Archive: 28 noviembre, 2022

Indumentaria de Olivenza

La indumentaria propia de un lugar es de gran interés ya que es un aspecto bastante importante para entender a cualquier comunidad según su cultura y tradición, así como sobre factores físicos, sociales, económicos, éticos e históricos.

Es un elemento vivo de la estética, de las necesidades materiales y de las formas de vida de cada época.

La indumentaria de Olivenza se caracteriza por su mezcla entre lo español y lo luso y, dentro de lo portugués, la propia mezcla de éste con lo gallego.

En cuanto a la indumentaria propia de esta localidad, ya en el siglo XVI, se hablaba de la fabricación de paños finos de lino y de lana (fieltros, sequería, paños gruesos y “mantas de terra”). Dos siglos después, cobran bastante importancia los telares, cardadoras y obreras de telar, ya que eran necesarios para la agricultura y la ganadería, base de sustento de la sociedad rural. Más tarde, en el siglo XIX, las labores del campo recobraron más auge y esto llevó a que hubiese intercambio comercial y con ello, el aumento de relaciones sociales por lo que las formas de vestir adquieren un papel fundamental.

En Olivenza, como en cualquier sitio, la ropa de las personas dependía de su estatus económico. Aun así, residían muchos artesanos, sastres y también modistas, por lo que los trajes, ya fueran más o menos exquisitos, estaban bien elaborados.

A continuación, se describe la indumentaria masculina para diferentes ocasiones:

  • Ropa de trabajo:

La vestimenta era sencilla, basada en ropa de lana de colores oscuros, aunque con el paso del tiempo se dejó de utilizar la lana para utilizar tejidos de pana.

Utilizaban sombreros amplios, normalmente de color negro, y llevaban camisas sujetas por un solo botón. También predominaban los chalecos de piel de conejo y las bulas de “riscado” (tejido estampado a cuadros o rayas).

Una herencia lusa con la que se cuenta en la indumentaria oliventina es el “capote” con alas hecho con paño grueso con cuello de piel de zorro, utilizado este también para la antigua zamarra y en los zahones de los pastores.

En cuanto al calzado, solían llevar zahones de lana y también de cuero; así como botas altas o de media caña.

  • Ropa de vestir:

Se usaba un pantalón estrecho y un chaleco abotonado con solapas y bordado (a finales del siglo XIX se van perdiendo estos detalles), ambos ribeteados en negro y de paño. Solían ser de color marrón, negro y gris, por lo que la camisa blanca destacaba, además de por el color también por ser anchas, aunque en el puño se estrechaban.

La cintura la llevaba cubierta por una faja negra, aunque para momentos festivos esta podía ser más fina y colorida. El uso de la faja, al enrollarse, pretendía no dejar ninguna parte fuera y de ella pendían uno flecos.

Para completar la vestimenta, utilizaba una corta chaqueta adornada con presillas de cordones y botones; así como unos zapatos o botas y sombreros de ala ancha o corta en paño fino de color negro, marrón o gris.

Chalecos de Olivenza. Fotografía de Cuadernos Populares nº58 (Editora Regional de Extremadura)

Chaleco bordado de Olivenza. Fotografía de Cuadernos Populares nº58 (Editora Regional Extremeña)

La indumentaria femenina también era diferente según la ocasión para la que se utilizase:

  • Ropa de trabajo:

Para las labores del campo, predominaban las faldas oscuras de lana gruesa y largas, acompañadas de medias gruesas a rayas y bastantes coloridas. Pero, para tener mayor libertad de movimiento y estar más resguardadas, solían entrelazarse las faldas hasta formar una especie de pantalón. Ésta práctica dejaron de hacerla cuando se incorporaron a la vestimenta femenina el uso de pantalones, al igual que en la de los hombres.

Además de esto, las mujeres llevaban un pañuelo de lana bastante gruesa con el que cubrían su torso en épocas de temperaturas bastantes bajas y también complementos como los manguitos de tela para la recogida de aceitunas y las matanzas, entre otras actividades.

Mujeres del grupo «La Badana» con trajes de faena. Fotografía de Raíces, el coleccionable del Diario HOY (1995)

  • Ropa de vestir:

La indumentaria de Elvas y otras poblaciones alentejanas fueron de gran inspiración para las mujeres oliventinas.  Solían vestir con faldas largas (aunque van acortándose con el tiempo), de paño, de colores vivos (verde, amarillo y rojo) y con franjas bordadas de lana o picados sobre la bastilla, quedando adornada con multitud de dibujos florales y geométricos. Cabe aclarar que también existía otra variedad de faldas que eran más finas y con estampados más delicados.

Para complementar a esas sayas, las acompañaban a veces con jubones de colores y estampados y otras veces con camisas de puntillas. En muchas ocasiones, también solían utilizar corpiños para resaltar estéticamente parte del tronco y, paradójicamente al mismo tiempo, disfrazar los senos de las miradas.

Como se puede ver, no eran prendas básicas, sino que contaban siempre con estampados y bordados que adornaban incluso los delantales, prenda bastante utilizada en colores blancos y pasteles (excepto para las galas, que se utilizaban en negro) y en la que predominaban las esquinas redondeadas y rematadas con volantes.

Como complemento solían llevar pañuelos de lana adornados con motivos florales, que cruzaban en el pecho uniéndolo detrás de la cintura y, como broche de la vestimenta, un chal y unos pendientes. Este último aderezo variaba según la condición civil de la mujer, ya que cuando estaba casada se ponía los que le regalaba el marido. Entre los pendientes caben destacar los de media luna en oro y plata y también las “arracadas”.

Pañuelo de busto de Olivenza. Fotografía de Cuadernos Populares nº58 (Editora Regional Extremeña)

No hay que olvidar el peinado ya que la mujer solía peinar sus cabellos hacia atrás o con una raya al medio, recogiendo la melena en un moño de rosca o de rosca trenzada y que, para realzarlo, adornaban con una peineta sencilla y baja. Sin embargo, también se utilizaba un moño en la parte alta de la cabeza, conocido como “carrapito”. En ocasiones, ambos tipos de peinados eran adornados por ramilletes de flores y para el recogimiento de las ceremonias, se usaba la mantilla.

En cuanto al estilo galaico-portugués, también influyente en la vestimenta oliventina, predominaba lo siguiente:

Indumentaria masculina

  • Ropa de trabajo:

Los hombres llevaban pantalón holgado de pana surcada, camisa o blusa blanca o gris, chaleco sin solapas, pañuelo de hierbas anudado al cuello o sujeto en la faja, sombrero de paja y, para el pastoreo, zahones y zamarra de piel de cordero o cabra en color marrón, con larga halda en la espaldera.

  • Ropa de vestir:

Caracterizada por trajes oscuros (negros, marrones o grises) compuestos por pantalones largos de estilo pitillo, una chaquetilla corta, una camisa blanca sobre la que se coloca un chaleco tipo “smoking” (en ocasiones bordados) y con sombreros de fieltro negro de copa redondeadas y alas vueltas.

Indumentaria femenina

  • Ropa de trabajo:

Combinaban la falda de paño con medias a rayas con camisa de percal, a pequeños cuadros, de listas finas o lisos en tonos pasteles. Con los mismos colores, una gran sobrefalda que quedaba levantada y enrollada en el delantero, al estilo manchego, dejando ver la falda de paño: y un pañuelo en la cabeza que cubría su cuello y se anudaban debajo de la nuca y sobre el que se ponía el sombrero de paja.

Traje de matancera de Olivenza. Fotografía de Cuadernos Populares nº58 (Editora Regional Extremeña).

  • Ropa de vestir:

Predominan trajes muy vistosos con colores muy vivos, normalmente rojos. La falda es del estilo “miñota”, tejida, dibujando bandas verticales, rematadas en los bajos por una banda horizontal roja, con vivo y aplicaciones florales en negro; camisa blanca de cuello cerrado con puntillas que cubren el cuello, abrochado con cintas rojas; pañuelo portugués rematado con macramé formando una gran red de las que cuelgan largos flecos; medias blanca y gran mandil negro.

Traje de gala de Olivenza. Fotografía de Cuadernos Populares nº58 (Editora Regional Extremeña)

Otra opción era utilizar sayas de paño de colores lisos (rojos, verdes, azules…), adornadas con una cenefa floral bordada en negro y las solían acompañar con una camisa blanca, un pañuelo de flores de colores en el busto o corpiño negro muy escotado y medias blancas un mandil blanco de labores caladas y bordadas con gran fruncido alrededor.

Traje de diario de Olivenza. Fotografía de Cuadernos Populares nº58 (Editora Regional Extremeña)

En ambos casos, en cuanto al peinado, predominan los moños de rosca adornados con flores rojas y, en algunas ocasiones, un pañuelo portugués anudado a la cabeza.

Hay que hacer una mención especial al Traje de Maya, compuesto por una falda blanca bordada en colores suaves y con delicados caldos, un pañuelo de busto tipo portugués de fondo blanco y una corona o diadema floral.

Indumentaria de la Maya. Fotografía de Cuadernos Populares nº58 (Editora Regional Extremeña)

 

Fuentes:

El alunamiento

El sol ha sido, por excelencia, el astro que da vida y, por contraparte, se le ha atribuido a la luna un poder oculto, debido quizás a las diferentes transformaciones que sufre en distintas épocas del año.

Desde la antigüedad, la luna ha jugado un papel importante en la tradición popular, el dicho la luna nos trae, la luna nos llevadeja implícito este pensamiento. Se creía que, en la noche de San Juan, la luna mataba a un moro o a una mora y que, posteriormente, durante la celebración de las fiestas de este santo, tendrían que morir un mozo o una moza, o ambos a la vez.

Podemos encontrar el culto a la luna en cualquier parte, creando en torno a ella una serie de ritos por los cuales los malos designios se transforman en buenos:

“Tres somos de la raya, dos de Alburquerque y la capitanita, de Valdefuentes” (1)

(1) Referido a las brujas que concurrían a los aquelarres de la provincia de Badajoz (D. Bonifacio Gil – Cancionero Popular de Extremadura).

Muchas son las supersticiones que forman parte de la luna. El hecho de dormir con la cara descubierta a la luz de la luna es un presagio de varias enfermedades como la locura, reumatismo o la jaqueca, entre otras.

Se creía que, cuando uno se iba a dormir y la única parte de la casa que estaba abierta era la chimenea, la luna podía entrar por ella. Por ello, en la ceniza que había en el suelo había que hacer una cruz o dejar cruzadas las tenazas y el badil para proteger la casa de su influjo. 

Otra lectura que se hace de la luna es que, dependiendo de su oscuridad, se entiende como señal de lluvia, o cuando ésta lleva cerco, significa que va a escampar.

“Luna nueva y con troná, trenta diah d’inverná”

Algunas supersticiones que hemos encontrado dicen que: 

  • Las embarazadas, a partir del séptimo mes y en luna llena, son propensas a que se les adelante el parto. 
  • La carne que haya sido expuesta a la luz de la luna, termina pudriéndose y llenándose de gusanos. 
  • El carácter de las personas está ligado estrechamente a la luna.

Pero, de todas las supersticiones, la más popular y extendida es la de que uno debía librarse bien de no mirarla, sobre todo en plenilunio y, especialmente, quienes tenían que esquivarla eran los niños. 

A lo largo de esta entrada, analizaremos el fenómeno del alunamiento a través de diversas fuentes, haciendo especial hincapié en el artículo escrito por Eugenio López Cano, fo y Julián Cano Izquierdo, en la revista Saber Popular, en el cual se recogen vivencias y opiniones de diferentes personas de Alburquerque para explicar esta superstición convertida en tradición.

El arrebato de la luna

En Alburquerque cualquier persona puede ser cogida por la luna e, incluso, existe un ritual imprescindible para la curación total de esta enfermedad lunar.

Los síntomas de esta enfermedad son muy variados, aunque se pueden enmarcar en malestar general: desde sentirse mareado hasta estremecerse o estirarse en la cama por tener algo de fiebre.

Hay que distinguir entre estar cogido por la luna y estar muy cogido por la luna, a este último estado se le llama quebranto. La diferencia principal entre ambos estados son los síntomas, si son fiebres altas y demás, sería quebranto.

Los niños son más receptivos al influjo lunar que los adultos, sobre todo cuánto más pequeños sean. Uno de los principales síntomas que suelen afectarles es el estremecimiento. Cuando están malos de la barriga, ya sea por un empacho, cólico u otro motivo, es un estado que se conoce con el nombre de luna entripá. El rezo para curar esta dolencia lo veremos más adelante. 

Los movimientos del astro

Las fases de la luna son muy importantes, ya que se cree que la luna coge a las personas cuando hace el movimiento. Por ejemplo, cuando la luna pasa de nueva a creciente, que es un cuarto, es “cuando una persona siente el quebranto en el cuerpo”. 

Cabría destacar qué cuartos de la luna son los más dañinos, pero se desconoce. Los informantes sí coinciden en que lo peor que te puede pasar es que la luna te coja cuando está llena.

Según un informante, un indicador para saber la maldad de la luna es la posición de sus cuernos y su brillo. Sobre sus cuernos deja constancia el siguiente dicho: 

“Mala viene la luna, trae los cuernos empinaos”

Refiriéndose a que “cuando la luna tiene los cuernos tendidos no te coge ni te hace efecto”. Sobre su brillo tenemos que, cuando la luna brilla, es mucho más perjudicial ya que ella misma nos está diciendo que “no se le puede mirar mucho”.

Los movimientos de la luna tienen relación con el tiempo, de hecho, parece que el agente maléfico en sí es más el tiempo que la fase de la luna. Por ejemplo, en un día nublado puedes notar más el cogimiento de la luna.

Sobre la receptividad de las personas al influjo lunar

Las personas que entienden de la luna parecen ponerse de acuerdo en que hay personas que son más propensas al influjo lunar, pero no coinciden en el por qué. Comentan que puede ser posible debido a su naturaleza pues “quien tiene la naturaleza má recia, le coge menos”.

También hay una creencia de que el influjo lunar depende de la alimentación que se tenga, así pues, es recomendable comer de acuerdo a la fase lunar, sobre todo si la luna está llena.

Tiene relación también con el humor de la persona, dependiendo del humor que tenga se diría que “ehtá de buena o mala luna” cuando ésta goza de buen o mal humor.

Acerca del destino

Del dicho la luna nos trae, la luna nos lleva que se mencionaba al inicio, el autor del artículo comenta diversas convicciones populares relacionadas con el mismo y sobre la idea de la presencia de la luna en el destino del mundo. 

La primera parte del dicho, la luna nos trae, se relaciona con la responsabilidad que tiene la luna en todo acto creador de vida. Eso se ve en distintas opiniones recogidas de los informantes: 

“¿Cuántas lunas estás en el vientre de tu madre?, pues son nueve lunas, entonces tu vienes al mundo con las lunas. Viene el crío a nacer, viene con la luna”

Se hace énfasis en la luna como el centro de todo, llegando a formar parte en la gestación y en la creencia de que, sin su ayuda, no hay nacimiento. 

En la segunda parte del dicho, la luna nos lleva, la donadora de vida se convierte a su vez en donadora de muerte. Ya que la luna puede coger a personas sanas y privarles de su salud. En el artículo, al preguntar a diversos informantes acerca de cómo nos lleva la luna, responden:

“Pues a lo mejor en un movimiento que haga la luna pues es cuando nos morimos, dicen que es así”

“Yo lo tengo visto, solo he visto dos muertos. Si ahora una persona se pone muy grave muy grave, a la salida de la luna o a la recogida […] te pones pa morirte. O te mueres cuando sale la luna o te mueres al ponerse la luna”

Con todas estas citas de informantes se deduce que la luna solo te lleva cuando tu estado de salud es muy deficiente. No hay que ver a la luna como el factor desencadenante de la enfermedad o de la muerte sino como la última causa de esta.

La luna no es la única que maneja el destino, unas veces es responsable ella y otras veces lo es la voluntad divina. Ambas confluyen en los rituales de curación.

La curación

Existen varios rituales para curar las afecciones lunares. Está el ritual de la luna y el ritual del quebranto, ambos son básicamente el mismo, pero diferenciando únicamente la oración principal.

En ambos rituales se empieza con una bendición inicial del agua, contenida en un plato. Esta bendición suele hacerse tres veces y a ella le sigue la oración correspondiente (la de la luna o el quebranto), que también se dice tres veces, tras ella un (o más) Padre Nuestro, un Ave María (o tres) y otra bendición del agua.

Tras todo esto, se echan al plato tres gotas de aceite de oliva. Si estas gotas se esparcen sin dejar rastro, se confirma que la persona estaba cogida por la luna y habría que repetir el ritual. Según algunos informantes habría que repetirlo tres veces más y, según otros, nueve veces. Como se puede ver, los números de las repeticiones siempre son impares.

La estructura general de la oración suele ser siempre la misma, aunque de una persona a otra pueden variar algunas palabras ya que la oración fue enseñada por portugueses debido a la proximidad con el país.

Eugenio López Cano recoge la versión más común de la oración en la revista Alminar Nº51:

«Luna, por aquí pasahte

y la salú de … llevahte

Luna por aquí vilvihte’ j’ a pasá

y la salú de … dejahte».

David Cuño Tarriño recoge, en su Trabajo Fin de Máster, dos formas diferentes de realizar el rezo a la luna gracias a dos informantes. Según la primera informante, antes de realizar el rezo, la persona que lo realiza hace la señal de la cruz sobre la taza tres veces, luego se santigua otras tres veces y pasa a recitar la siguiente oración:

«La luna bendita pasó por aquí

y el cuerpo de (nombre de la persona) se llevó

La luna bendita volverá a pasar

y el cuerpo de ______quedará

y el suyo se llevará»

Tras la oración, la persona que realiza el rezo vuelve a hacer tres cruces en la taza y se santigua otras tres. Después, se unta el dedo en aceite y se echan tres gotas en el agua; si el aceite se esparce por el agua, es que la persona a quien se le reza está cogida por la luna. En caso de que las gotas queden intactas, es que no lo está.

Para que la oración tuviera mayor efecto, esta debía de realizarse en presencia del enfermo. También podría llevarse a cabo estando ausente el mismo, pero entonces era necesario que la persona que fuera a realizar la oración, la hubiera recibido y aprendido de una persona de más edad que el enfermo.

Según la segunda informante, la práctica se realizaría de una forma distinta. Primero se haría la señal de la cruz sobre una taza con agua y después se recitaría lo siguiente:

«Bendigo a _____ de luna, de sol y de quebranto

En el nombre del Padre, del Hijo, 

de la Virgen María y del Espíritu Santo

(3 veces)»

El proceso del agua y del aceite se haría exactamente igual que en el ejemplo de la primera informante.

En el caso de Almendral, recogido en la revista Saber Popular nº12, la oración varía un poco:

«Bendita luna que por aquí pasaste, tu mancha negra dejaste en el corazón de (se dice el nombre de la persona a la que se está curando),

bendita luna volverás a pasar tu mancha negra, me la quedarás y el corazón (se vuelve a decir el nombre del que se está curando) se lo devolverás”

La oración de la luna entripá no es conocida por muchas personas. En la revista Saber Popular nº2 se recoge información acerca del contexto en el que se produce la oración, gracias a un informante:

“La virgen alivie su dolor y quebranto, Gloria al padre, Gloria al Hijo y Gloria al Espíritu Santo. 

Eso na más que pa sobarle la barriga a los niños, eso no es rezarle a la luna tres veces y entonces se está haciendo con el aceite y con el espliego, después eso lo coges, lo fríes y entonces ese aceitino lo tienes frío y cuando la niña la estás vistiendo, pues la dices esa oracioncina. 

Pero eso no la bendecía, eso yo no me ponía en el plato nada para bendecirla”. 

Para algunos informantes, cuando sospechaban estar cogidos por la luna, no siempre hacían el rito completo. Simplemente se rezaban las oraciones para sí. Para otros esto no servía, pues el rito es algo imprescindible para salvarse del influjo de la luna. 

Lo que sí que tienen en común ambos, es que, sin fe, la curación no servía, era algo indispensable y en lo que hacían hincapié:

“Ahora que le digo yo que los mismos, los versos (de San Antonio) que la luna como no se tenga fe no valen pa na, réceme usted la luna y no tiene fé, como si no se le rezaba”

También eran de frecuente uso diversos amuletos para contrarrestar la influencia en los niños. Se recoge referencias de dos amuletos:

  • El primero es un amuleto, de oro o plata, en forma de media luna que llaman luneta y que “detenía mucha fuerza a la luna” cuando los niños eran cogidos por ella. 
  • El segundo es una mano con el puño cerrado y el dedo pulgar hacia arriba, que colgaba del cuello de los adultos y de los recién nacidos, llegando incluso a conservarlos a lo largo de toda su vida. 
  • También, si la familia podía permitírselo, se utilizaba una pulsera de coral mediante la cual se creía que potenciaba el efecto y que sería mucho mayor.

Como hemos podido ver, la luna ha formado parte de las diferentes manifestaciones de la vida de las personas a lo largo de toda la región, llegando incluso a usarse en el cancionero popular.

Fuentes:

La Leyenda de Taniças

Esta leyenda de tesoros debe su nombre a un labrador llamado Felisberto Martins, conocido como Taniças y cuenta que este señor, que trabajaba en los Montes Novos (parte que linda con la pedanía de Santo Domingo de Guzmán), soñó con una anciana. Ésta le dijo que en la Sierra de Alor estaba enterrada una estatua de un rey en oro.

Al día siguiente, Felisberto se encontraba impresionado y aprensivo. Sólo pensaba en el mensaje de aquella anciana y cada noche que se iba a dormir pedía a Dios que el sueño volviera a repetirse para poder hablar con la anciana hechicera, pero estaba tan nervioso que no conseguía conciliar el sueño.

Una noche, con el cansancio acumulado, el sueño lo venció y el sueño volvió a repetirse. Él se dirigió a la anciana y le suplicó que le dijese la forma de desencantar la estatua de oro del rey.

Entonces la anciana, fijando sus ojos en las pupilas del labrador, le dijo:

«La entrada para descubrir este tesoro está en los bajos de la Sierra de Alor, en las cuevas que allí están y que tú bien conoces. Entra y levanta la tierra que te estorbe la entrada. Así que lo hagas, encontrarás un largo corredor, tapado igualmente de tierra; sácala toda y luego verás frente a ti una casa abovedada con agua. Esa es la señal de que estás cerca; si consigues llegar al otro lado de la casa de agua, estarás en posesión de la estatua del rey.»

Y la figura de la anciana se diluyó entre las sombras del sueño.

El labrador quedó ilusionado con aquellas palabras y un día intentó encontrar, entre la variedad de cuevas de la sierra, la verdadera entrada para descubrir el tan ansiado tesoro. Como él solo no pudo hacerlo, contrató a varios trabajadores para así realizar la ardua tarea que llegó a prolongarse durante varios años.

Poco a poco las carretas de tierra fueron aumentando y el dinero del labrador consumiéndose lentamente. Ante la esperanza de encontrarlo y el descubrimiento del corredor tras varias excavaciones, pidió a los trabajadores que no dejasen de cavar hasta encontrar la casa de agua.

El tiempo pasó sin obtener el resultado deseado y Felisberto gastó todos los ahorros que consiguió reunir desde su juventud. Debido a este motivo y a la falta de energía, se vio obligado a tener que abandonar la búsqueda del tesoro.

Según cuenta la leyenda, todo fue descubierto desde el corredor a la casa del agua. Sin embargo, la estatua de oro con la esfigie del rey nunca logró ser hallada.

Unos años más tarde el labrador falleció y la leyenda de Taniças o de la Cova de Moira (como se llama en San Jorge de Alor) persiste y dura entre los campesinos como un desengaño de los sueños, las imágenes y las brujas.

Analizando esta leyenda oliventina, se considera que su origen procede de la existencia de cuevas en la Sierra de Alor y el misterio que existe por lo que puedan encerrar en su interior.

Lo que está claro es que la leyenda de Taniças tiene un claro sentido moralizante ya que nos habla de los sueños, las utopías y la inconsciencia de dejarse llevar por las ilusiones que son meramente imposibles.

Por último, cabe añadir que la esencia que se esconde en la leyenda es el deseo de enriquecimiento o la necesidad de salir de una difícil situación económica que tan extendida estaba en la sociedad en el momento en el que surgen estas leyendas.

 

Fuente:

  • Álvaro Rubio, Joaquín; Pérez Guedejo, José Joaquín (1999). Leyendas, milagros y tradiciones de la Comarca de Olivenza; Pags. 56-58.
  • Fotografía de portada: https://naturalmentebadajoz.com

La Virgen de las Nieves

Olivenza cuenta con la Ermita de la Virgen de las Nieves, situada en un pequeño cerro a unos cinco kilómetros de la población en la dirección que marca la carretera de Alconchel. La festividad de la Virgen de las Nieves se celebra todos los años el día 5 de agosto y muchos turistas se han interrogado cómo hay allí una Virgen con ese nombre siendo Extremadura una tierra de nieves infrecuentes. La respuesta se pudo obtener gracias a Joaquín, el protagonista de esta historia, que pudo contarla para que quedara claro el testimonio de lo que allí aconteció:

Joaquín era un niño de tez morena, cabello rubio, ojos pequeños pero muy vivos y delgado. No tenía aun siete años y se caracterizaba por ser un niño travieso. Su juego favorito era el escondite.

Él, hijo único de Vicenta y Juan, a pesar de ser un niño inquieto, era obediente y también muy sensible.  Los tres, siendo una familia humilde, vivían en el pueblo en una casa pequeña pero limpia y ordenada.

Una tarde de febrero Vicenta y Juan salieron con la compañía de Joaquín a coger espárragos, tradición y costumbre que tenían sus antecesores desde tiempos inmemoriales.

A pesar de los rayos de sol, había un aire desagradable que enfriaba sus cuerpos. Por ello Joaquín llevaba un chaleco rojo y unos pantalones de pana y Vicenta llevaba un pañuelo en la cabeza.

El niño iba pasos por delante de los padres, dando saltitos. Cuando divisó las matas esparragueras que había alrededor del sendero, se entretuvo a jugar con ellas sin darse cuenta de que, en una parte del sendero antes de llegar a una cuesta, sus padres giraron por un camino a la derecha y cada vez estaba más lejos de sus padres.

Vicenta se dio cuenta de que su hijo no estaba con ellos y empezó a llamar a Joaquín. Gritaba cada vez más alto y a su llantina se unió la de Juan, ambos desesperados por encontrar a su hijo. Se encontraban angustiados y no dejaron de buscar campo adentro preguntándose dónde podía estar su pequeño. Sus voces repitiendo “Joaquín” constantemente era lo único que se escuchaba allí, además de su propio eco y el viento que aumentó su velocidad mientras la niebla comenzó a tomar protagonismo a la caída del sol.

Por su parte, Joaquín se había dado cuenta de que estaba realmente solo en ese inmenso campo y comenzó a llorar en silencio mientras soltaba el manojo de espárragos que había logrado coger. La indecisión de no saber hacia dónde ir y el no saber volver a casa, hizo que se sentara en una pequeña roca que había allí cerca, al lado de un cerro poco prominente.

No había pasado mucho tiempo cuando el niño se dio cuenta de un cambio atmosférico. Ya no había viento y una luz que cada vez era más intensa, invadió un punto en lo alto del cerro. Joaquín no entendía nada, por lo que abrió sus ojos y comenzó a escuchar una música celestial y, a pocos pasos de él y entre la luz ya cegadora, apareció una Señora vestida de blanco con un manto azul. Joaquín se quedó atónito, por lo que no podía ni pestañear y abrió la boca con cara de sorpresa mientras oyó que le decía:

– Soy tu madre del cielo.

La voz y las palabras invadieron a Joaquín de ternura y sensibilidad y por ello inmediatamente se arrodilló ante ella. De nuevo la Señora volvió a hablar, esta vez para decirle:

-Ven.

Ante aquella petición y como un sonámbulo, Joaquín se levantó lentamente, atraído por la voz y la figura de la Señora y comenzó a andar hacia ella. Cuando llegó a su lado, la Señora lo protegió con su manto azul mientras lo abrazaba. El niño, que se quedó sin palabras, sentía un gozo infinito y un calor de nido le recorría todo el cuerpo. Su imaginación infantil, le hizo pensar que estaba en el lecho de plumas de Dª Julia, su maestra de escuela y llegó a pensar con alegría si no estaría ya en el cielo.

Bajo el temor de hacer desaparecer la visión, el niño estaba totalmente inmóvil y comenzó a ver como caían espesos y abundantes copos de nieve. Lo más extraordinario de todo es que a él no le tocaban porque tenía la sensación como si alrededor de su cuerpo hubiera un fuego que los derretía, por lo que Joaquín no sentía nada de frío y el calor que emanaba la figura de la Señora, le hizo dormirse profundamente.

Sus padres, Juan y Vicenta, habían sido acogidos en una huerta de los alrededores por las inclemencias del tiempo. Ya en el amanecer, con las primeras luces del nuevo día, salieron a buscarlo, pero ya no tenían ni fuerzas para gritar su nombre. Con pasos cansados, llegaron a un sitio desde donde se divisaba el cerro en donde el niño había sido testigo de la aparición. Juan logró ver una mancha roja que destacaba de los campos y dijo:

– ¡Es él, es su chaleco rojo! ¡Es Joaquín!

El tono de su voz ya era otro, como de haber resucitado. Ambos fueron corriendo al lugar y encontraron a Joaquín dormido con la cabeza apoyada entre los brazos y su semblante era tan sereno que parecía un ángel. Éste despertó ante la emoción de sus padres por haberlo encontrado y le hicieron miles de preguntas, pero el niño sólo sabía decirles:

– Vi una Señora que me tapó con su manto y me dormí. No tuve frío, de verdad, no tuve frío.

La madre lo cogió en sus brazos, creyendo que estaba delirando y dijo:

– Mira que caliente está. Juan ¿tendrá fiebre? Habrá estado soñando.

El padre lo llevó encima de sus hombros y comenzaron el camino de vuelta al pueblo. De vez en cuando el niño volvía la mirada hacia el cerro de la aparición.

Cuando llegaron al pueblo, las campanas repicaban por la misa que iba a celebrarse. El pueblo estaba sobrecogido porque la estatua de la Virgen no se encontraba en el altar de la iglesia de San Francisco.  Nadie sabía cómo había sucedido, pero la desaparición fue confirmada por el párroco.

Fue al día siguiente cuando una aldeana que venía al pueblo una vez a la semana para hacer la compra, se encontró la estatua de la Virgen desaparecida justamente en el sitio donde Joaquín había sido encontrado y recogido por sus padres.

La leyenda de la Virgen de las Nieves, al igual que otras de una índole parecida, representa la protección de la Virgen hacia todo el pueblo devoto, a sus hijos creyentes.

Junto a su manto protector, esta leyenda también aporta la justificación de la existencia de un santuario-ermita y la extensión de un culto devocional a la imagen de la Virgen.

Además, la Virgen de las Nieves se encuentra dentro de ese grupo categorizado como “damas blancas”, siendo considerada como un símbolo religioso de algunas poblaciones extremeñas y como un ser relacionado con la pureza.

04. Abril. Comunicado anv copia

Nota informativa sobre la aparición de la Virgen de las Nieves (1954). Fotografía del Museo Etnográfico Extremeño González Santana de Olivenza.

Fuentes:

  • La Virgen de las Nieves de Olivenza. Leyendas de Extremadura, 2018 http://www.leyendasextremadura.es
  • La Virgen de las Nieves. Museo de Olivenza https://museodeolivenza.com
  • Martos Núñez, Eloy (1995). Álbum de cuentos y leyendas tradicionas de Extremadura (Volumen I); Págs. 213-215 https://issuu.com
  • Álvaro Rubio, Joaquín; Pérez Guedejo, José Joaquín (1999). Leyendas, milagros y tradiciones de la Comarca de Olivenza; Pags. 39- 45.
  • López Rodríguez, Pedro Manuel. Introducción a la Mitología Extremeña. Un estado de la cuestión; Pág. 282
  • Fotografía de portada: https://www.facebook.com

 

Cuentos de animales – La comadre zorra y la comadre cigüeña

Cuentan los que lo vieron, yo no estaba, pero me lo dijeron, que eran una comadre zorra y una comadre cigüeña. Como comadres, se juntaban todos los días y charlaban de sus cosas.

Un día la comadre zorra le dice a la comadre cigüeña:

– ¿Quieres, comadre, que hagamos unas papitas?

– Ea, pues vamos a hacerlas, le contestó la cigüeña.

– ¿Adónde las vamos a hacer?, preguntó el animal del pico largo.

– En una lanchita, le contestó la zorra.

Hicieron sus papitas y se pusieron a comer. La zorra, con su lengua, se comió todas las papas y se puso como el Quico. La cigüeña, con su piquito, se quedó con las ganas.

Al otro día se vuelven a Juntar y la comadre cigüeña le dice a la comadre zorra:

– Comadre, ¿quieres que hagamos otras papilas?

– Sí, vamos a hacerlas, le contestó la zorra.

– Y, ¿se puede saber dónde las vamos a hacer?

– Mira, comadre, esta vez las haremos en este aceitero, dijo la cigüeña.

Hacen las papilas en el aceitero y la cigüeña, con el pico tan largo que tiene, se comió todo, llevándose la zorra las mijinas que caían.

La zorra se enfadó y va y le dice a su comadre:

– Comadre, me has engañao.

– Yo no te he engañao, le soltó la astuta cigüeña. No sé por qué te pones así.

– Es que hoy te has comío todas las papas, dijo la zorra.

– Pues ayer te las comiste tú, le contestó la cigüeña.

– Ea, pues vaya una cosa por la otra.

Aquello quedó así, pero al día siguiente se volvieron a ver.

La cigüeña le dice a su comadre:

– Comadre, ¿quieres venir a una boda en el cielo?

– ¿Cómo vamos a ir a una boda al cielo?, inquirió la zorra.

– Si, mira, tú te montas encima de mí y yo te llevo volando a la boda del cielo.

– Eso ya está hecho, vámonos. ¡Hala!

La confiada zorra se montó encima de la cigüeña y empezó a volar.

Venga a levantar, y levantar, y levantar, y de que iban muy alto, la zorra, con algo de miedo, va y le dice a su comadre:

– Comadre, no vayas tan alto, que ya ni veo la tierra.

– No te preocupes, que todavía está el cielo más lejos, le respondió la cigüeña.

¡Ay, comadre, ámonos pa atrás!, decía la zorra muerta de miedo.

– ¡Uy, vete tú!

Y sin pensárselo dos veces, se volvió de espaldas y dejó caer a la zorra desde allí mismo.

Pero, ¿dónde fue a caer la zorra? En un centenal. Y se le metió una pajita en el culo y se oyó:

– ¡¡ Uuaaaahhhh …!!

Y colorín, colorao, este cuento s’hacabao, y quien no diga jacha, jigo y jiguera, no es de mi tierra.

Fuentes:

El Milagro del Arroz de Olivenza

Tras la Guerra Civil Española, los tiempos no fueron fáciles debido al hambre y la necesidad entre todos los españoles. Por este motivo, en el país había instituciones que, estando ligadas la mayoría a la Iglesia, ayudaban a los más desfavorecidos, proporcionándoles alimentos.

Esto también sucedía en Extremadura. En el caso de Olivenza, la parroquia contaba con la ayuda de la institución Hogar de Nazaret. Lo que nunca imaginaron es lo que allí iba a suceder el 23 de enero de 1949, fecha muy importante para esta ciudad ya que allí ocurrió el milagro del arroz.

Un día como otro cualquiera, Leandra Rebollo, la cocinera del centro se dio cuenta de que la familia que les proveía alimentos no había aparecido por allí y disponía de menos de un kilo de arroz (algo así como tres tazas), algo irrisorio para la cantidad de familias que estaban esperando fuera para poder alimentarse, en concreto 200 personas.

Aun así, Leandra se dispuso a preparar un caldo con el poco arroz que tenía y mientras que echaba el arroz en la olla para que éste se cociera, se encomendó al beato pacense Juan Macías, exclamando: “Ay, beato.! ¡Y los pobres, sin comida!

Mientras el arroz se cocía, ella hacía otras labores en el centro y cuando volvió a la cocina se quedó ensimismada al ver que la olla estaba completamente llena de arroz, algo totalmente imposible por la cantidad de la que disponía y había echado.

La cocinera, asombrada por lo que estaba pasando, llamó al párroco del pueblo y a la directora del instituto, María Gragera Vargas. Ambos fueron testigos del milagro del arroz y la voz comenzó a correrse por el pueblo, por lo que no dejaban de recibir vecinos allí para ver que estaba sucediendo.

Leandra, con ayuda de más gente, logró transvasar el arroz a otras ollas, ya que este no dejaba de multiplicarse durante cuatro largas horas y no dejó de hacerlo hasta que todos los necesitados comieron y la cocinera exclamó: “¡Basta!”

Pero todo no queda en la multiplicación del arroz, sino que éste además salía condimentado y, a pesar de todo el tiempo que estuvo cocinándose, no se necesitó más carbón para que siguiera cociéndose.

Este hecho no se quedó en Olivenza, sino que viajó hasta el obispado y el Papa Pio XII puso en marcha una investigación. Los 22 testigos fueron interrogados por 14 sacerdotes por separado y las muestras de arroz fueron analizadas en diferentes laboratorios; uno de ellos el de Valencia, quien alegó que era un arroz completamente normal.

Ya en 1974, 25 años más tarde, la Iglesia consideró este hecho como un milagro y el día 28 de septiembre de 1975, el beato San Juan Macías fue canonizado en Roma.

Es el único milagro de multiplicación de alimentos que ha sido aceptado por la Iglesia después del de los panes y los peces de Jesucristo narrado por los Evangelios.

Actualmente, para conmemorar el hecho y atender al turismo religioso que visite Olivenza, la parroquia ha convertido la cocina donde sucedió el milagro en una pequeña capilla en la que el altar es un hornillo de carbón similar al que había cuando se produjo la multiplicación del arroz. Y, además, tras el altar hay un panel de azulejería historiada donde se representa el momento del milagro.

Reconocimiento del Milagro del Arrroz por parte del Papa Pablo VI. Fotografía de Extremadura Misteriosa.

Fuentes:

 

El convento encantado de Olivenza

Olivenza cuenta con un edificio con mucha historia. Su origen se data en el siglo XVI, cuando Leonor Velha, una dama de la alta burguesía extremeña, invierte su dinero en la construcción de un convento de monjas en la ciudad. Pero, debido a un retraso de la construcción del mismo, no fue hasta 1601 cuando empezaron las obras y hasta 1631 cuando el convento fue inaugurado por un obispo de Elvas, la población vecina perteneciente a Portugal.

Una vez abiertas sus puertas, entran a vivir allí las hermanas Clarisas pertenecientes a la Orden de las Hermanas Pobres de Santa Clara, pero estas fueron sustituidas diez años después por los Monjes Hospitalarios de San Juan de Dios, debido a que Portugal se separa de la corona de Felipe IV en la Guerra de Restauración. Es por este motivo, que el convento pasó a ser el Real Hospital Militar durante dos largos siglos, en los que este edificio fue escenario de momentos de dolor, miedos, muertes de muchísimos soldados y sus respectivos entierros.

Ya en 1936, durante la Guerra Civil Española, el hospital militar pasó a ser un cuartel de la Guardia Civil, por lo que tras esas cuatro paredes murieron muchísimas personas al ser fusiladas y cuyos cadáveres eran emparedados e incluso arrojados a un pozo.

Más tarde, en 1998 y durante diez años, este cuartel que pasó muchos años abandonado, se convirtió en una Escuela de Teatro y Danza de Extremadura. Para poder ser utilizada como tal, sufrió una serie de restauraciones y, en dichas obras, fueron encontrados miles de cadáveres, lo cual confirma que este lugar fue nicho durante muchísimos años de los que un día perdieron la vida injustamente.

Aun así, los profesores y alumnos intentaron darle una nueva vida con algo tan bonito como el mundo de las artes escénicas y la danza, pero pronto empezaron a presenciar diferentes fenómenos paranormales de los que aquí se quieren dejar constancia:

  • Un día, en una clase nocturna de teatro, los alumnos estaban reunidos en la sala de actuaciones y vieron por un instante como la sombra de una mano tras el telón se movía, acariciándolo. Ellos, curiosos y ensimismados, fueron a comprobar qué es lo que había realmente detrás de aquella tela y no encontraron nada ni nadie.
  • Por su parte, Eulalia Martínez, la jefa de estudios de la escuela, afirma que algunos días que ha tenido que quedarse hasta más tarde trabando, ha podido ver sombras cruzando el umbral de la puerta de su despacho y también ha escuchado voces extrañas por los pasillos.
  • Hay un reloj que siempre detiene sus manillas a la misma hora.
  • Se han visto figuras vagando por los pasillos
  • Grabaciones de una soprano cantando acompañada por el sonido de un órgano que allí no había.
  • Llantos de personas y bebés.

En la actualidad, este edificio se halla cerrado y abandonado. Han surgido varias ideas con el objetivo de abrirlo de nuevo, como, por ejemplo, un Centro de Recepción de Visitantes del Parque Temático Natural “Tierras Gran Lago de Alqueva”.

Fuentes:

Cuentos de animales – Los animales despedidos

Pues, señor, iba un leñador con su burro por el camino y se le cayó con la carga. Se enfadó mucho el hombre, le dió una buena paliza y cuando llegó a casa dijo:

– Anda, ya no te quiero más.

Y lo echó a la calle para que se defendiera por sí propio.

Conque el animalito salió a buscarse la vida.

Iba por un camino cuando se le presentó un gato.

– ¿Dónde vas, compadre?, preguntó el minino.

– Mira, buscando fortuna, porque mi jefe me ha pegao y me ha echao a la calle. ¿Y tú?.

– ¡’Bu!, a mí me ha pasao igual. Le cogí una sardina al ama y me ha dao una paliza que ya no me quiere en casa-, contestó el gato.

– Eso, pos ámonos, sugirió el burro.

Así pues, el burro y el gato siguieron andando, andando hasta que se encontraron con un perro.

– ¿Dónde vais, compadres?, preguntó

– A buscarnos la vida, le respondieron.

– ¿Me puedo ir con vosotros? En mi casa me trataban a patadas y me he escapao.

– Ea, pos ámonos tos juntos.

Así, pues, el burro, el gato y el perro, todos juntitos, echaron a andar, andar, hasta que se toparon con una vaca.

– ¿Qué te pasa, comadre vaca?, le preguntaron a coro.

– ¡Uy!, he visto los machetones que traían los carniceros pa llevarme al matadero y yo me he dao el larguejo, les contestó la vaca.

– Ea, pos ámanos tos juntos, dijeron.

Iban el burro, el gato, el perro y la vaca anda que te anda, anda que te andarás cuando se les presentaron dos carneros.

– ¿Onde váis?, les preguntaron.

– Nos hemos escapao, pos nos querían llevar al matadero.

– Ea, pos ámanos tos juntos, pidieron los demás.

Caminito adelante iban el burro, el gato, el perro, la vaca y los dos carneros cuando se encontraron a un gallo.

El gallo les puso la misma disculpa de que iban a sacrificarlo y que por eso se había escapado del corral de su amo.

Todos juntitos, el burro, el gato, el perro, la vaca, los dos carneros y el gallo siguieron andando, andando hasta que se hizo de noche y se metieron en el monte.

En esto que el gato y el perro se lamentan:

– Vamos cansaos.

– Montaos encima, les dijeron.

Conque el perro se subió encima del burro, el gato encima del perro y el gallo encima del gato. Y la vaca y los dos carneros, andandito.

Más adelante se les apareció una paloma, que venía buscando refugio, y se unió al grupo.

Una vez que hubieron subido toda la montaña, ya muy de noche, vieron una luz a lo lejos.

A ver si hay refugio pa nosotros, dijo uno de los animales.

Conque llegaron a la casa y vieron que estaba vacía.

Entraron con mucho cuidao y vieron que había estado habitá. Entraron allí y había de tó. Era una guarida de bandoleros.

Como tenían mucha hambre, cada uno de los animales se sirvió de lo suyo: el perro, de carne; el gato, de pescado; la vaca, de pienso; los carneros, de paja; el burro, de cebada y la paloma, de trigo.

Se estaban dando un atracón cuando sintieron un ruido.

– Malo, ya vienen los dueños, dijo uno de los animales.

– Ea, a esconderse, pidió otro.

Dice el burro:

– Yo me voy a la cuadra.

Y el perro:

– Yo, a la escalera.

Y los carneros:

– Nosotros, a la puerta.

Y así, la vaca se fue al pajar, el gallo a la chimenea, el gato junto a las cenizas de la lumbre y la paloma, arriba de la chimenea.

En esto que viene un bandolero y, todo a oscuras, ve como dos brasitas que brillan en el hogar. Entonces se fue al pajar a por una poquita de paja para avivar la lumbre.

Nada más coger la paja, la vaca, que estaba allí escondida, le dió varios topetones de aúpa.

Con un puñao sólo se fue el bandolero a la lumbre a encenderla.

Se puso a soplar y el gato, que estaba allí escondido, se le tiró a la cara y lo arreguñó tó.

El hombre salió huyendo y, al querer subir por la escalera, el perro lo cogió y lo quedó medio pelete. 

Lleno de miedo, quiso escaparse por la puerta, y los dos carneros que se enrean a toparse, cogiéndolo en medio y quedándolo con las costillas rotas.

Y en esto que el gallo, desde arriba, va y canta:

¡Kikirikíiiiiii …!! ¡¡Kikirikíiiiiii …!!

Y la paloma, que estaba más arriba, empieza a arrullar:

¡¡Kree … uuuuuu … ooooooo …!! ¡¡Kree … uuuuuu … ooooooo!!

El bandolero, muertito de miedo, llegó a donde los otros.

– ¡Compañeros, ahí no se puede entrar! ¿Sabéis la de gente que hay ahí? Fijaos: en el pajar hay uno con una horquilla que te lleva, te sube y te baja todo lo que le da la gana. Si vas a la cuadra, hay un zapatero, ¡Vaya, lo bien que cose! Si vas a subir las escaleras, hay allí un tío que tiene unas uñas … que desforraja a tos. Y, gracias que no pude subir, que todavía había uno arriba que decía:

¡¡ Traédmelo aquíiiiiii …!!

¡¡ Traédmelo aquíiiiiii …!!

Y otro más arriba que decía:

¡¡ Que le rompan el culo …!!

¡¡ Que le rompan el culo …!!

Al oír todo aquello, los bandoleros salieron a todo correr y no volvieron jamás a poner los pies en aquella casa.

Fuentes:

Cuentos de animales – La cabrita y los siete cabritos

En los tiempos de Marícastaña había una cabrita que tenía siete cabritos. Y salía a alimentarse quedándoles una contraseña para cuando llamaran a la puerta:

Abrid, hijos míos, que soy vuestra madre, que vos traigo leche en el tete y aceite en el cornete

La cabrita se fue y el lobo, que la vigilaba, aprovechó la ocasión y llamó a la puerta diciendo:

Abrid, hijos míos, que soy vuestra madre, que vos traigo leche en el tete y aceite en el cornete

Los cabritos abrieron el lobo se comió a seis de los que estaban.

Sólo se salvó el más pequeñín, que se había escondido.

Un poco después llegó la cabra y llamó a la puerta:

Abrid, hijos míos, que soy vuestra madre, que vos traigo leche en el tete y aceite en el cornete

El cabritillo abrió la puerta.

– ¿Y los otros hermanos?

– Se los ha comido el lobo.

La madre riñó a su pequeño.

No vuelvas a abrir a nadie, aunque te den la contraseña, mientras no te enseñen una manita por la gatera de la puerta.

Al día siguiente, el lobo volvió a repetir la operación.

Abrid, hijos míos, que soy vuestra madre, que vos traigo leche en el tete y aceite en el cornete

– Entra la mano por la gatera, le dijo el cabritillo desde dentro.

El lobo va y la puso.

– No, mi madre no tiene las manos sucias y tú eres el lobo.

El lobo no tuvo más remedio que irse.

Al otro día volvió otra vez, pero traía las manos mu lavás y preparás.

Abrid, hijos míos, que soy vuestra madre que vos traigo leche en el tete y aceite en el cornete

– Entra la mano por la gatera.

El lobo hizo lo que le pedían.

– No, mi madre tiene las manos más blancas.

Rabioso, cogió el lobo y se fue a un molino. Se enjarinó (enharinó, llenarse las manos de harina) bien las manos, volvió a la puerta y dijo:

Abrid, hijos míos, que soy vuestra madre, que vos traigo leche en el tete y aceite en el cornete

– Enseña las manos por la gatera.

Así lo hizo el lobo.

El cabritillo, confiado, abrió la puerta y el lobo se lo comió enterito.

Un rato después vino la madre y, de que vió que no había nadie en casa, salió en busca de su hijo.

Mientras tanto, el lobo, con la panzá que tenía se fue a un pozo a beber. Y como no podría entrar dentro, se sentó al lado y se quedó dormido.

La cabra, después de dar vueltas y vueltas, siguiendo el olor del lobo, por fin lo encontró. En silencio se acercó, le cortó la barriga, le sacó todos sus hijitos y lo rellenó de piedras.

Entonces, le dió un fuerte empujón y lo arrojó al pozo. El lobo se ahogó y la cabra recuperó a todos sus cabritillos.

Y me voy por un caminito y salgo por otro, si este cuento te gustó, mañana te cuento otro.

Fuentes:

Semana Santa de Olivenza

Se podría hablar de una Semana Santa como otra cualquiera, pero en el caso de la oliventina, es totalmente diferente y especial. Lo que la hace única es la mezcla de raíces, así como la fusión entre lo religioso, lo devocional y la cultura.

La tradición que se sigue en nuestro país se ve reflejada durante la semana de pascua de la población rayana, pero hay que destacar también que algunas de las procesiones que tienen lugar son herencia de Portugal, como es el caso de la de “El Señor de los Pasos” y la del Santo Entierro conocida ésta última como “procesión de las banderas”. Ambas pertenecen al viernes Santo. La primera es llevaba a cabo por la Hermandad de Los Pasos y la segunda por la Hermandad de la Misericordia.

En cuanto a las procesiones por parte de hermandades de origen hispano, se encuentran la de Jesús Orando en el Huerto y Nuestra Señora de las Angustias; el Descendimiento y Nuestra Señora de la Soledad; y, por último, la de Jesús Nazareno y Santísima Virgen de los Dolores.

Su programación está compuesta por un gran conjunto de procesiones y actos religiosos, comenzando esta semana de pascua con una inauguración especial en la Parroquia Santa María del Castillo, en donde tiene lugar el pregón con un espectacular concierto por parte de la Sociedad Cultural “La Filarmónica”. A continuación, se informa de la celebración llevaba a cabo cada día de la semana:

  • El Domingo de Ramos, además de celebrar la Eucaristía en la Parroquia de Santa María del Castillo y tener lugar la Bendición de los Ramos, se celebra la Procesión de “La Borriquita” con la que se representa la llegada de Jesús a Jerusalén. Esta procesión es organizada por la Parroquia junto a la Cofradía del Descendimiento y la Cofradía de Jesús de Nazareno y la Virgen de los Dolores “Los Obreros”.
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Procesión de La Borriquita (Olivenza, 2022). Fotografía del Ayuntamiento de Olivenza.

  • El Lunes Santo se celebra la Eucaristía en la Iglesia de Santa María Magdalena y más tarde se celebra la Estación de Penitencia de la Cofradía Jesús de Nazareno y la Virgen de los Dolores “Los Obreros”, en donde salen dos pasos. El primero es el “Trono del Misterio” con Jesús de Nazareno, portado por 30 personas y el segundo se trata de la Imagen de la Virgen de los Dolores portada por 38 cargadores.
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Procesión del Lunes Santo (Olivenza, 2022). Fotografía del Ayuntamiento de Olivenza.

  • El Martes Santo, además de las Confesiones y la Eucaristía en la Iglesia de Santa María Magdalena, se celebra en la Iglesia de Santa María del Castillo la Estación de Penitencia de la Hermandad y Cofradía de Jesús Orando en el Huerto y Santísima Virgen de las Angustias, Nuestro Señor atado a la Columna, Jesús de la Caña Verde y María Santísima de la Esperanza. En esta Estación de Penitencia salen tres pasos: “La Oración de Jesús en el Huerto de los Olivos”, portado por 24 costaleros; Jesús de la Caña Verde “Señor de la Salud” (talla anónima del siglo XVIII), portado por 24 costaleras y, por último, “María Santísima de las Angustias”, con 24 costaleros.
Puede ser una imagen de texto que dice "SANTA CASA DE MISERICORDIA 10"

Jesús de la Caña Verde frente a la Santa Casa de Misericordia (Olivenza, 2022). Fotografía del Ayuntamiento de Olivenza.

  • El Miércoles Santo, se celebra la Eucaristía en la Iglesia de Santa María Magdalena y más tarde, en la Iglesia de Santa María del Castillo, la Estación de la Penitencia de la Hermandad y Cofradía de Jesús Orando en el Huerto y Santísima Virgen de las Angustias, Nuestro Señor atado a la Columna, Jesús de la Caña Verde y María Santísima de la Esperanza, en la que salen dos pasos: “La Flagelación de Jesús” (con una talla anónima del siglo XVIII) con 24 costaleros y “Nuestra Señora de la Esperanza” con otros 24.
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Procesión de Nuestra Señora de la Esperanza (Olivenza, 2022). Fotografía del Ayuntamiento de Olivenza.

  • El Jueves Santo se celebra la Cena del Señor tanto en la Iglesia Santa María Magdalena como en la Parroquia de Santa María del Castillo. Desde esta última sale la Procesión del Santísimo hacia el Monumento. Más tarde se celebra la Procesión de las Banderas, llevaba a cabo por la Hermandad de Nuestra Señora de la Misericordia. Se le llama así porque portan diez lienzos, de principios del siglo XVIII, que representan la Pasión y Muerte de Jesucristo, a excepción de algunos que representan como tema a la Virgen de la Misericordia, que cobija bajo su manto a todo el pueblo portugués. Por último, se celebra la Hora Santa en el Monumento en la Parroquia de Santa María del Castillo.
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Procesión de las Banderas (Olivenza, 2022). Fotografía del Ayuntamiento de Olivenza.

  • El Viernes Santo, a partir de las 00:00h del Jueves Santo, se celebra la Estación de Penitencia de la Hermandad y Cofradía del Descendimiento que, desde la Iglesia de Santa María Magdalena como punto de partida, salen dos pasos: el de “Paso de Misterio” con el Santísimo Cristo del Descendimiento, portado por 28 costaleros; y el de la imagen de “María Santísima de la Soledad”, portada por 30 costaleros.
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Procesión de María Santísima de la Soledad (Olivenza, 2022). Fotografía del Ayuntamiento de Olivenza.

Ya por el mediodía, es el Vía Crucis por los alrededores de la Parroquia de Santa María del Castillo. Y, a partir de la tarde, se sucede el resto de celebraciones, como la de la Pasión del Señor en la Iglesia de Santa María Magdalena, a la que le sigue y desde donde sale la Procesión del “Santo Entierro” de la Real Archicofradía de Nuestro Señor de los Pasos que saca al Cristo Yacente y que va acompañado de la Panderinha (de origen portugués), que simboliza a la Verónica, una mujer que va delante del féretro de Jesús y representa una joven que estaba haciendo pan, ante el jaleo formado cuando Jesús iba subiendo al calvario, salió con su paño blanco y ante la humillación que Jesús estaba sufriendo, le limpió la cara. Ante aquel acto de valentía, Jesús le regaló su rostro en el paño. A través de una canción que ella, en varias ocasiones durante el recorrido, canta en latín con cierta reminiscencia del árabe, expresa que no hay dolor en el mundo similar al que Jesús padeció. Esta tradición popular es única, aunque símil a la procesión de la Buena Mujer, celebrada en muchas localidades cerca de Olivenza.

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Santo Entierro (Olivenza, 2022). Fotografía de la Cofradía del Señor de los Pasos de Olivenza.

Además, en esta procesión también participan la Cofradía de Jesús de Nazareno con el Paso de San Juan, la Hermandad y Cofradía del Descendimiento con la Exaltación de la Cruz, la Hermandad de Nuestra Señora María Santísima de la Soledad con la Santísima Virgen de la Soledad y, por último, con la Hermandad de Nuestra Señora de la Misericordia con las Banderas, llevando la imagen de la Virgen de la Misericordia siguiendo el féretro.

 

  • De la noche del Viernes al Sábado Santo, sale desde la Capilla de San Francisco la Procesión del Silencio con la Virgen de los Dolores, llevada a cabo por la Cofradía Jesús de Nazareno y la Virgen de los Dolores “Los Obreros”.
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Virgen de los Dolores preparada para la Procesión del Silencio (Olivenza, 2022). Fotografía de la Cofradía Jesús de Nazareno y la Santísima Virgen de los Dolores «Los Obreros»

Para finalizar este día, cuando cae la noche, tiene lugar la celebración más importante del año Cristiano. Se trata de la Gran Vigilia de la Pascua de Resurrección en la Parroquia Santa María del Castillo.

 

  • El Domingo de Resurrección se celebra por la mañana la Eucaristía en la Iglesia Santa María del Castillo y a partir de las 12:00h la Solemne Misa de Pascua en la Parroquia de Santa María del Castillo. Tras ella, sale la Procesión Sacramental y tiene lugar la Bendición de los Campos.
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Eucaristía en la Iglesia Santa María del Castillo el Domingo de Resurrección (Olivenza, 2018). Fotografía de la Parroquia de Olivenza

A continuación, se detallan algunos aspectos y curiosidades sobre cada Hermandad y Cofradía. Esta información ha sido recopilada gracias al vídeo promocional “Olivenza. Una pasión, duas culturas” que se expuso en FITUR 2018, a la página de Facebook del Ayuntamiento de Olivenza donde dejan constancia e informan a los vecinos de todo lo que acontece en el pueblo y, por último, también gracias a la página web de Cofradías y Hermandades.

  • Hermandad y Cofradía de Jesús Orando en el Huerto y la Santísima Virgen de las Angustias, Nuestro Señor atado a la Columna, Jesús de la Caña Verde y María Santístima de la Esperanza: esta Hermandad fue fundada en 1956 y también se les conoce como “Los Coloraos”. La componen 530 hermanos y su indumentaria es una túnica color burdeos, un capuz y una capa blanca. Además, las hermanas van ataviadas con la tradicional mantilla.
  • Real Archicofradía de Nuestro Señor de los Pasos: fundada en 1579, tiene 871 hermanos y su indumentaria es una hopa o capa morada.

Antiguamente se conocía como Real Cofradía, pero el nuevo título se lo dio la Reina Isabel II, gran devota del Señor de los Pasos. El Rey Alfonso XII le regaló en 1875 un libro de actas, que actualmente es un libro de autoridades. Como dato curioso, la reina Sofía en 1990 fue a Olivenza y no pudo no entrar a la Iglesia de Santa María Magdalena a ver la imagen del Señor de los Pasos.

Su imaginería se compone de Nuestro Señor de los Pasos y el Cristo Yacente.

En cuanto a las procesiones en las que sale son la de Nuestro Señor Jesús de los Pasos, la Procesión del Santo Entierro de la Real Archicofradía de Nuestro Señor Jesús de los Pasos y, por último, la Procesión Sacramental y Bendición de los Campos.

  • Hermandad de Nuestra Señora María Santísima de la Soledad: fundada en 1948. Es una hermandad compuesta sólo por mujeres, en concreto 457 y estas van vestidas con un vestido negro y ataviadas con mantilla y portando un faro. Su imagen no podía ser otra que la de María Santísima de la Soledad, una talla anónima de origen portugués.

Excepto en los dos años de pandemia, ha salido ininterrumpidamente a la Procesión del Santo Entierro de la Real Archicofradía de Nuestro Señor Jesús de los Pasos.

  • Hermandad de Nuestra Señora de la Misericordia: fue fundada en el año 1501, por lo tanto, es la más antigua de la localidad (cofradía decana) y tiene muchos privilegios gracias a los reyes portugueses y españoles. Tiene una tradición portuguesa muy antigua que sigue manteniendo. Por este motivo, la hace distinta. Pertenece a las misericordias portuguesas y es una cofradía que parece que ha viajado en el tiempo, con un atuendo devocional y de origen portugués, totalmente diferentes a lo que se está acostumbrado.

Actualmente cuenta con 170 hermanos que, con una hopa o balandrán, salen a la Procesión del Santo Entierro de la Hermandad de la Misericordia y también a la Procesión de las Banderas en las que, con cuadros portativos, se representan los momentos de la pasión. y portan un cristo de origen portugués. Tradición del siglo XVI.

  • Cofradía de Nuestro Padre Jesús de Nazareno y la Santísima Virgen de los Dolores: se fundó en 1954, es conocida como “Los Obreros” y cuenta con 517 hermanos. La indumentaria que utilizan es una túnica y capuz morados y capa negra.

En cuanto a las procesiones y actos en los que participa, son la Procesión de La Borriquita, la Estación de Penitencia de la Cofradía de Jesús de Nazareno y la Virgen de los Dolores, la Procesión del Silencio y la Procesión del Santo Entierro de la Real Archicofradía de Nuestro Señor Jesús de los Pasos. Para dichas procesiones cuentan con tres imágenes: la Verónica enjuga el rostro de Jesús, la Santísima Virgen de los Dolores y San Juan Evangelista.

 Cofradía del Descendimiento: fue fundada en el año 1952, tiene 460 hermanos y su indumentaria es una túnica blanca con capuz negro y cincho de esparto. En cuanto a las imágenes que tienen son la Exaltación de la Santa Cruz y el Descendimiento de Jesús de la Cruz.

Esta cofradía sale en su propia Estación de Penitencia, así como en la Procesión de la Borriquita y en la Procesión del Santo Entierro de la Real Archicofradía de Nuestro Señor Jesús de los Pasos.

 Está claro que la Semana Santa de Olivenza es una de las fiestas religiosas de la provincia de Badajoz más espectaculares. Debido a esto, desde el Consistorio reivindican que necesitan que sea reconocida, por ello desde el año 2018 están promocionándola para que pueda ser declarada como Fiesta de Interés Turístico Regional

Fuentes: