La Leyenda de Taniças
Esta leyenda de tesoros debe su nombre a un labrador llamado Felisberto Martins, conocido como Taniças y cuenta que este señor, que trabajaba en los Montes Novos (parte que linda con la pedanía de Santo Domingo de Guzmán), soñó con una anciana. Ésta le dijo que en la Sierra de Alor estaba enterrada una estatua de un rey en oro.
Al día siguiente, Felisberto se encontraba impresionado y aprensivo. Sólo pensaba en el mensaje de aquella anciana y cada noche que se iba a dormir pedía a Dios que el sueño volviera a repetirse para poder hablar con la anciana hechicera, pero estaba tan nervioso que no conseguía conciliar el sueño.
Una noche, con el cansancio acumulado, el sueño lo venció y el sueño volvió a repetirse. Él se dirigió a la anciana y le suplicó que le dijese la forma de desencantar la estatua de oro del rey.
Entonces la anciana, fijando sus ojos en las pupilas del labrador, le dijo:
«La entrada para descubrir este tesoro está en los bajos de la Sierra de Alor, en las cuevas que allí están y que tú bien conoces. Entra y levanta la tierra que te estorbe la entrada. Así que lo hagas, encontrarás un largo corredor, tapado igualmente de tierra; sácala toda y luego verás frente a ti una casa abovedada con agua. Esa es la señal de que estás cerca; si consigues llegar al otro lado de la casa de agua, estarás en posesión de la estatua del rey.»
Y la figura de la anciana se diluyó entre las sombras del sueño.
El labrador quedó ilusionado con aquellas palabras y un día intentó encontrar, entre la variedad de cuevas de la sierra, la verdadera entrada para descubrir el tan ansiado tesoro. Como él solo no pudo hacerlo, contrató a varios trabajadores para así realizar la ardua tarea que llegó a prolongarse durante varios años.
Poco a poco las carretas de tierra fueron aumentando y el dinero del labrador consumiéndose lentamente. Ante la esperanza de encontrarlo y el descubrimiento del corredor tras varias excavaciones, pidió a los trabajadores que no dejasen de cavar hasta encontrar la casa de agua.
El tiempo pasó sin obtener el resultado deseado y Felisberto gastó todos los ahorros que consiguió reunir desde su juventud. Debido a este motivo y a la falta de energía, se vio obligado a tener que abandonar la búsqueda del tesoro.
Según cuenta la leyenda, todo fue descubierto desde el corredor a la casa del agua. Sin embargo, la estatua de oro con la esfigie del rey nunca logró ser hallada.
Unos años más tarde el labrador falleció y la leyenda de Taniças o de la Cova de Moira (como se llama en San Jorge de Alor) persiste y dura entre los campesinos como un desengaño de los sueños, las imágenes y las brujas.
Analizando esta leyenda oliventina, se considera que su origen procede de la existencia de cuevas en la Sierra de Alor y el misterio que existe por lo que puedan encerrar en su interior.
Lo que está claro es que la leyenda de Taniças tiene un claro sentido moralizante ya que nos habla de los sueños, las utopías y la inconsciencia de dejarse llevar por las ilusiones que son meramente imposibles.
Por último, cabe añadir que la esencia que se esconde en la leyenda es el deseo de enriquecimiento o la necesidad de salir de una difícil situación económica que tan extendida estaba en la sociedad en el momento en el que surgen estas leyendas.
Fuente:
- Álvaro Rubio, Joaquín; Pérez Guedejo, José Joaquín (1999). Leyendas, milagros y tradiciones de la Comarca de Olivenza; Pags. 56-58.
- Fotografía de portada: https://naturalmentebadajoz.com