Creencias y oraciones de la ciudad de Badajoz

Se tiene constancia de algunas rogativas de la ciudad de Badajoz desde 1599 hasta finales del siglo XVIII. Las rogativas son oraciones públicas referentes a Dios para conseguir remedio para una grave necesidad.

Las creencias en poderes divinos y las oraciones van de la mano, debido a sentimientos de culpa, bajo la experiencia de pecado colectiva. En estos tiempos se creía que los pecados cometidos eran el origen de los males que se padecían, por lo que la divinidad castigaba a la comunidad con catástrofes naturales y calamidades públicas. Las rogativas son entendidas como prácticas religiosas que muestran parte de los miedos y frustraciones de la sociedad para solucionar el mal común.

Para volver al estado natural de las “cosas” era necesario un arrepentimiento formal mediante ruegos y oraciones, de tal manera que las rogativas servían de penitencia pública y esperanza de solución.

La población de Badajoz en tiempos de catástrofes naturales o de subsistencia recurría a figuras sagradas como la Virgen de la Soledad, las reliquias de San Atón, la Virgen de Bótoa y el Cristo del Claustro. Considerados poderosos núcleos de gloria y de sortilegios frente a la fatalidad colectiva.

Los ciudadanos pacenses creían firmemente en el poder de tales imágenes en el plano local para solucionar, entre otros, los problemas de sequías que se sufría por la época, atribuyéndoles la capacidad de intervenir de manera favorable mediante la acción protectora de las necesidades de la comunidad.

Tras estas creencias particulares las funciones que cumplían las rogativas de los pacenses eran las siguientes:

  • En los casos de sequía se acudía a la virgen de la Soledad, patrona de Badajoz.
  • La virgen de Bótoa, co-patrona de la localidad. A ella se acudía en casos de auténtica calamidad pública; implorándose su protección.
  • Rogativas a la imagen de San Atón para la plaga de langostas.
  • La virgen de Bótoa, San José y el Cristo del Claustro, en este orden jerárquico, eran las imágenes a las que se imploraba el agua y su reproducción.
  • Para los tiempos de enfermedad de la peste se hacía alusión a San Roque y San Sebastián.
  • Rogativas ad petendam pluviam para la petición de lluvias.
  • rogativas ad petendam para acabar con las excesivas lluvias y los temporales.

La importancia y el predominio de las rogativas relacionadas con las etapas de sequías y las lluvias en la ciudad de Badajoz, así como la fijación que poseían los pacense por estas creencias, venían dadas por la existencia de un clima extremo y seco. Donde la población se dedicaba a la economía agropecuaria las personas trabajaban en el campo labrando, por lo que el bienestar social dependía totalmente de la climatología.

El tiempo desfavorable y las escasas lluvias, junto con las prolongadas épocas de sequía, convirtieron a las rogativas por lluvias en un fenómeno que fue frecuente hasta mediados del siglo XX.

Por otra parte, hay que tener en cuenta la unión de rituales y rogativas. Estas rogativas implican de manera intrínseca los actos y ritos ligados a ellas. Normalmente consistían en procesiones que se hacían dentro o fuera del templo con carácter de penitencia, acompañadas del rezo de letanías.

Las rogativas pueden analizarse como instrumentos de unión e integración social, pues el santo o la virgen en torno al que gira el ritual contribuyen a la creación de la identidad de una comunidad.

Actualmente, las rogativas de esta índole no existen como tal, se han ido extinguiendo con el paso del tiempo en todas las poblaciones, debido a los cambios de vida, factores socioculturales y a los avances de la ciencia y la tecnología, entre otros.

Fuentes: