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Indumentaria de Alburquerque

En la colección de cuadernos populares, editados por la Editora Regional de Extremadura, se habla, brevemente, de los trajes de Alburquerque.

En el nº3 se dice que Alburquerque cuenta con dos vestimentas; la de aldeana y la de gala o ganadera, con refajo plisado, de estameña, gargantillas de jaramago o pendentil, pendientes llamados de reloj y faltriquera de terciopelo. En el nº58 de la colección se añade, además, que es muy común, desde los Baldíos de Alburquerque hasta los Llanos de Olivenza, debido a la influencia portuguesa, que las mujeres se cubran sus hombros y cabezas con pañuelos portugueses.

Fotografía de los trajes típicos de Alburquerque (Imagen sacada de la revista Alminar nº15)

Sin embargo, cuando viajamos más atrás, en concreto a la revista Alminar, en su número 15 publicado en mayo de 1980, Eugenio López Cano hace un repaso por cuáles son los trajes de su pueblo. Encontramos que habla también de dos trajes; el de gala o ganadero y el de aldeano, igual que en la colección de cuadernos populares, pero es aquí donde se destacan las diferencias entre los trajes de mujer y de hombre:

Traje de gala o de ganadero

Mujer:

  • Cabeza: Un rodete a cada lado (trenza de tres ti ras de pelo) o rizos. Atrás, un moño «de picaporte» (trenza de ocho tiras), cogido con una cinta negra.
  • Pendientes: LIamados «de reloj» (tres o cuatro aros concéntricos, sueltos. y no redondos).
  • Gargantilla: De bolas y rematadas, a veces, con una cruz pequeña hecha con las mismas o de coral, o un «jaramago» (colgante con filigranas) o «pendantil» (a modo de medallón), sujeto al cuello con una cinta de terciopelo negro.
  • Pañuelo: Cruzado adelante y atado atrás. Clases: a) «Alfombrado» (de lana); b) de «mil colores» y c) de «al tomate» (de tela).
  • Camisa: Blanca. amarilla. etc., con puntilla en los puños, de distinto color. Si es negra. una puntilla blanca en la boca de la manga, unida con una tirita hasta el codo. La misma puntilla, en el cuello y en el macho de la pechera.
  • Faltriquero: De terciopelo negro y bordado en seda de colores o con pedrerías (más común el primero).
  • Mandil: Pequeño, de terciopelo negro y bordado alrededor con piedras y lentejuelas; o hasta la rodilla, con flecos.
  • Refajo: Plisado; por encima del tobillo; de estameña; predominando el rojo y el negro, con una cenefa de líneas más anchas: o con rayas verticales de colores variados, sin cenefa… De paño verde; con cenefa blanca, muy ancha; o roja o amarilla con cenefa negra. etc.
  • Medias: De hilo, con listas en rosa y negra o verde y negra.
  • Zapatos: De pana o terciopelo bordado; de tacón ancho o medio tacón, con hebillas o sin ellas.

Hombre:

  • Sombrero: Negro, de ala ancha algo caída, y copa alta, un poco hundida, adornada con una cinta ancha alrededor, también negra.
  • Camisa: Blanca. con cuello abierto, sin solapa, y con tirilla.
  • Chaleco: Negro, corto, de terciopelo o pana lisa, sin solapa, y con bolsillos del mismo color; bordado el delantero en rojo y verde, y abrochado con tres botones. También se utiliza la zamarra con piel de cordero.
  • Chaquetilla: Negra, corta, de terciopelo o pana lisa; solapa con cuello redondo y bolsillos de parche, también redondos. Acostumbra a llevarse sobre el hombro izquierdo a modo de percha.
  • Faja: Roja o azul celeste, con un extremo de la misma adornado con flecos cortos, colgando a lo largo de la pierna izquierda.
  • Pantalón: De terciopelo o pana lisa: sin bragueta y sin bolsillos; de media pierna; abierto a los lados y abrochado con botones grandes, blancos y dorados, y rematados los bajos con cordones negros y borlones caídos, y cuatro botones abajo en la parte de afuera.
  • Calcetas: Blancas, sin pie y sujetas a la planta del mismo por una tira (asomarán entre la bota, y el pantalón).
  • Botas: Llamadas «sevillanas» (hasta la rodilla): abrochadas en el lado exterior, con ojetes y cordones de material, cruzados. También se utilizan los zapatos con «leguis» (polainas).

Traje de aldeano

Mujer:

  • Cabeza: Moño caído, y cubierta la misma con un pañuelo, anudado arriba o atado por debajo de la nuca.
  • Pendientes: De aro, sin llegar a ser redondo. llamado «de sanguijuela».
  • Gargantilla: No suele llevarse.
  • Pañuelo: Se usa. a veces, también cruzado al pecho.
  • Blusa: A cuadros o de otro color, predominando el blanco, con mangas cortas o largas.
  • Corpiño: De raso negro con algunos bordados de pedrería, y abrochado delante con cordones cruzados.
  • Faltriquero: De terciopelo o pana lisa (sin bordar).
  • Delantal: Negro (sí el refajo es claro, o viceversa): más grande que el de ganadera. o incluso de la misma largura que el refajo; de raso o terciopelo, con puntilla negra alrededor, o sencillo.
  • Refajo: Fruncido; de tela roja, azul o parda, y con listas pequeñas abajo de color negra o marrón, o bordada en negro.
  • Medias: De listas, con colores variados.
  • Zapatos: De tacón ancho o zapatillas de cáñamo (en la puntera y talón) con cordones cruzados a lo largo de la pierna.

Hombre:

Reviste poca variedad respecto al de ganadero, excepto:

  • Debajo del sombrero lleva un pañuelo anudado a la nuca.
  • El chaleco es de paño negro, sin bordar, con bolsillos rajados y abrochado con cinco botones.
  • No lleva chaquetilla.
  • La faja es roja. y arrestada a la cintura.
  • El pantalón es sencillo y de paño negro.
  • Sin calcetas, y zapatos con «leguis» o zapatillas de cáñamo, igual a las de ganadera.

Fuentes:

Indumentaria de Olivenza

La indumentaria propia de un lugar es de gran interés ya que es un aspecto bastante importante para entender a cualquier comunidad según su cultura y tradición, así como sobre factores físicos, sociales, económicos, éticos e históricos.

Es un elemento vivo de la estética, de las necesidades materiales y de las formas de vida de cada época.

La indumentaria de Olivenza se caracteriza por su mezcla entre lo español y lo luso y, dentro de lo portugués, la propia mezcla de éste con lo gallego.

En cuanto a la indumentaria propia de esta localidad, ya en el siglo XVI, se hablaba de la fabricación de paños finos de lino y de lana (fieltros, sequería, paños gruesos y “mantas de terra”). Dos siglos después, cobran bastante importancia los telares, cardadoras y obreras de telar, ya que eran necesarios para la agricultura y la ganadería, base de sustento de la sociedad rural. Más tarde, en el siglo XIX, las labores del campo recobraron más auge y esto llevó a que hubiese intercambio comercial y con ello, el aumento de relaciones sociales por lo que las formas de vestir adquieren un papel fundamental.

En Olivenza, como en cualquier sitio, la ropa de las personas dependía de su estatus económico. Aun así, residían muchos artesanos, sastres y también modistas, por lo que los trajes, ya fueran más o menos exquisitos, estaban bien elaborados.

A continuación, se describe la indumentaria masculina para diferentes ocasiones:

  • Ropa de trabajo:

La vestimenta era sencilla, basada en ropa de lana de colores oscuros, aunque con el paso del tiempo se dejó de utilizar la lana para utilizar tejidos de pana.

Utilizaban sombreros amplios, normalmente de color negro, y llevaban camisas sujetas por un solo botón. También predominaban los chalecos de piel de conejo y las bulas de “riscado” (tejido estampado a cuadros o rayas).

Una herencia lusa con la que se cuenta en la indumentaria oliventina es el “capote” con alas hecho con paño grueso con cuello de piel de zorro, utilizado este también para la antigua zamarra y en los zahones de los pastores.

En cuanto al calzado, solían llevar zahones de lana y también de cuero; así como botas altas o de media caña.

  • Ropa de vestir:

Se usaba un pantalón estrecho y un chaleco abotonado con solapas y bordado (a finales del siglo XIX se van perdiendo estos detalles), ambos ribeteados en negro y de paño. Solían ser de color marrón, negro y gris, por lo que la camisa blanca destacaba, además de por el color también por ser anchas, aunque en el puño se estrechaban.

La cintura la llevaba cubierta por una faja negra, aunque para momentos festivos esta podía ser más fina y colorida. El uso de la faja, al enrollarse, pretendía no dejar ninguna parte fuera y de ella pendían uno flecos.

Para completar la vestimenta, utilizaba una corta chaqueta adornada con presillas de cordones y botones; así como unos zapatos o botas y sombreros de ala ancha o corta en paño fino de color negro, marrón o gris.

Chalecos de Olivenza. Fotografía de Cuadernos Populares nº58 (Editora Regional de Extremadura)

Chaleco bordado de Olivenza. Fotografía de Cuadernos Populares nº58 (Editora Regional Extremeña)

La indumentaria femenina también era diferente según la ocasión para la que se utilizase:

  • Ropa de trabajo:

Para las labores del campo, predominaban las faldas oscuras de lana gruesa y largas, acompañadas de medias gruesas a rayas y bastantes coloridas. Pero, para tener mayor libertad de movimiento y estar más resguardadas, solían entrelazarse las faldas hasta formar una especie de pantalón. Ésta práctica dejaron de hacerla cuando se incorporaron a la vestimenta femenina el uso de pantalones, al igual que en la de los hombres.

Además de esto, las mujeres llevaban un pañuelo de lana bastante gruesa con el que cubrían su torso en épocas de temperaturas bastantes bajas y también complementos como los manguitos de tela para la recogida de aceitunas y las matanzas, entre otras actividades.

Mujeres del grupo «La Badana» con trajes de faena. Fotografía de Raíces, el coleccionable del Diario HOY (1995)

  • Ropa de vestir:

La indumentaria de Elvas y otras poblaciones alentejanas fueron de gran inspiración para las mujeres oliventinas.  Solían vestir con faldas largas (aunque van acortándose con el tiempo), de paño, de colores vivos (verde, amarillo y rojo) y con franjas bordadas de lana o picados sobre la bastilla, quedando adornada con multitud de dibujos florales y geométricos. Cabe aclarar que también existía otra variedad de faldas que eran más finas y con estampados más delicados.

Para complementar a esas sayas, las acompañaban a veces con jubones de colores y estampados y otras veces con camisas de puntillas. En muchas ocasiones, también solían utilizar corpiños para resaltar estéticamente parte del tronco y, paradójicamente al mismo tiempo, disfrazar los senos de las miradas.

Como se puede ver, no eran prendas básicas, sino que contaban siempre con estampados y bordados que adornaban incluso los delantales, prenda bastante utilizada en colores blancos y pasteles (excepto para las galas, que se utilizaban en negro) y en la que predominaban las esquinas redondeadas y rematadas con volantes.

Como complemento solían llevar pañuelos de lana adornados con motivos florales, que cruzaban en el pecho uniéndolo detrás de la cintura y, como broche de la vestimenta, un chal y unos pendientes. Este último aderezo variaba según la condición civil de la mujer, ya que cuando estaba casada se ponía los que le regalaba el marido. Entre los pendientes caben destacar los de media luna en oro y plata y también las “arracadas”.

Pañuelo de busto de Olivenza. Fotografía de Cuadernos Populares nº58 (Editora Regional Extremeña)

No hay que olvidar el peinado ya que la mujer solía peinar sus cabellos hacia atrás o con una raya al medio, recogiendo la melena en un moño de rosca o de rosca trenzada y que, para realzarlo, adornaban con una peineta sencilla y baja. Sin embargo, también se utilizaba un moño en la parte alta de la cabeza, conocido como “carrapito”. En ocasiones, ambos tipos de peinados eran adornados por ramilletes de flores y para el recogimiento de las ceremonias, se usaba la mantilla.

En cuanto al estilo galaico-portugués, también influyente en la vestimenta oliventina, predominaba lo siguiente:

Indumentaria masculina

  • Ropa de trabajo:

Los hombres llevaban pantalón holgado de pana surcada, camisa o blusa blanca o gris, chaleco sin solapas, pañuelo de hierbas anudado al cuello o sujeto en la faja, sombrero de paja y, para el pastoreo, zahones y zamarra de piel de cordero o cabra en color marrón, con larga halda en la espaldera.

  • Ropa de vestir:

Caracterizada por trajes oscuros (negros, marrones o grises) compuestos por pantalones largos de estilo pitillo, una chaquetilla corta, una camisa blanca sobre la que se coloca un chaleco tipo “smoking” (en ocasiones bordados) y con sombreros de fieltro negro de copa redondeadas y alas vueltas.

Indumentaria femenina

  • Ropa de trabajo:

Combinaban la falda de paño con medias a rayas con camisa de percal, a pequeños cuadros, de listas finas o lisos en tonos pasteles. Con los mismos colores, una gran sobrefalda que quedaba levantada y enrollada en el delantero, al estilo manchego, dejando ver la falda de paño: y un pañuelo en la cabeza que cubría su cuello y se anudaban debajo de la nuca y sobre el que se ponía el sombrero de paja.

Traje de matancera de Olivenza. Fotografía de Cuadernos Populares nº58 (Editora Regional Extremeña).

  • Ropa de vestir:

Predominan trajes muy vistosos con colores muy vivos, normalmente rojos. La falda es del estilo “miñota”, tejida, dibujando bandas verticales, rematadas en los bajos por una banda horizontal roja, con vivo y aplicaciones florales en negro; camisa blanca de cuello cerrado con puntillas que cubren el cuello, abrochado con cintas rojas; pañuelo portugués rematado con macramé formando una gran red de las que cuelgan largos flecos; medias blanca y gran mandil negro.

Traje de gala de Olivenza. Fotografía de Cuadernos Populares nº58 (Editora Regional Extremeña)

Otra opción era utilizar sayas de paño de colores lisos (rojos, verdes, azules…), adornadas con una cenefa floral bordada en negro y las solían acompañar con una camisa blanca, un pañuelo de flores de colores en el busto o corpiño negro muy escotado y medias blancas un mandil blanco de labores caladas y bordadas con gran fruncido alrededor.

Traje de diario de Olivenza. Fotografía de Cuadernos Populares nº58 (Editora Regional Extremeña)

En ambos casos, en cuanto al peinado, predominan los moños de rosca adornados con flores rojas y, en algunas ocasiones, un pañuelo portugués anudado a la cabeza.

Hay que hacer una mención especial al Traje de Maya, compuesto por una falda blanca bordada en colores suaves y con delicados caldos, un pañuelo de busto tipo portugués de fondo blanco y una corona o diadema floral.

Indumentaria de la Maya. Fotografía de Cuadernos Populares nº58 (Editora Regional Extremeña)

 

Fuentes:

Indumentaria tradicional pacense

La indumentaria tradicional en Extremadura está estrechamente ligada a las costumbres, clases sociales, tipos de vida y usos de sus portadores. Junto con la influencia que ejercieron algunas regiones colindantes a la región extremeña.

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Romería de San Isidro de Badajoz

La romería de San Isidro en honor al patrón de los campos españoles fue promovida en Badajoz a mediados de los años cincuenta por la Hermandad de los Labradores y Ganaderos del término.

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