de alguien que vive fuera.
  • Quisqui: toda persona.

R

  • Rabiculto: antipático, ridículo.
  • Rabúo: arisco, antipático.
  • Rachera: disgusto, sofocón.
  • Rajaura: raja, grieta.
  • Ralete: grillo que canta mucho.
  • Ramajo: escoba, hecha con ramas, que se usaba para barrer los corrales.
  • Rancio: aburrido, soso.
  • Raspaculo: persona aduladora, correveidile, alcahuete.
  • Rastra: artilugio con ganchos para sacar algo de un pozo.
  • Rebimba: salir de juerga.
  • Rebujo: lío.
  • Recinchao: apretado.
  • Refilera: fila, hilera.
  • Refregaero: en el cucharro, la zona donde se refriega la ropa.
  • Reguerío: fila o línea de algo que se va vertiendo.
  • Rejundir: dar mucho de sí un producto, cundir.
  • Relampagazo: relámpago muy grande.
  • Relatona: persona que reprende o se queja mucho por todo.
  • Remanguillé: golpear o coger de costado.
  • Rengao: doblado por los años o dolorido por el trabajo.
  • Rente, al: al borde, al lado.
  • Repampano: hielo, escarcha.
  • Repañá: recoger los frutos que han quedado en el suelo después de la recolección.
  • Repiao: loco, que no está en sus cabales.
  • Repicaputeá: persona excesivamente arreglada.
  • Repión: peonza. También se utiliza para hacer referencia a una persona que es muy inquieta.
  • Rescualdo: brasa pequeña debajo de la ceniza.
  • Resencio: humedad nocturna. Se suele utilizar la expresión “dormir al resencio” para referirse a dormir a cielo descubierto.
  • Resfalaera: piedra o zona resbaladiza.
  • Resfalón: resbalón.
  • Respajillón, de: de reojo.
  • Restirá: estirar.
  • Retajila: habla sin parar, retahíla de palabras una detrás de otra.
  • Revenío: flojo, consumido, flaco. También se utiliza para hacer referencia a un alimento sin caldo o reseco.
  • Revesinos: vueltas, ideas.
  • Riestre: ristra, trenza de ajos.
  • Rilao: tonto.
  • Ringurrango: garabato, curva.
  • Rodilla: trapo de la cocina, servilleta de tela.
  • Roli: trozo de baldosín o piedra utilizado para el juego de la rayuela.
  • Romacera: romaza.
  • Rosquete: aro grueso de tela que se ponía en la cabeza para transportar vasijas.
  • Rozón: arañazo o herida superficial en la piel o en un objeto.

S

  • Saboría/o: comida sin sal, sosa, sin sustancia. También se utiliza para hacer referencia a una persona de poco carácter.
  • Sajá: corte.
  • Sajurda: zahúrda, pocilga.
  • Salamántica: lagartija, salamandra, salamanquesa de agua. También se utiliza para hacer referencia a un tipo de peinado de mujer, que lleva trenzas enrolladas a cada lado de las orejas.
  • Salamántica: salamandra, salamanquesa.
  • Salla: combinación, pernda que usan las mujeres debajo del vestido.
  • Sardina: geranio.
  • Satín: clavo pequeño.
  • Socochá: dar un hervor a un alimento.
  • Solato: solazo, sol que pega fuerte.
  • Sonco: malicioso, que se hace el distraído.
  • Sopírfora/Sopílfora: mujer astuta, de poco fiar, pícara.

T

  • Tabuquino: suero de la leche de oveja.
  • Tajo: asiento de corcho, en forma de cubo, que se utilizaba para sentarse delante de la candela. También se utiliza para hacer referencia a la fiambrera para conservar la chacina los campesinos.
  • Tamién: también.
  • Tangarranina: tagarnina.
  • Tarambáina: persona con poco criterio.
  • Taranjina: naranja mandarina.
  • Tarra: cabeza grande.
  • Tarranganina: tagarnina, cardillo, planta comestible.
  • Tatarata: cataratas, enfermedad del ojo.
  • Tentigo: perseverante has la saciedad; pesado/da.
  • Teresa/Teresita: mantis religiosa (insecto).
  • Terrero: pedazo de tronco de alcornoque que queda cuando se corta un árbol
  • Tesón: educación, saber estar, formalidad, decisión.
  • Tinaón: almacén, trastero, cochera, de techos altos.
  • Tirilla: persona flaca.
  • Tizón: resto de leña que ha ardido mal.
  • To: todo.
  • Tolistoli: marcharse, irse. En Barcarrota también se conoce como pendingue.
  • Topetón: repisa, cornisa, estantería hecha de mampostería en la chimenea donde se colocaba la loza.
  • Trabajera: trabajo o acción dificultosa.
  • Trafullero: chanchullero, cizañoso.
  • Trajín: movimiento de un lado a otro sin parar.
  • Tranca/Hasta las trancas: expresión que se utiliza para decir que alguien está muy enamorado.
  • Trancallá: paso amplio y exagerado.
  • Trapajo: trapo sucio y roto.
  • Trapicallo: vestimenta raída y vieja.
  • Trasconejao: extraviado.
  • Traspasómañana: el día después de pasado mañana.
  • Trasvelao: sin sueño.
  • Tresantié: día anterior a antes de ayer.
  • Trinchote: pinzón vulgar
  • Trompeta: flor azucena.
  • Trueca: hueco grande en el tronco de un árbol.
  • Trujo: trajo.
  • Truque: juego de la rayuela.
  • Tuerto: torcido.
  • Túndiga: paliza.
  • Turrutera: lugar donde hace un calor asfixiante.
  • Tusón: prenda de mucho abrigo.

U

  • Uaño: este año.
  • Ule: mantel.
  • Untá: figuradamente, pagar algo con dinero.

V

  • Vago: grano de simiente, arroz, cebada, etc.
  • Varilla: se utiliza para decir “irse de varilla” como referencia a defecar muy suelto y a intervalos casi seguidos.
  • Veces, a las: en ocasiones.
  • Velaí: he ahí, efectivamente.
  • Velaquí: aquí está.
  • Vena: avena.
  • Vená: impulso, deseo.
  • Verea: vereda, camino.
  • Verga, estar como: estar tonto.
  • Vericueto: camino tortuoso y con estorbos.
  • Verijas: ingles.
  • Vide: vi.
  • Vientre, hacer de: defecar.
  • Vivito: en el juego, el repión que está rodando dentro del círculo.
  • Vojotros: vosotros.
  • Volandero: pajarito recién salido del nido.

Y

  • Yerba: hierba. También se utiliza como expresión de asombro.
  • Yerro: hierro.

Z

  • Zacatúa: mala acción sobre otra persona, faena.
  • Zacho: azada.
  • Zajones: zahón, especie de mandil para resguardar los pantalones.
  • Zajurda: zahúrda, habitáculo para cerdos.
  • Zaleao: muy usado, roto.
  • Zambarcazo: porrazo, golpe, caída.
  • Zamboa: membrillo.
  • Zampabollos: glotón.
  • Zancajo: talón.
  • Zapo: sapo.
  • Zarrapastroso: sucio, desaliñado.
  • Zarria: algo de poco valor, inútil.
  • Zefrá: cansada, laxa.
  • Zongolotina: golosa, comilona.
  • Zonzo: persona de poco fiar o, como se suele decir, “que tira la piedra y esconde la mano” y “el que las mata callando”.
  • Zorrostrá: fatiga, cansancio. También hace referencia a una caminata grande y cansada.
  • Zorullo: mojón, miedo.
  • Zugá: chupar, absorber.
  • Zugo: zumo, jugo.
  • Zugosito: jugoso.
  • Zurpia: desechos, residuos, agua sucia y contaminada.
  • Zurra: paliza.
  • Zurrapa: sedimento o crema que queda abajo.
  • Zurrapastrao: dícese cuando un lugar o cosa está muy sucio.

Fuentes:

La plaga de hormigas asesinas

Hace cinco siglos, la población de Cheles (conocida como “Cheles el viejo”), se encontraba en la Dehesa de San Onofre, junto a la Sierra de San Blas y cerca del Río Guadiana, pero cuenta la leyenda que Don Juan Manuel de Villena (tercer Señor de Cheles), decidió trasladar la ubicación de la villa más al sur, cerca del embalse de Alqueva, donde se encuentra actualmente.

El motivo de ser reubicado no queda constatado en ningún documento, pero gracias a la tradición oral, se habla de una plaga de hormigas asesinas, apodadas como “hormigas de fuego” por tener la cabeza roja y cuerpo negro, que asedió la población. Se dice que la aparición de esas hormigas puede deberse a que los cheleros en su día viajaron a hacer las Américas y se las trajeron sin darse cuenta en sus propios fardos. Allí proliferaron hasta hacerse con el pueblo.

Se cuenta que, aproximadamente en el año 15000, una marabunta de hormigas voraces tomó el pueblo, llevándose por su paso toda la vegetación y la madera de las casas. Esto creó pánico en el pueblo, ya que además estos insectos se cebaron especialmente con los niños y el ganado, a quienes llegaban a producirle la muerte a causa de su mordida.

Los padres de las criaturas, según cuentan los más ancianos de Cheles, llegaban a subir a sus hijos en hamacas que colgaban de las encinas intentando protegerlos.

Tras ver que aquello era imposible de erradicar sin hacer más daño del que tenía el pueblo, decidieron prenderle fuego para acabar con el enemigo y cortar por lo sano de una vez por todas.

Una vez que le dieron fuego, se retiraron hacia el río para protegerse de las llamas y ver como el pueblo que había sido su cuna hasta entonces, se hacía cenizas.

Actualmente, los únicos vestigios que quedan del lugar son los restos del castillo, dos ermitas y algunas viviendas.

Fuentes: