El arriero y los ladrones
Camino para Mancha caminaba un arriero;
Buen zapato, buena media y buen bolso de dinero,
Jarriaba siete machos, ocho con el delantero;
Nueve se pueden llamar con el de la silla el freno,
Al revolver de una esquina, siete ladrones salieron.
Le preguntan los ladrones: – ¿Dónde va, mozo arriero?
-Camino para la Mancha, con un encargo que llevo.
-Pa la Mancha vamos todos, todos juntitos iremo.
De lo siete que aquí vamos, ninguno lleva dinero.
-Por dinero no lo hagáis, que yo dinero lo llevo;
Que llevo aquí más doblones que estrellitas tiene el cielo.
Los ladrones se miraron y todos se sonrieron,
Y a la venta de Aragón a beber vino se fueron.
El primer vaso de vino fué para el mozo arriero,
Y él no lo quiso beber, porque tenía veneno.
De los siete que allí iban, siete sables descubrieron,
Y el mozo descubrió el suyo, que cortaba hasta el acero.
De los siete mató a cinco, y dos se fueron huyendo.
La cantinera gritaba por si le acude el pueblo.
Ya le acudió la justicia; prendieron al arriero.
L’ escribió una carta al rey contándole su proyecto.
Cada renglón que leía, el rey se iba sonriendo:
-Si, como has matado a cinco, hubieras matado a ciento …
Siete reales tiene el mozo mientras viva en este reino,
Y cinco la cantinera, por el vino que bebieron.
Fuente:
- Gil García, Bonifacio. Romances Populares de Extremadura: recogidos de la tradición oral (1944). Págs. 60-61.
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